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lunes, 8 de febrero de 2010

Deuda #1: Haití

Después de un tiempo de estar ausente del blog, ya fuera por la ausencia de servicio de red en casa, o por exceso de trabajo mal pagado, vengo a vaciar unas cuantas ideas que han habitado mi mente los últimos días, y las cuales asumo literalmente como deudas de opinión. Inicio:

A todos nos sorprendió el terremoto en Haití, y esto les vino que ni pintado a las economías del mundo, pues ya necesitaban de algo más hacia dónde mover el dinero diferente a los pretextos para guerras o a las pruebas nucleares. Gran tragedia ésta: un país sumido en la pobreza, la ignorancia y el olvido, carne de cañón para las malas conciencias que ven oportunidad de delinquir o de aprovecharse de la necesidad ajena. "Tierra de nadie", como lo han llamado casi todos los noticieros. Sin otra ley que prevalezca sino la del más fuerte. Uno llega a pensar que el "milagro" de un niño sonriente saliendo de entre los escombros empieza a no tener sentido cuando la muerte de la que fue arrebatado prometía muchísimo más que la vida a la cual se le trae de regreso.

No pasaron muchos días para que ya se hablara de robo de infantes, trata de personas y propuestas de adopción para los más de 300 mil huérfanos que ya tenía el país antes de ocurrido el terremoto. Antes de esto, nadie había volteado a ver a Haití. Conozco personas que cuentan incluso no haber sabido que existía un país con este nombre hasta antes de lo acontecido...

Mucho qué pensar al respecto, mucho qué decir de las personalidades del espectáculo y la política internacional que se han sumado a la causa de un país casi primitivo con un semblante de compasión más que de verdadera preocupación... pero no los juzgo: es que no queda más opción que la caridad en casos tan horrendos como este de nuestro tiempo.

Qué pena que la gente se refiera a ellos como "pobres negritos", desde la posición de ser blancos, con cierto nivel de estudios y con algo que echarse a la boca tres veces al día, pero ya está, así es la cosa: he aquí las diferencias de este mundo en donde unos piden ayuda y otros quieren ayudar, no hay de otra, hay que hacerlo. Los niños de Haití no son los de Somalia, se encuentran en el continente americano, tal vez con idioma distinto al español, pero al fin cercanos y eso hace una gran diferencia. No pensábamos que tan cerca nuestro pudiéramos ver una tierra perdida con gente hambrienta de comida y de educación.

¿Qué hay del ejército norteamericano en el lugar y las declaraciones de los principales mandatarios comunistas del continente? ¿Es realmente una invasión lo que se esconde atrás de las supuestas buenas intenciones de ayuda? ¿Hay, en todo caso, alguna sobreanía que defender aún? Si es así, ¿a costa de qué? ¿Se hará cargo el gobierno de Obama de la colonización de ese lugar para reactivar su economía de manera importante? ¿Tiene alguna importancia el hecho de que el 90% de la población sea de color? ¿Qué futuro les depararía al término de este gobierno a los supersticiosos y destruidos sobrevivientes de Haití?

Comparada con la tragedia que vivimos en 1985 en mi país, lo que ha pasado en la isla antillana no tiene precedentes. Los expertos dicen que se tardarán al menos cinco años para reconstruir un país cuyo gobierno ha optado por la fuga, cuyas calles son una selva de asfalto en donde igual conviven mujeres embarazadas, huérfanos, ancianos y más de mil ex presidiarios que escaparon de una cárcel en ruinas. Incontables heridos muriendo por falta de alimento y medicación, familias que luchan por salir hacia otras tierras como refugiados, en fin, una debacle de la que habrá todavía mucho por decir en lo sucesivo, y para la cual ninguna ayuda será suficiente. Estamos ante un pueblo que al parecer ya no podía estar peor antes del sismo... pero la vida nos da sorpresas... y la naturaleza se cobra muy caro el peso de nuestros pies sobre su piel de piedra.


No olvidemos a estos seres humanos, que otras noticias no nublen esta tragedia, que no sea nota de costumbre el ver a los reporteros "arriesgando su vida en Puerto Príncipe" con tal de llenar un espacio informativo, que no sea suficiente un magno concierto internacional, que si lo único que está en nuestras manos es la caridad, hagamos eso. Yo sé que la economía de los ciudadanos de a pie a veces no nos da ni para eso, pero por si cuesta trabajo creerlo, ellos son humanos, no son animales. Tienen como todos nosotros, los de acá, de este lado, la capacidad de hacer un mundo bueno o malo desde las cenizas, sólo por esa posibilidad de demostrar una vez más lo que el aparente amo del planeta puede hacer, no hay que dejarlos solos: podrían sorprendernos como ya me sorprendieron a mí los miembros de una orquesta de música haitiana, tocando con mirada perdida en medio de la desesperanza, rescatando del polvo el arte para una vez más demostrar por qué es importante poseer un pulgar oponible a diferencia de otros primates.


http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=99$2801010000$4239065&f=20100203


http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=486041


¡Arriba, amigos haitianos! I:´(


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