Mostrando entradas con la etiqueta Televisión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Televisión. Mostrar todas las entradas

lunes, 31 de mayo de 2010

Ópera Prima, el 'reality show wannabe'

Y bueno, como ya se hizo costumbre, vengo aquí con mi tercera crónica sobre la gala. Y me agrada decir que el programa ya me ha atrapado: si bien, en mi primera crítica hablé con desconfianza sobre un proyecto que es del gobierno, que para colmo de todos mis males, lo relacionan con los festejos del Bicentenario, y que había fuertes rumores de que todo ya estaba arreglado de antemano; y si en mi segunda crítica despotriqué una vez más contra algunas personas y detalles que no me agradaron en lo absoluto, debo decir que mi opinión no ha cambiado del todo. Sin embargo en esta tercera gala parece que hay pocas cosas que puedo criticar.

No hablaré demasiado de los conductores de sangre pesada, pues al parecer Julio Patán defiende un estilo que tal vez pretenda hacerle honor a su apellido: pose de Alberto Peláez, pero no tan profesional, más bien desfachatado y juszgón, mientras Claudia Ramírez insiste en la sonrisa falsa, pero bueno, no me desgasto. Eso no lo van a cambiar, ya me ha quedado muy claro.


Tampoco hablaré mucho de los maestros, pero no me gusta que estén de jueces, ni que haya una opinión de personajes distintos cada vez.
Comprendo que no hayan tenido posibilidad de contratar un jurado fijo, conocedor, por el número de semanas que vaya a durar el programa, o que hayan querido "darle variedad y multiplicidad de opiniones" a los cantantes, porque ni siquiera es así. Comprendo el que pedagógicamente -la óptica desde donde miro el programa- sea de utilidad el no saber quién te criticará, para quién cantarás, sino cómo lo harás, pero en esto de hacer un Reality Show radicalmente diferente de los ya existentes, me surgen serias dudas sobre si realmente lo es.
Parece más un programa de concursos común mezclado con un documental bien realizado, tomando elementos de los realitys como la crítica de un jurado y una expulsión semanal, pero ahora en bola. Todo parece estar hecho para que la emisión dure muy poco. De entrada salieron seis personas, luego cuatro y luego dos. No sé si será por falta de presupuesto, por falta de organización, o por premura de tiempo. No sé si saldrá un solo ganador o más. Con eso de que se subtitula "Las Voces del Bicentenario", seguramente el ganador o los ganadores (en cuyo caso veo a Leticia Vargas y Alan Pingarrón como los más fuertes) vendrán a formar parte del festejo oficial del gobierno federal interpretando en algún proyecto canciones de principios de siglo. No sé nada, sólo especulo.


Ahora vayamos con las observaciones.



  • ¿Ven? Se los dije, agregar ingredientes teatrales a las presentaciones iba a hacer el show mucho más atractivo. Me encantó que, si bien no les pusieron vestuario específico, sí añadieron elementos escenográficos que ayudaron a ambientar lo que la ópera es. Sabemos que esto no es sólo la voz, aunque siempre se relacione el total del concepto con el estilo de canto operístico, pero ahora pudimos ver el histrionismo de los cantantes y un poquitín de su desenvolvimiento escénico.
  • Lo malo es que siguen calificando los mismos rubros y todos se refieren a la voz. Sólo la interpretación cabría un poco como elemento histriónico, pero es muy ambiguo y subjetivo. Habría que calificar también el dominio de la escena, que es importante, pues en este caso tuvieron que interactuar con un compañero, y ahí retorció la puerca el rabo como dice mi abuelita. Yo hubiera explusado a Linda Gutiérrez por su poco profesionalismo. Ese "soy casada" que usó como argumento para su incapacidad de besar a Ángel y hacer una escena apasionada fue de muy mal gusto. En casa dijimos literalmente "¡Pues vete a tu casa a cuidar a tu marido!, ¿qué haces aquí?" Fue el peor dueto de la noche y en cambio sacaron a (buaaa!!) Héctor Niño y Elisa Ávalos, quienes no tuvieron su mejor participación, pero que tenían muy buen potencial. Y ya desde el orden de participación, se veía que eran los menos favoritos de los maestros. Incluso ellos mismos lo dijeron: estaba clarísimo quienes eran "The Top Two y the Bottom Two". ¬¬

  • Por cierto que conforme pasa el tiempo, las despedidas son más emotivas, no tan frías como las del principio, inevitable sentir más feo entre más tiempo te quedes.

  • La clase magistral de Joan Dornemann me pareció maravillosa, sin más detalles, como maravilloso fue que los llevaran a escuchar buen jazz con el maestro Eugenio Toussaint, aunque no me gustó ese intento de improvisación jazzística-operística-ranchera que se aventó Ángel (o Mariano, no recuerdo... perdónenme pero sí se parecen xD) al final de la velada.

  • No me gustó que sólo estuvieran unos minutitos con Diego el Cigala antes de salir al escenario. Como no veo los programas de entre semana -digo, tengo una vida propia ;D- y sólo disfruto las galas, me habría gustado ver un palomazo de cante jondo con los participantes. No sé si hubo más interacción con él, pero lo poco que ví me pareció así: poco. Claro que el regalo de disfrutar su concierto con backstage passport incluido tal vez fue suficiente para ellos, pero como espectadora el programa me quedó a deber.

  • La convivencia entre las parejas fue de diez. A mí me encanta vivir en la fantasía de que todo el mundo se lleva de pelos, aún en la vida real, y esa sensación de que eso pasa en el ambiente de trabajo de Ópera Prima, me deja un muy buen sabor de boca. Alan Pingarrón cada vez me cae mejor, y Leticia Vargas cada vez me cae menos mal: tuve que estar de acuerdo con ella en que la voz de Lola es hermosísima. (Aclaro que no es nada personal contra la cantante, pues sé que esta humilde opinión llega hasta los directamente involucrados, sólo que no me gustó cierta actitud de diva que percibí en ella al principio.)

  • El que el programa sea grabado sigue sin gustarme, aunque les dio la oportunidad de agregar subtítulos a la opinión de Dornemann, por ejemplo. Y los subtítulos en las actuaciones fue una fantástica idea, además de las cortinillas para comerciales, que incluían un glosario de términos, hizo el programa mucho más didáctico... y bueno... yo sé que para quien sabe de ópera, estas cosas pueden parecer hasta chocantes, como chocante es que escojan obras de las más conocidas para darles a cantar a los muchachos, pero si tenemos en cuenta que el programa es un intento de acercamiento hacia las masas, la selección y el manejo de contenidos apenas está en su punto, así que no nos pongamos tan exigentes en ese aspecto. Insisto: el programa es muy didáctico, quiero creer que está dirigido precisamente a quienes no saben mucho del género y por ello las canciones deben ser fácilmente reconocibles o por lo menos de fácil apreciación. Eso ayuda a entrenar el oído de la gente acostumbrada a voces mucho más comerciales, y a entender que no cualquier grito de soprano es muestra de virtuosismo plausible.

En tiempos como este, hace falta dialogar con otras personas, mirar otro tipo de películas, acercarse a otro tipo de lecturas, ver otro tipo de programas de televisión, y aquí es donde Ópera Prima va teniendo más y más puntos a favor, aunque no podamos dejar de lado las cosas desagradables, mismas que espero por el bien de todos, que cada vez sean superadas por las cosas rescatables.


En fin, que las voces que quedan son privilegiadas, aunque sigo pensando que sacar a Linda en lugar de a Héctor era la opción, pero ni modo. De todas maneras, algo seguiremos sabiendo de los expulsados, eso espero, y como dije, este intento de reality show ya me ha atrapado, así que aquí estaré la otra semana para escupir mi opinión realista y apasionada. Hasta la próxima.


Comenten.


lunes, 24 de mayo de 2010

Ópera Prima: el beneficio de la duda

Hace una semana escribí sobre este reality show que Canal 22 ha traído a nosotros con el apellido Cultural. Fui sincera en mis críticas, como pienso seguirlo siendo ahora que quise ver la segunda gala que se ofreció la noche anterior. Así que sin más preámbulo empiezo ennumerando los puntos a su favor:


  • El cambio de escenografía fue muy acertado. Mucho más cómodo para los cantantes, que esperaban detrás de un telón sencillo pero elegante, en vez de estar exhibidos como niños de kinder que esperan su turno para pasar a hacer la gracia. El escenario italiano conviene mucho más que el circular en estos casos, y lo tocante a si el público está compuesto por trabajadores del canal o no, me parece intrascendente.


  • El vestuario también fue un acierto. No sé si hayan leído mi sugerencia del post pasado, o si no fui la única que comentó eso, pero verlos aparecer en su mayoría vestidos de negro, muy elegantes y discretos, fue agradable para la vista. De pronto pensé que la ropa que habían lucido anteriormente era directamente extraída de sus propios velices, pero como en los créditos aparece el Palacio de Hierro, por lo menos se esperaba ver lo que vimos anoche y no un desfile de moda casual de Suburbia. La imagen de los concursantes fue mucho más cuidada, respetando el glamour que rodea al mundo de la ópera sin que esto se viera demasiado pretencioso o exagerado.


  • Que Claudia Ramírez fuera dejada un poco de lado en la conducción era justo y necesario. El Patán que entró en su lugar (ahora recuerdo que se llama Julio y es escritor) tiene mucho más callo en los tele prompters y al menos, más espontaneidad y frescura que la otrora cara bonita de las telenovelas.


  • Agregar datos sobre qué comen los aspirantes y cuáles son sus gustos musicales, aligeró esa pesada lejanía que a veces suele nublar la apreciación de que los cantantes de ópera son seres humanos comunes, con una gran voz, pero humanos al fin y al cabo.


  • Las cenas ofrecidas a los concursantes son una verdadera delicia, hasta se antoja estar ahí. Creo que eso les ayuda verdaderamente a relacionarse más y adentrarse en el mundo de la música culta en México, así que al salir, buenas oportunidades de trabajo pueden surgirles, me parece fantástico que inviertan en la parte social del asunto, que es también importante.


  • Algo que no mencioné la vez pasada, pero que me sigue encantando, es la actitud de los expulsados cada vez que los entrevistan al finalizar el programa: sí, seguramente es un protocolo que están siguiendo, pero es maravilloso. No hay esa ardidez que manifiestan en otros programas, hay respeto, camaradería, y eso se agradece, así sea porque estén respetando una línea solamente, o porque en verdad lo sientan. Me parece muy agradable que se despidan con una sonrisa, aunque todos sepamos que salir expulsado no ha de ser nada bonito.


  • Que haya una explicación de las arias, estupendo. Para quien no conoce la historia, eso hacía falta desde un principio.


  • Alan Pingarrón no sólo es el favorito de una gran mayoría debido a su voz, también parece ser una persona agradable, no como muchos discapacitados que -con el debido respeto- sienten que todo lo merecen por faltarles algo. Hermoso el detalle de solidaridad de su compañero que lo ayudó a ensayar su nueva aria, muy bello el aprendizaje que de algún modo el público también está teniendo a través de los comentarios de sus maestros, que nos adentran poco a poco a una realidad que desconocemos. Aunque me pregunto, ¿no hay música escrita en Braille?


  • Y lo mejor de la noche fue Lázaro Azar Boldo. ¡Ma, qué cosa! Comentarios amplios, bien explicados, generosidad, crítica constructiva. ¡Por favor que ya no se vaya! ¡Que se quede ahí como crítico permanente, que les diga sus verdades a todos! Creo yo que ha sido el más congruente de los que han estado hasta ahora. La cantante Encarnación Vázquez también hizo muy buena crítica, pero sigue sin gustarme que sólo uno externe su opinión de cada participante, seguramente es por el tiempo, pero estoy acostumbrada a que la polémica surja de la confrontación de los jueces, lo cual le da tanto a quien se está preparando, como al espectador, un panorama un poco mayor para conocerse y conocerlos como cantantes.

Y bueno, creo que con esto estoy llegando a lo que definitivamente no me acaba de gustar del programa:

  • Claudia Ramírez, sí. A falta de argumentos extiende una tonta sonrisa. No me va, lo siento mucho.


  • Un comentario de Julio Patán no venía ni al caso. Aprobando o desaprobando los gustos de los participantes me empieza a caer pesado. Cuando presentó a Lola -si no me equivoco, la única mezzo que queda- leyó que le gustaba Silvio Rodríguez, y apuntó, tratando de parecer una persona de gustos exquisitos, que "ojalá corrigiera ese defecto pronto". Creo yo que si el programa está validado por la SEP, algo de educativo pretenderá tener, por lo tanto hacer juicios sobre los gustos bastante respetables de todos, no da pie a la sensación de pluralidad y democracia que desde siempre nos quieren vender desde esa institución. La cultura es muy amplia, no sólo es Puccini o María Callas. También está la trova, género musical que a algunos les da hueva porque surge de un estrato social oprimido, deprimido y con ganas de alas, pero que es tan valioso culturalmente como Chavela Vargas, que a mí no me gusta, pero a quien el conductor no puso peros. Ojalá no intentara caernos siempre bien y fuera más cuidadoso con su espontaneidad, que está bien, pero que salta en momentos como este.


  • Las arias completas. Es un tema que se ha empezado a externar desde las redes sociales y en el cual estoy parcialmente de acuerdo. Probablemente por tiempo haya que recortar la partitura y eso no está mal si no nos olvidamos de que es un rea-li-ty show, un concepto frivolón, una muestra breve de lo que alguien puede preparar en una semana. Sin embargo al menos sería prudente que nos dejaran ver al cantante desde que llega y se para a cantar. Nos lo enciman con la voz hablada, y al final sólo vemos un pedazo del pedazo de aria.


  • "No pierdas jamás la oportunidad de emocionar a la gente", palabras de Fernando de la Mora que en facebook son rescatadas como "Inmortal, sabia y emotiva frase". Punto número uno: ¿es mi imaginación o se contradice el hecho de sentir la música desde dentro, de posesionarse de la emoción del personaje y, por otro lado, tener la intención de emocionar a los otros? Creo yo que si uno se emociona, contagia, pero si uno intenta emocionar al otro, es más difícil lograrlo. El público no es un títere de nuestro talento, es gente que vibra o no con lo que nosotros estamos sintiendo. Y punto número dos: a mí Fernando de la Mora jamás me ha emocionado. Sí, es uno de los tenores mexicanos más reconocidos, tiene buena técnica, mucha experiencia, por eso es por muchos mal llamado "maestro", pero de no ser porque está a la mano y levantaba el rating, yo no lo hubiera invitado. La gente famosa en este país no es famosa sólo por talento, veámoslo fríamente. Ya quisiera tener yo la voz del señor, su presencia, oírlo cantar en vivo es una experiencia grata, pero emocionante, al menos para mí, no, de plano.


  • Gabriel Mijares, por otro lado, cayó de mi gracia. No sólo se notó la marcada preferencia que tenía hacia una de las chicas, Jenny, y la mala onda que le tiró en todo momento a Álvaro, ambos finalmente expulsados, sino que en su crítica hacia la susodicha, lejos de aportarle a ella, o aportarnos a nosotros elementos más importantes para la apreciación o para su crecimiento, se echó todo un discurso que justificaba el que la muchacha no lo hubiera hecho excelente. Tache huarache. Y no se vale decirle al muchacho "por mí, ya te hubiera sacado". No es que trate de inyectarle coraje, aunque éste, más inteligente y humilde, se lo tomó de esa manera; es que es mala onda y punto. Hay maestros así en todos lados, eso no es discutible, pero en televisión indigna ver que si no caes bien, te ponen pie al cuello. No me agradó en lo absoluto. Y luego, que le dijera a la niña esta "A partir de ahora no le hagas caso a nadie más que a mí en los próximos cuatro años" (sic)... ... por favor, díganme que era broma.

  • "La maestra Teresa y yo nos abstendermos de votar por aquellos con quienes hayamos tenido algún vínculo laboral" Gabriel Mijares. "Más claro ni el agua" Julio Patán. O sea, sí, pero ¿de quiénes estamos hablando? Digo, no sé de qué tipo de agua estés hablando, conductor. A lo mejor de la de Iztapalapa. Nombres. Transparencia real, por favor.

  • ¿Qué les dije? Leticia Vargas. Es una cantante con trayectoria, incluso en su video de audición, el cual se puede ver en el sitio web del programa, todo en ella es profesional. Es bonita, sí, canta bello, sí, incluso De la Mora comenta: "no se trata de quién lo haga mejor, sino de quién avanza más", como diciendo que no tenía qué criticar en la impecable técnica. La maestra Teresa habló de que se entendían en el mismo idioma, ¡vamos! que aún sin conocerla, para nadie es ajeno que esta mujer les lleva un buen tramo de ventaja a sus compañeros, así que no es justo por ningún lado: si gana, fraude. Si la sacan después de mantenerla mucho tiempo, frustración y engaño para ella, quien al parecer es la más grande en edad también. No hagan eso, en buen plan.


  • Por un momento pensé que se iba, y muy mala fue mi sorpresa cuando dejaron a dos mezzos fuera (he dicho antes que es mi tipo de voz favorita). Daniela, esa mujer alta y delgada, de porte arrogante no gustó. ¿Por qué? Esa arrogancia la hacía ver más grande, y la voz no era espantosa, al contrario, desde Habanera, fue de mis favoritas. Jenny finalmente se fue con la aprobación de su maestro Mijares, pero se fue. Tan joven ella, tan buena voz. ¡Karen se hubiera ido desde hace ocho días! ¡Pero qué pasó aquí! "Te dejo una semanita más y te largas" Si desde el principio se vió que no daba el ancho. "Lástima, Margarita". Y la gestualidad de Álvaro era de resaltarse. No sólo tiene buena voz, esa presencia especial que le da mover el rostro como marioneta mientras canta, nos daba cuenta de una personalidad bien definida en escena. Merecía quedarse, merecía que lo oyéramos más, es lo que pienso.

En general, creo que el programa tiene todavía mucho que dar. Estaría interesante que le siguieran con la misma aria esta semana, la perfeccionaran y ahora nos la presentaran ¡¡con vestuario!!. Si la ópera es un conjunto escénico, más que una emisión perfecta de voz, el disfraz ayuda a posesionarse del personaje, y explorar esa parte sería llamativo e interesante. A ver qué se les ocurre entonces.

Por lo pronto no prometo una crónica por gala, aunque es muy probable que siga teniendo ganas de hablar al respecto. Fue muy grato ver a Jorge Volpi en el público tarareando algún aria y conviviendo con los estudiantes en la cena. Al ojo del amo, engorda el caballo, y ante el señor, me quito el sombrero. Ojalá todo vaya a mejor en las próximas galas.

Espero sus comentarios. ;)

martes, 18 de mayo de 2010

Un Reality Show, ¿Cultural?

Bueno, creo yo que sobra el adjetivo, cuando a fin de cuentas Ópera Prima, de Canal 22 es lo mismo: un programa de realidad manipulada en el que varios concursantes acuden con el sueño de aprender y convertirse en alguien famoso. Un programa donde serán entrenados, exhibidos y juzgados como en todos los proyectos de este tipo. Eso es un reality show, no es otra cosa.


Forma parte de nuestra cultura ya, ¿no es cierto? Entonces, ¿qué caso tiene hacer énfasis en "cultural"? Claro, como es un programa que se jacta de traer cantantes "de verdad", en comparación de las largamente padecidas "Academias" de TV Azteca y sus variantes, y como el bel canto se relaciona siempre con este nivel de cultura inalcanzable, elitista, sólo accesible para unos cuantos letrados, era lógico que la publicidad utilizara este plus en el título del programa.


Pero bueno, analicemos. ¿Usted lo vio? Si no es así, déjeme decirle que se perdió de algo por demás interesante. Una producción en donde comparten créditos ni más ni menos que la Secretaría de Educación Pública, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y el Instituto Nacional de Bellas Artes, ahí nomás.


Yo no tuve oportunidad de apreciar el primer capítulo, en donde me refieren que hubo una muestra de los aspirantes (hasta donde sé, sólo se recibieron poco más de setecientas video-audiciones), y en donde se argumentó someramente por qué no eran aceptados, o se hizo un intento de transparencia en el proceso de selección. Al menos eso parecía ser. Si, por el contrario, es como comentan, una vil tomadura de pelo, lamento entonces que una vez más se engañe al público a través de la tele, no deberíamos acostumbrarnos, aunque lo malo es que no siempre nos damos cuenta.


Pero vayamos a la parte sustancial de todo: las voces, que... ... ¡bueno!, ¡es que de verdad no puedo dejar de distraerme nuevamente y mencionar otro detallito en las palabras!: "Las Voces del Bicentenario". ¡Háganme el favor! Pero ya, ya... ya sabemos que es televisión pública, del gobierno, y si para incluir al proyecto en el presupuesto anual había que amarrarlo con los magnos festejos que se preparan para este año, ándenle pues, les perdonamos que se llame así, pero es excesivo. Quedémonos con las voces, las personas que están detrás de esas voces.


Veintidós concursantes fueron seleccionados de entre todo el material recibido. El número es obvio, significativo y tal vez hasta cabalístico: el número del canal donde se transmite. Una semana estuvieron los cantantes preparándose para la primera gala, que de gala no tuvo mucho, puesto que el arreglo personal de los participantes dejaba mucho que desear. Sin embargo ese es un detalle que podemos dejar pasar si nos concentramos en que lo verdaderamente importante era apreciar las voces educadas, la interpretación, la gestualidad y -para quien sabe más de esto- la musicalidad de cada uno y el uso adecuado de la técnica vocal.


Del total de participantes, seis fueron expulsados esa misma noche, y he aquí que puedo apreciar algunas actitudes sospechosas que procedo a ennumerar a continuación:


*La gran mayoría fueron mujeres, lo cual no es de extrañar, pues somos mayoría poblacional, y sobre todo mayoría en las artes y la educación (la comunidad pedagógica conoce muy bien de estos asuntos); pero el punto es que de los hombres, quedaron siete de siete, a menos que me falle la memoria. Sí, todos tenían buenas voces, pero se me hizo una estrategia para equilibrar el grupo en cuanto a género.

*La inmensa mayoría de las chicas, son sopranos. ¡Con lo bella que suena una voz de mezzo -yo soy mezzo, es mi favorita -! Y me eliminaron a una de ellas, Andrea Trueba que para su edad, y en mi humilde opinión, lo hacía muy bien. Pero bueno, habla mi subjetividad, irremediablemente.

*Dos de los concursantes tienen una discapacidad: Betsabé Brito, una joven con problemas de desarrollo en los brazos y Alan Pingarrón, un invidente que a todos estremece porque claro, su ceguera le ha hecho desarrollar un maravilloso oído y una intensidad en el uso del diafragma que hace vibrar a cualquiera. En el canal de YouTube del programa, ya hay quien lo nombra el Pavarotti Mexicano. Joven el muchacho, selección de aria adecuada, quiero ver qué ofrece más adelante, ya que la otra chica quedó fuera. Bravo: el programa no está movido por la lástima...hasta el momento, pues Brenda García tiene rasgos indígenas. Se quedó. Canta bien.

*Tampoco me gustó que quedara una mujer -cuyo nombre no recuerdo- que cantó "Por tí volaré", a mi juicio, de manera espantosa. No sé si es porque le están dando el beneficio de la duda o qué, pero en primer lugar, mientras todos escogieron arias de obras consagradas, ella escogió una canción popular ¡y todavía lo hizo mal! Me pareció injusto que se quedara, ni siquiera escogió la versión en inglés, digo, para que se viera el esfuerzo de cantar en otro idioma como casi todos los hicieron -Gabriel Niño (¡¡niiño!! ;P) cantó en español, pero fue un aria-. No sé si es otra estrategia para equilibrar música culta con música popular, pero bueno... ya veremos.

*No me hagan mucho caso, pero creo que una tal Leticia Vargas puede ser la consentida de los jueces, no lo sé bien. Tal vez sea mi mala leche, pero así soy yo, y parece haber entrado con palancas. Créanme la mitad.


Y bueno, la conducción de Claudia Ramírez no es lo más acertado. ¡Es falsísima! Esa sonrisa se la compraban los jóvenes calenturientos en los noventas, pero ahora, que espero seamos un público más colmilludo, no se la cree ni ella misma.


Me gustó, finalmente, que les ofrecieran una cena a todos, invitando a Genaro Sulvarán, barítono, y a Natalia Lafourcade para compartir su música y sus experiencias. Si quieren conciliar lo pop con lo culto, está padrísimo que se haga de esa manera, porque además, la niña Lafourcade canta precioso el bossa nova, y es tan talentosa como todos los que están ahí, sólo que en otro género. Creo que eso fue de lo mejor.


También me gustan las cortinillas y el arte en general en la edición del programa, todo elegante, nostálgico y moderno a la vez. El sonido anduvo fallando y lo mejor es que las galas sean en vivo, no grabadas, tache a eso. Me gustó la sorpresa de cumpleaños que le prepararon a Pamela Rosales, ya que momentos como ese son los que le dan el saborcito a reality show que tanto gusta. Irónicamente la expulsaron del concurso en la primera gala...¬¬


¿Qué espero de él? Buenos shows, variación en la música (no creo que canten la misma pieza siempre), e incluso más variado en el vestuario: atractivo visualmente en cuanto al arreglo de todos, digo, puede verse bien alguien con un atuendo minimalista, si quieren todos del mismo color, pero no todos de chile, dulce y manteca como en la última gala. También espero información interesante y bien manejada sobre el mundo de la ópera, respeto a los concursantes y sobre todo, respeto a la inteligencia del público.


En fin, que el programa es entretenido, desata polémica, lo cual es la sal y la pimienta de todo concurso de realidad virtual, y por lo menos es lo mejorcito que hay a esa hora el domingo por televisión abierta. Ustedes, ¿qué opinan? Coméntenme!!


NOTA: Mi agradecimiento a Javier Ghiaurov por la oportunidad del debate

jueves, 7 de enero de 2010

Calderón, Arce y otras bellezas

Últimamente me la he pasado haciendo trabajo de escritorio en casa, mismo que me permite estar al tanto de la red y de las cosas que empiezan a tener eco en las redes sociales, y como desde hace tiempo he estado queriendo hablar de ello, creo que ha llegado el momento.

El día de ayer nuestro presidente envió un mensaje a la nación con motivo del año nuevo, y claro, como era de esperarse, el mismo debería estar cargado de esperanza y optimismo para que la gente que le cree todo a la tele, y que lamentablemente es una buena parte de la población, se estuviera tranquila y siguiera pensando que si el efe lo dice, por algo habrá de ser.


Escuchar a Felipe Calderón con su acento mezcla de político tradicional y sacerdote de pueblo, no sólo fue un insulto para mis oídos, sino que un descarado escupitajo en el rostro: me remonté a la primaria, con los ojos bien blanquitos y el alma buena, pequeñita, con mochila en la espalda y vestida de blanco el lunes para la ceremonia, escuchando a la nefasta de mi directora hablando hipócritamente de los héroes que nos dieron patria, creyéndomela todita y soñando con algún día alcanzar la altura moral de alguno de ellos.

Sin embargo ya no soy esa niña: tengo los ojos amarillentos por la sobreexposición al estudio y al sufrimiento, el alma buena desgarrada y en reconstrucción permanente, mujer adulta, con mi propia historia en la espalda y vestida de negro porque así me gusta. Ahora escucho hablar del hiper-mentado Bicentenario, esa celebración contra la cual tengo una afrenta personal, esa celebración que le roba tiempo y recursos a lo verdaderamente importante, esa celebración de la cual no quiero formar parte y de la cual no me puedo salvar del todo.


Sé que me he propuesto este año nuevo defender lo que quiero hacer de mi vida contra viento y marea, y que si el año pasado parecía quijotesco tener pensamientos positivos ante tanta adversidad, en este año la aventura es poco más que kamikaze, pues la situación del país está en pleno retroceso, el futuro se vislumbra en medio de paraísos fiscales y de especulación de la bolsa, más pobreza, más violencia, más planes sin escrúpulos para cuidar que la riqueza siga quedando en manos de los mismos de siempre, mientras que el resto somos meros espectadores de un montaje macabro.


¿De algo habrá servido el "Maratón Guadalupe Reyes"? Si usted lo acostumbra y se avienta la borrachera y el despilfarro desde el 12 de Diciembre hasta el 6 de enero, ¿ya está listo para enfrentar una cruda...? ¿Una muy cruda, crudísima realidad? Puede que no, por eso hay que irse de mezclilla al trabajo todos los viernes, y no dejar la sanísima costumbre del "viernes social" con los amigos de parranda, la chela del fin de semana o el pisto del mediodía, ¿o no?


El Zeitgeist* de nuestro tiempo está repleto de frivolidad, acelere y evasión. Cuenta de ello la dan los dos ritmos de moda entre las clases sociales más populares: el reggaetón y el duranguense: si todo ritmo de baile tiene que ver con las pulsiones del cuerpo, y concretamente con la pulsión sexual, este par resume la furia y la prisa con que los individuos quieren acercarse sexualmente entre ellos: ¡tacatatán!, movimiento frenético, sudor, exhibicionismo, ausencia de vínculo emocional, hedonismo puro. Y si entramos al detalle de las letras, habría motivo de discusión de otro post completo, el cual de antemano prometo.


Tampoco quiero decir que los tiempos del danzón eran mejores, pues la insatisfacción sexual de los individuos no tiene que ver con qué tan recatados y prudentes o aventados y locos sean los bailes de la época, sino con esa ausencia de vínculo afectivo que cada vez existe menos entre la gente no sólo para irse a la cama, sino para todo tipo de relación humana: de amistad, de trabajo, incluso de sangre.


El caso es que estamos culturalmente enfermos, contaminados, nos ha atacado un extraño virus más difícil de estudiar que el mismísimo AH1N1 que tanto dio de qué hablar en tiempos recientes. Son unos pocos los que valoran más el dinero que la vida, por eso es que los secuestros en todas sus modalidades son el negocio de moda. Nuestras calles ya claman por ver sangre en la portada de un periódico y tetas en la foto de al lado.


¿Quién nos llevó a agotar como chacales los diarios de nota roja y las revistas pornográficas de la más baja calidad? ¿Es que el pueblo pidió todo esto siempre y generosamente nos fue otorgado, o es que en realidad fue estratégicamente creada esa necesidad de sangre y semen mezclados en un mismo coctel? Somos todo lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos y lo que creemos, somos lo que consumimos y lo que nos acostumbramos a demandar así no sepamos qué consecuencias trae eso. De ahí que el caso Esteban Arce sea un ejemplo importante en estos momentos:


El tipo en cuestión es un señor de esos que se quieren sentir jóvenes buena onda toda su vida, pero que en el fondo están más frustrados y amargados que nada. Yo lo escuchaba en mi época de secundaria en WFM, cuando junto a Jorge, El Burro Van Rankin conducía un irreverente programa. Después saltaron a Tele Hit con su programa El Calabozo, que era divertido por lo novedosa que de alguna forma resultaba su irreverencia... bueno, yo tenía poca edad y menos actitud crítica entonces, por eso me divertía. Ahora es titular de un programa que es mezcla de noticiario y revista, El Matutino Express, en donde poco a poco ha ido cobrando una fuerza de audiencia impresionante.


El asunto es que recientemente se habla de un programa que salió en diciembre del año pasado, en donde se la pasó cuestionando si la homosexualidad era "normal", súper metido en la necia de que no lo era, de que es una perversión, así, igual de cerrado que Serrano Limón en sus mejores tiempos. Por supuesto que entre la comunidad LGBT tuvo un impacto tremendo, y también entre aquellos que no pertenecemos a ella, pero que igual defendemos el derecho a tener la preferencia sexual que a uno le plazca.


Luego, por si fuera poco, en otra emisión se atrevió a hablar mal de José Saramago -por mucho, uno de mis escritores favoritos, con una visión y un talento que ya quisieran tener muchos-. El tal Esteban no lo bajó de "comunista recalcitrante", demeritando su obra y los premios recibidos como si él tuviera toda la verdad en la boca, y atacando desde su tribuna a "la izquierda de todo el mundo" como lo peor que le pudo pasar a la humanidad, diciéndonos hasta "lo que hay que leer"...


¡¡¡Bueno, pero es que entre éste y Calderón nos quieren ver como una bola de niños vestidos de blanco en ceremonia de lunes!!! ¡¡¡Gargantúa y Pantagruel, para todos ustedes!!!


Luego, en una crítica un tanto...mmm...apasionada a mi parecer, el estudioso de la televisión Álvaro Cueva, "defiende a Esteban Arce por ser homofóbico", diciendo que es un escándalo planeado, que todos nosotros somos unos exagerados por criticarlo a él y no al Cardenal Norberto, quien desde su posición política-religiosa, ha atacado sin miramientos la nueva ley que permite el matrimonio gay en México. Cueva dice que no hay que ser, que Arce es "es una criatura vulnerable con otro tipo de antecedentes, es alguien ideal para esta clase de escándalos". Puede ser, yo respeto la opinión del señor Álvaro, pero si es muy difícil tirarles a las escopetas, lo es mucho más tirarle a un tanque de guerra.


Empezar a denunciar por medio de la red, que empieza a ser el único recurso en el que se puede ser crítico y libre en muchos aspectos, es una oportunidad que debemos aprovechar para que cualquiera que piense que puede insultar a quien se le dé la gana sólo porque tiene el poder de un medio masivo, se lo piense dos veces, así que si esta vez le tocó a Esteban Arce, pues que asuma las consecuencias de no cuidar su grandísima bocota, y cual Reina de Corazones de Carroll, ¡que le corten la cabeza!... al menos del programa.

-¡¡Qué hermoso país seríamos si cada quien se hiciera responsable de lo que dice y de lo que puede provocar en los otros!! Habría muchos menos corazones rotos, me queda claro...o al menos sanaríamos mucho más pronto...-

Y bueno, que no se trata de darle fama al baboso este, ni de un escandalito de esos que se olvidan con el tiempo, no. En la televisión están sucediendo cosas muy graves, y si nadie abre los ojos y dice: "aquí ya se pasaron de la raya", vamos a seguir teniendo la basura de programas que vemos todos los días.


Y perdóneme, señor Cueva, pero en su programa del 28 de noviembre usted mismo denunció a los programas que hacen burla de las minorías, yo le aplaudí su valor y en unos minutos supe que había sido víctima de la delincuencia. Esa cadena de sucesos me aterró de entrada, soñé feo, ya para qué le cuento... pero me hizo pensar mucho en qué tan valientes debemos ser, qué tan unidos debemos estar tanto "los más respetados comunicadores de nuestra nación", como los que nada más tenemos un bloguito ahí...


Hay que decir las cosas, ya sea que quienes opinamos diferente a la mayoría tengamos un "tercer ojo" o no, que quienes estemos a favor de la libertad de expresión siempre y cuando se haga con argumentos inteligentes, seamos amargados o no: hay que decirlo.


El supuesto humor que se maneja en este programa y en tantos otros de las dos grandes televisoras del país, es el que nos pone una verdadera cortina de humo para que sigamos riéndonos de nuestros propios problemas, de nuestras propias carencias, pensando que todo está bien como está, que lo que está mal no está en nuestras manos, y que la risa es la única forma de sobrevivir ante el holocausto al que nos están orillando nuestros gobernantes.

Yo no digo que haya que perder el sentido del humor, pero insisto una vez más: ¿dónde vemos eso que nos hace reír? ¿de dónde viene eso que se ve tan bonito? ¿qué pretención hay detrás de tanto trabajo y gasto de producción?

Entre programas como El Matutino Express, TV de Noche y otros tantos, aunados a la magna celebración del dichoso Bicentenario, estamos hasta el fondo del hoyo, pero no conformes, aún le escarbamos más.




*Clima intelectual y cultural de una era

lunes, 28 de septiembre de 2009

Mara de todos los Comediantes

Recuerdo a mi amigo El Sabuán retorciéndose de la risa cuando en aquéllos tiempos de prepa aparecía una tal Mara Escalante haciendo el papel de Doña Lucha. Yo, la verdad, no entendía mucho de qué se reía si el personaje en cuestión no era sino el vivo retrato de tantas señoras fastidiosas que tanto él como yo conocíamos... menuda falta de conciencia: pues por eso mismo era.

Con el paso del tiempo dejé de ver a mi amigo y cada vez que esta mujer aparecía en la tele, me recordaba la cara de angustia del Sabuán resistiendo las lágrimas para no estallar de risa, sin embargo a mí me seguía pareciendo limitada. Y es que aparecer en el show de Los Comediantes no es algo que garantice un humor inteligente, por lo que a todos los que pasaban por ese programa, los medía con la misma vara.

Pero llegó el día en que un programa tuvo a bien reunir a una buena parte de los talentos mexicanos que encuentran en la comedia el medio idóneo para expresarse y comunicar: "Hazme reír y serás millonario".

Por supuesto que el tal programa no estuvo exento de momentos poco afortunados, como la inclusión de Angélica Vale y Marco Antonio Regil como conductores, o la selección de los jueces que contó entre sus filas a Consuelo Duval como "autoridad de la comedia", o algunos participantes como Eduardo Manzano y Galilea Montijo, que en lugar de reír, daban pena ajena: no todo es buena imagen o respetada trayectoria, me queda claro.

Sin embargo, otros más me sorprendieron favorablemente como La Garra y Facundo, cuya irreverencia es necesaria en estos tiempos, así no sea fácil encontrarle un espacio adecuado para su cómoda expresión. Omar Chaparro me hizo ponerme de pie para aplaudirle el profesionalismo y el cariño que a leguas se nota, le tiene a la comedia. Fue uno de los que más me sorprendió porque me hacía reír al mismo tiempo que me conmovía enormemente, al igual que su compañera de equipo, la modelo Cecilia Galiano. Pude ver que cuando se quieren hacer las cosas bien, se hacen, pues independientemente de no ser actriz profesional, la Galiano alcanzó momentos sublimes de actuación y honestidad, sobre todo eso: se agradece infinitamente que alguien tenga a bien darnos una parte de su alma en las actuaciones que entrega.

Y bueno, pues definitivamente Mara Escalante me hizo tragarme mis palabras: Dona Lucha es genial, y aunque reconozco en ella ciertas deficiencias actorales como la ausencia de gestualidad, creo que es una de las comediantes más creíbles y respetables que tenemos actualmente (nadie es perfecto). Los diálogos escritos por José Luis Guarneros, quien a lo largo de la emisión se ganó el apodo de "El Macaco", simplemente maravillosos, y qué decir del galán Ariel Miramontes, ¡estrellaza! Un manejo en la voz impresionante, un carisma avasallador y un talento actoral que me emociona.

Ya si su triunfo en el reality estuvo planeado o si no, es algo que no me interesa mucho: total, ya sabemos cómo se manejan esas cosas, cada vez más descaradamente en el bajo mundo del show bussiness, pero el chiste es que "María de Todos los Ángeles", el programa que ya habían grabado, según sé, desde dos años atrás (porque Evelio con V chica todavía estaba vivo), pudo por fin salir al aire y hacer las delicias de mis domingos con sus capítulos.

Este programa y su elenco hacen mis tardes relajadas y divertidas: Doña Lucha es otra onda, mala leche y egoísta como muchas madres mexicanas que, refugiadas en el poder que les da la beatificada maternidad en este país, hacen y deshacen "por el bien de los hijos". Si bien las señoras que en la vida real son así, me parecen francamente insufribles, la Doña Lucha esta, es simplemente fenomenal: toda la pinta de una de ellas, y el vocabulario es tan exacto, que me tiene en la risa boba completa durante todo el programa.

Albertano es de una ternura infinita, el acento ñero súper bien trabajado, al igual que la caracterización y la actitud, así como su relación amorosa-platónica-tensa con María de Todos los Ángeles, personaje que también interpreta Mara Escalante, y que es la típica solterona que empieza a sentirse quedada y comienza a bajar todos los santos para encontrar el amor.

Romántica e idealista como ella sola, inocente pero coquetona. Uno se identifica con ella si es que a sus treinta y tantos no ha encontrado al valiente que se quiera enamorar de una.

Los demás personajes dan un perfecto soporte a la trama: la hermana buenona de Albertano es en realidad una actriz y bailarina profesional que hace alarde no sólo de su evidente atractivo físico, resaltado con ropa entallada y sexy, sino de sus atributos histriónicos que le dan mucha fuerza al personaje. El fallecido Evelio con V chica es y seguirá siendo entrañable. El abuelito de María y el hermanito menor de Albertano (un escuincle pre-cio-so apodado "El Chino") son fenomenales, así como la mejor amiga de María, Betzabé, que es una 'damita'.

La historia es redonda y los diálogos son sólidos... ¡infinitamente superiores a los de Eugenio Derbez, por ejemplo!, cuya genialidad fue decayendo conforme su fama y poder en Televisa se iban acrecentando -en verdad que vender tu alma al diablo tiene sus inevitables consecuencias-.

La nacada que maneja María de Todos los Ángeles hace palidecer por mucho a las horrendas Nacasia y Nacaranda de La Hora Pico, e inclusive el gracioso Vítor, interpretado por el actor Adrián Uribe, no tiene nada que hacer al lado de Albertano.


Los personajes de Mara Escalante y su equipo son cien por ciento transparentes, y lo más importante: dignifican al naco en lugar de denigrarlo. Eso es la ley. Por eso respeto tanto a este programa y a sus creadores.

Ayer terminó la primera temporada, y aunque estaba tentada a escribir al respecto desde hace mucho tiempo, preferí esperar a ver si en algún momento me decepcionaba, pero ese momento no llegó. Ahora estoy con ganas de ver más, de saber qué sigue en la serie y de seguir disfrutando un trabajo tan bien pensado, tan bien realizado, y tan hecho con el alma.


Mis humildes felicitaciones a esta "actriz de los ojos soñadores" como la bautizara Ortiz de Pinedo, y a todos los que en su momento creyeron que ya se merecía un espacio como este que a pulso se ha ganado.

Hace unas semanas volví a ver a mi amigo el Sabuán y le pregunté como no queriendo la cosa:
-¡Por cierto! ¿Alguna vez has visto "María de Todos los Ángeles"?- Sonriendo y bebiendo un sorbo a su café descafeinado dio cuenta de mi certeza. Hombre ocupadísimo, trabajador y alejado de los espectáculos baratos, su respuesta no pudo ser otra mejor.
-Sabuana: ¡¡No me la pierdo!!
*

sábado, 30 de mayo de 2009

Lo mejor de TV Azteca

Lo que la televisora del Ajusco ha llamado Barra de Opinión de Azteca 13 es, por mucho, superior a la de Televisa, abarcando nueve programas de los que, debo decirlo, no todos son recomendables.

Para empezar, Ricardo Rocha ha sido un excelente conductor de toda la vida. Aún recuerdo los programas que, sin importar mi edad, solía mirar sin entender la mitad de nada, como Para gente grande y En vivo, allá por los noventas. Pero ahora que conduce Animal Nocturno y gracias al vicio de la red, no he tenido la oportunidad de verlo en compañía de los excelentes invitados que ha atinado en invitar. Sin embargo las pocas veces que lo he visto, lo he disfrutado muchísimo, y no por nada ya cumplió varios años al aire. La temática es muy adulta, muy seria, pero bastante agradable por la calidad de la mayoría de los invitados, mismos que no podemos ver en cualquier programa de entretenimiento. Lástima que se cuelen algunos invitados que la televisora desea promocionar, pero eso ya no es nuevo y estoicamente nos lo aguantamos. Por su parte, Patricia Llaca es muy culta, y ha ido creciendo desde el primer programa hasta la fecha. Se le ve muy segura y hace una química perfecta con el señor Rocha, así que si no lo han visto, échenle un ojito a este show cuyo nombre es resultado de una rompedera de cabeza tremenda de alguien que seguramente asoció el nombre del conductor, con el disco de otro Ricardo (Arjona) para obtener un título obvio para un programa en la noche...pero en fin, si no somos tan detallistas, no hay algo más que criticarle.

Robados o comprados del Canal Once y su Primer Plano, el programa Entre-3, conducido por Federico Reyes Heroles, Jesús Silva-Herzog Márquez y -mi novio- Carlos Elizondo Mayer-Serra, es un magnífico espacio para escuchar debatir a tres hombres muy inteligentes sobre los temas que tendrían que ser de interés general. Lamentablemente el horario es una burla: lunes a la media noche.

El ver programas que hacen pensar a la gente parece ser privilegio de unos cluantos desvelados, ya que quienes trabajamos o estudiamos y debemos dormir bien para rendir más o menos, cerrramos nuestros ojitos a veces minutos antes de que empiece el mentado programa. Lo mismo pasa con Reporte 13, conducido por Ricardo Rocha, en donde entrevista a grandes personalidades y cuyos anuncios comerciales llegamos a ver por pura casualidad. La Entrevista con Sarmiento está en ese misma situación, dos veces por semana pero muy noche. La gente que está cansada se duerme al oír la charla, son programas no aptos para quienes llegamos pidiendo cama en cuanto sale la luna.

Y para qué seguimos... Shalalá, conducido por dos damas, pasa a la misma hora y está ammbientado de día, ideal para que pasara por la mañana... pero no, porque de seguro las amas de casa prefieren ver a Ana María Alvarado hablando de chismes, que a Sabina Berman teniendo una plática interesante.

Confieso nunca haber visto En Contexto, ni Vía Libre, porque además de que pasan tarde, no han captado mi interés. Pero Frente a Frente y A quien corresponda, son chafísimos, aunque el Juguetón tiene su mérito, pero me parecen muy populacheros. Y hasta aquí con la barra de opinión.

Los unitarios son mejores, como Historias Engarzadas y La Historia detrás del Mito, ya que son muy entretenidos y más o menos serios. Lo que callamos las mujeres a veces parece que ya ha agotado todos los temas, pero se las ha ingeniado para permanecer al aire y pese a que tiene episodios muy tendenciosos y mal hechos, la mayoría de las veces presenta casos bien estudiados y bien interpretados por su cuerpo de actores base. Todavía es recomendable para la hora de la comida.

La gente joven no tiene escapatoria: están Top Ten, una fórmula probadísima y muy amable; Los 25+, una mejor forma de analizar la cultura del espectáculo, Hit M3 , en donde la pesadísima de Shanik Aspe hace el contraste necesario con Romina y Christian, los carismáticos conductores. Y por si fuera poco está el mal intencionado Caiga quien caiga, toda una cátedra de manipulación de la información, y que a diferencia del peor intencionado Famosos en Jaque, sí es divertido y no suena tan agresivo y ardido como el que conduce la -horrible- Móni caCa stañeda.

Todo esto en fin de semana, para quien no pierde oportunidad de quedarse en casa a echar la hueva al mar. Telenovelas y demás cosas, le jalo con fuerza a la cadena.

Y lo bueno es que TVAzteca sólo tiene dos canales, pero por eso mismo, menos espacio para rellenar con cualquier cosa, así que en ese sentido es una ventaja: tiene mayor cantidad de opciones para ver en tele. Por ejemplo en Azteca 7, lo mejor de lo mejor son Los Simpson, que afortunadamente no requieren presentación. Los programas importados son mucho mejores que en Televisa, y entre ellas podemos contar a Almas Perdidas, Chris Angel, Mentes criminales, Bones, Los Caballeros del Zodiaco, Esposas desesperadas y Gladiadores Americanos, entre otros. Sé que hay muchos fans de Grey, pero como persiste mi repulsión a los médicos y a sus calenturas, prefiero no verla.

Y de las producciones mexicanas, es imperdible Demente, una serie que aborda los excesos de una mente enferma. Algunos capítulos de Lo que la gente cuenta pueden ser espeluznantes, y a veces Difícil De Creer también aporta datos sorprendentes, por muy chocante que pueda ser el conductor, Sergio Sepúlveda.

En fin, que la programación de Azteca es mucho más diversa y redonda que la de el viejo monopolio, pero no olvidemos que también sabe hacer popó, y de momento no seré yo quien le compre el pañal de adulto.

*

sábado, 23 de mayo de 2009

Lo bueno de Televisa

Pensando en positivo me decidí a hablar sólo de lo bueno que hay en la tele abierta, y que es muchísimo menos que toda la basura, de la cual en otras ocasiones sólo quise pepenar una poca para llevarla a mi laboratorio y ponerla bajo el microscopio. Ahora empezaré con Televisa, hablando de los que -a mi parecer- son los programas que se salvan de ser catalogados con este apelativo.

Vayamos primero al Canal de las Estrellas. Dentro de las Telenovelas, lo único bueno que tienen es la repetición de Yo soy Betty la Fea, que por supuesto, no es producción de Televisa, sino de RCN Colombia (de las demás no opino porque ni se me antoja verlas).

La telenovela en cuestión merecería un post aparte, ya que en lo personal tengo a esta historia de Fernando Gaitán en el Top 5 de mis melodramas favoritos de todos los tiempos, debido a que dignifica la vieja fórmula que Hans Christian Andersen escribiera hace dos siglos: el cuento del Patito Feo. No he vuelto a ver otra cosa que retrate mejor la idea esencial del personaje, como ésta novela protagonizada insuperablemente por Ana María Orozco. Las otras historias inspiradas en ese cuento cada vez las hacen peores, y ahora hasta se han atrevido a refritear la producción argentina que descaradamente se llamaba como el cuento, pero ahora llamándole "Atrévete a soñar". Gran error repetir Betty, pues las comparaciones serán del cielo al infierno.

Pero, ¡bueno...! quedamos en que sería positiva y no hablaría de lo malo... veamos ahora los Programas Unitarios: un programa que disfruto mucho es Al Sabor del Chef, donde un joven de no malos bigotes y con presumible experiencia en el mundo culinario, nos enseña recetas que no serán lo más brillante del mundo gourmet... digamos que son más bien cocina popular, pero que se ven muy sencillas y antojables. A diferencia de otros chefs que son todo menos el estereotipo del esposo alivianado, el Chef Oropeza es una extraña mezcla entre el novio guapo, el hombre despreocupado y el marido responsable. Las señoras por fin tenemos un programa diferente, creo yo, en cuanto a cocina se refiere. ¿Qué más de unitarios? el programa de Mariano Osorio entró anunciado con bombo y platillo, pero sinceramente lo prefiero en radio. La tele explota la esencia sensiblera y morbosa de las tragedias de los invitados bajo el pretexto de "aprender de las experiencias de otros", pero es puro espectáculo barato, me decepcionó.

Los Sábados, sólo se salva un poco -recalco que un poco- el programa que conduce Israel Jaitovich, y que se llama Desmadruga-2. Lo único rescatable de este programa es la variedad de invitados y los sketches en vivo. De ahí en fuera lo demás es pura paja, además de que los mentados sketches no siempre son graciosos, pero nos dan la oportunidad de ver "haciendo comedia" a varios famosos que tal vez jamás habríamos imaginado.

Los Domingos, tengo que hablar inevitablemente de Hazme reír (y serás millonario), el programa que conduce Marco Antonio Regil y que tiene una gran producción detrás. Yo sé que no es lo máximo, y que la tendencia al albur y el doble sentido están tan arraigados en la cultura popular mexicana, que este show no podría ser la excepción, sin embargo hay buenos intentos, talentosos comediantes cuyas habilidades han sido puestas a prueba y se les ha dado justicia por primera vez al brindarles la oportunidad de demostrarlas. Hay una buena intención de quitarle a la comedia mexicana el estigma de humor barato, y en algunas ocasiones cómicos natos como Omar Chaparro, lo consigen de manera asombrosa. Yo le doy el beneficio de la duda porque si algo me gusta hacer en esta vida, es reírme, y aplaudo el esfuerzo de quien busca hacer reír con profesionalismo, por eso es que gracias a esas contadas personas que tienen verdadero talento, y -sólo- a UNO de los jueces (Germán Ortega de Los Mascabrothers...-porque Inclán ya no está-), el programa es rescatable, y merece la pena verlo (así tenga que ir a vomitar cada que Angélica Vale aparece en escena).

Pero en fin, que no todo en Televisa es malo, no. Los programas de discusión son de lo mejorcito que tienen, aunque El Notifiero de Brozo diste mucho de aquél querido Mañanero que nos alegraba el inicio del día. De los demás he visto poco, ya que tienen el gracioso detalle de pasar a altas horas de la noche, por lo que si veo el carismático rostro de Carlos Loret de Mola en Tercer Grado, prefiero ver los Infomerciales, antes de quedarme a oír sus brillantes opiniones sobre los temas actuales. Y por último, alguna vez he visto un programa llamado Los Reporteros, en donde los susodichos presentan muy buenos trabajos de investigación periodística, pero de cuya credibilidad en el manejo de la información, algunas veces desconfío, ya que no acostumbro ver ninguno de los noticieros que presenta esta televisora.

Y como ven, apenas hemos pasado el primer canal, pero no se preocupen, que en el Canal de la Ciudad hay muy poco bueno que ver, ya que la programación de entre semana es prácticamente un basural. Probablemente el noticiero de A las Tres se salve por lo serio, pero todo lo demás francamente apesta!! (especialmente Coque Muñiz y su TeVe de Noche). Ahora que si llegamos al sábado, los documentales de México Nuevo Siglo están tan bien hechos, que se me cae la baba viéndolos. Visualmente son muy atractivos, y nos dan la ilusión de quedar bien informados. Son didácticos y entretenidos, muy recomendables para quienes se van levantando al mediodía. Ahora que si quieren quedarse hasta las cuatro y ver el horror que conducen los payasos Lagrimita y Costel, de seguro se les cura la cruda porque simple y sencillamente es un asco. Lo que resta de la programación del sábado y los domingos, de plano paso sin ver...

Y en el Canal 5* están las series y caricaturas... para todos los gustos y edades. Personalmente no me gustan mucho, pero hay fanáticos del Dr. House y de La Ley y el Orden, por ejemplo, aunque como a mí no me gustan ni los médicos ni los abogados, prefiero ver las series de adolescentes como Drake y Josh o Malcolm el de en medio, si bien debo señalar que desde hace tiempo no traen temporadas nuevas y lo que en un principio era novedad, ahora me aburre garrafalmente.

Ahora demos un gran salto, porque lo que sí no puedo dejar de recomendar es la lucha libre de la WWE, en donde podemos ver el lujo de gladiadores que nos darán una muestra de cómo ser al mismo tiempo atletas y entretenedores profesionales. ¡Minutos garantizados de diversión! Y como ya estamos en estas, vayamos a Galavisión, en donde el único programa decente que puede verse a través de ese canal, es dentro de esta misma categoría: la Lucha Libre AAA, misma que si somos sensatos y poco malinchistas, podremos ver que no le pide nada a la que pasa en el 5*. También es divertidísima para cuando uno quiere olvidarse del mundo y sentirse un niño chiquito. Mi acercamiento a las luchas es algo reciente, pero creo saber de lo que hablo cuando digo que es uno de los espectáculos más grandes del mundo, así que... la conclusión definitiva es que no todo en Televisa es malo, aunque sí, lo admito, debe comer mucho porque hace mucha, muchísima mierda.

*

lunes, 2 de febrero de 2009

Mi vida en rosa (Apología de la Telenovela)

ADVERTENCIA:
Si usted llegó buscando información sobre la película del mismo nombre, pierde su tiempo, este post no trata de eso. Gracias



¿Qué sería de las almas solitarias, los desadaptados sociales y los insatisfechos sexuales si no existiera la telenovela? El mundo seguro sería aún peor.

No se espante usted con mis palabras, que yo sé que a través de la historia se ha demostrado que las telenovelas tienen gran culpa de la educación sentimental de los pueblos, y que a pesar de que el género ha dado vida a muchas de las mejores historias jamás escritas, el cine y la televisión han conseguido que el melodrama se abarate, se acorriente y se degrade.

Tendrán que estar de acuerdo conmigo en que cuando una historia se lee, las sensaciones son más ricas, más intensas, dado que cada quien le pone de su cosecha personal características que sólo uno conoce, sólo uno valora, sólo a uno le emocionan. Por eso nos gustan las novelas, las obras de teatro, la poesía, por eso hay Best Sellers que hablan no sólo de las cosas que uno se pregunta sobre los misterios de la vida, sino que pueden ser universales porque tienen "eso" que engancha, y que hace que miles o millones de personas alrededor del mundo se identifiquen con esas letras. Por eso Corín Tellado, conocida como "la inocente pornógrafa" es la mujer que ha vendido más ejemplares de su obra en el planeta, sólo después de Shakespeare y de la Biblia, según dicen los datos duros.

Porque el mundo necesita el amor, necesita creer, necesita aferrarse a un sueño, a una fantasía.

Con la creciente desilusión que dejan las religiones al estar sustentadas en políticas humanas y no divinas como presumen, con la impotencia que deja en los marginados la certeza de que haciendo lo que hagan, no cambiarán de esfera social por más que se esfuercen, sólo quedan en esta vida dos caminos a seguir: la esperanza o la violencia...a veces el primero lleva al otro, pero el segundo jamás llevará al primero.

Me explico mejor: el ser humano tiene la capacidad de imaginar, de ver lo que no se ve, de percibir lo que no es palpable, y no hace falta ser artista o genio para tener esa sensibilidad, todos la poseemos. Como diría Silvio Rodríguez, y dice bien: "yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible, se sabe demasiado". Así pasa cuando leemos una novela, un cuento o una historia de ficción, somos capaces de depositar ahí nuestros anhelos, nuestros miedos y nuestros más hondos secretos, podemos creer en un amor que es posible muy a pesar de toda adversidad. Podemos soñar con que, sin importar nuestro físico, nuestro oficio o nuestra clase social, tenemos la posibilidad de amar y ser amados, de encontrar esa media naranja que nos valore como personas, como individuos únicos e irrepetibles... y eso es lo que nos hace tener la esperanza en un mundo mejor, en que llegará el día cuando los seres humanos se den cuenta de la verdadera esencia de la belleza, y cuidarán el tesoro de la vida como lo que es: un verdadero milagro.

Eso es lo que a quienes vivimos en el ensueño nos mueve para intentar violentar conciencias, para querer sacudir las almas de aquéllos que nos leen, que nos oyen, que nos miran actuar. No empezamos al revés, en la violencia desnuda, sin sustento, dolorosa y lastimera, no. Empezamos soñando, creyendo a pesar de la adversidad, a pesar de los golpes de realidad que nos amoratan el rostro cada vez que salimos a la calle o encendemos el canal de las noticias. No se vale empezar la mañana enterándonos de a quién mataron y por qué causas injustas pasó, cuando debiéramos oír un disco de música clásica al despertar y tratar de mantener esa armonía hasta la tarde y noche, intentando ser mejores.

Y no estoy hablando de evadirse de lo que pasa, no señor. La realidad nos muerde, no podemos dejar de sentirla porque entonces ya no seríamos seres humanos, sino otra cosa muy cercana a un robot. No podemos ignorar mientras viajamos a cumplir nuestras responsabilidades, que hay basura en las calles, por ejemplo, pero no podemos ir levantando lo que otros tiran en cada esquina. No podemos ignorar que en cada estación hay un ambulante o un mendigo, pero tampoco podemos comprarle y darle una moneda a todos y cada uno de los necesitados que hallemos al paso. No podemos ignorar que hay pobreza, enfermedad, ignorancia, desigualdad, injusticia a nuestro alrededor, pero no podemos sentarnos a llorar de tristeza o rabia por cada persona que muere de hambre, por cada civil que muere en la guerra, por cada inocente que es torturado, por cada pobre que es humillado, por cada ignorante que es engañado... no es posible.

Queda endurecerse un poco, hacer de tripas, corazón, como dicen en mi México, tener la esperanza de que algo se puede cambiar poco a poco, y tener la conciencia de que nada de lo establecido se erradica de la noche a la mañana y sin que haya mártires que paguen por ello. Queda trabajar, hacer patria en cada calle, con cada persona... pero para hacer tan compleja tarea hace falta no dejar de soñar en lo más simple: el amor entre dos personas, el amor de pareja.

¿Qué si no, satisface cuerpo y alma en plenitud? Sólo el arte, dirán algunos, pero sólo cuando es reconocido y valorado por un gran número de personas que te hacen vibrar en un orgasmo de aplausos cuyo éxtasis no supera un encuentro sexual... pero si no es así, no hay cosa que iguale a la sensación de carne y espíritu satisfechos al por mayor.

¿Por qué la idea de un amor ideal es alguien que sólo tenga ojos para uno, se endiose con uno y sea cien por ciento correspondido por uno? Es sencillo: porque la gente que lucha todos los días por ser mejor persona, por sobrevivir honestamente en un mundo deshonesto, esa que entiende el valor de un abrazo y no recibe más que frialdad, tiene muy cierto que lo que está haciendo es lo correcto, que lo que piensa es razonable y justo, y por lo tanto, necesita que se le reconozca.

Por otro lado, quien ha cometido errores, pero que no ha tenido la oportunidad o el tiempo de convertirse en un ser de piedra, es consciente de lo que ha hecho mal, sabe que no ha sido correcto, y ruega por que alguien se ponga en contacto con su lado bueno, y le redima por todos los males cometidos. Por eso es que tienen éxito las novelas.

El ser humano en general busca la aprobación, la aceptación de los otros... pero como nunca vamos a quedar bien con justos y pecadores, necesitamos al menos UNA persona en el mundo que nos comprenda, que nos valore, que nos quiera tanto, que tenga ganas de abrazarnos y besarnos todo el tiempo, que sea capaz de dar la vida por nosotros, y que a la vez sea capaz de sacarnos de nuestra coraza para que nos sintamos capaces de sentir lo mismo. Una persona que aprecie nuestra compañía por encima de la compañía de cualquiera, nuestra opinión y nuestro bienestar por encima de la opinión y el bienestar de cualquiera, y que a la vez respete nuestro espacio y mantenga su distancia cuando queramos estar solos, que sea una persona segura de sí misma que a la vez nos haga sentirnos seguros de nosotros mismos: esa es la pareja perfecta.

¿No miento, verdad? Muchos habrán asentido al leer lo anterior.

El ideal de pareja perfecta se encuentra claramente retratado en la inmensa mayoría de los melodramas televisivos y en el cine. El error que han tenido muchos de ellos ha sido alejarse de una esencia cuidadosa de la historia. Si bien es cierto que los personajes secundarios y situaciones paralelas dan mucha vida a la línea principal, también lo es el hecho de que se ha abusado del uso de personas famosas, populares por lo vulgar, atractivos visuales extremos, énfasis en lo sexual y en el modelo de belleza establecido, demasiada atención en los valores que, según la época y el lugar, son considerados adecuados, de actualidad o convenientes para quienes manejan el poder -más recientemente quienes manejan un mercado que necesita sociedades consumistas y en apariencia rebeldes ante lo viejo y tradicional-.

Por eso las historias recreadas por modelos en lugar de actores, escritas y dirigidas por empresarios en lugar de dramaturgos, y publicitadas por vendedores en lugar de creativos honestos, son cada vez menos impolutas, se encuentran invadidas de basura, tanto que vuelven al producto mismo una basura.
Pero quiero retomar la pregunta del principio: ¿qué sería de quienes no nacimos con la fortuna de los que no engordan aunque se traguen la vaca entera? (en éste mundo hay que estar obligatoriamente esbeltos luego de que McDonald's y el fast food nos han hecho un daño generacional peor que la radiación en Chernobil). ¿Qué sería de quienes no poseemos las características físicas y sociales que nos dicta la moda? ¿Estamos condenados a no sentir con la misma intensidad los besos y caricias que se dan en sus rostros y en sus cuerpos perfectos quienes salen en la tele? ¿Será que no podremos jamás salir del hoyo de la ignominia o el anonimato?, ¿No debemos seguir en la ilusión de que alguna vez encontraremos a esa pareja perfecta que cubrirá todos los requisitos mencionados?

No lo sé... "ya bájate de tu nube", me dirán algunos, pero yo rescato ese tipo de telenovelas: esas que, a pesar de basarse en fórmulas dramáticas básicas, tienen su encanto en la belleza de la esperanza. Ya hablando más a título personal, ¿qué sería de mí sin Yo soy Betty, la fea, por ejemplo? Una mujer que a pesar de las burlas por no encajar en el estereotipo de belleza predominante, demuestra que su inteligencia y su lealtad son más valiosas para enamorar a un hombre que la superficialidad de las demás mujeres bellas que puedan rodearlo. ¿Y qué me dicen de Café con aroma de Mujer, anterior a la de Betty, pero de la pluma del mismo autor, Fernando Gaitán? El colombiano tiene talento y sensibilidad superiores a la de muchos escritores actuales. Una mujer puede superarse, abrirse paso en la vida y no olvidar sus raíces, ser valiente, decidida, y no por ello negarse al amor. Un hombre puede reconocerse débil, vulnerable y equivocado, entregarse al amor sin reservas y contra toda necedad de cualquier otro tipo.

Mi adorable Kim Sam Soon, "hitazo" coreano. ¿Quién dijo que una mujer gorda y mayor de edad no puede enamorarse como si tuviera quince y ser correspondida de igual forma? ¿Está mal tener ese encanto y esa ternura aún cuando ya se pasó de los veinte años? ¿No se vale amar como si nunca nos hubiesen lastimado?

Cada quién tendrá alguna con la que identifique rasgos personales en particular, pero en mi caso, las novelas que pintan la vida tal y como es, con sus matices y traiciones, terriblemente humanas, esas son mis consentidas. No creo que sea justo encerrar en una sola celda a todas las telenovelas y condenarlas al desprecio generalizado. Hay historias que son buenas así: rosas-rosas. El tratamiento de los personajes no degrada a nadie, es digno. La convención del cuento de hadas está ahí, pero jamás te olvidas de que hacer el amor con amor es posible, es lo idóneo, y es tan real como la camioneta de Salubridad llevándose salvajemente al perro callejero. Una lágrima de felicidad durante el beso es tan real como el hacha sobre la cabeza de la foca, y un abrazo que estremece por sí mismo es tan posible como la más cruel de las cosas que vemos a diario.

Así que le invito a que vea telenovelas, buenas telenovelas. Goce historias de cine conmovedoras, cursis, rosas. Lea más al amor que a los periódicos. Supere la amargura de un mundo descompuesto, y sin cerrar los ojos, siga mirando a la luna, suspirando porque es la misma que en algún sitio de la tierra, está mirando el ser que nació para estar con usted, para ser el amor de su vida.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Humor en tiempos de cólera

Quedan pocos buenos comediantes en la televisión mexicana. Cada vez que uno enciende esa caja en busca de un pequeño rato de sano esparcimiento, lo primero que se aparece es la cara de un bigotón fastidioso llamado Jorge Ortiz de Pinedo, quien, aunque tiene varios años sin grabar programas de comedia, se sigue enriqueciendo con porquerías como La Escuelita, que vende fantasías sexuales a los pedófilos que se excitan con las niñas de uniforme. Los programas de este señor están cargados de albures baratos y poco ingeniosos, de chistes malíiisimos y de humillación hacia los profesores que son los patiños ahí, y en todas las escuelas públicas de mi terruño.

Por otro lado, el Show de los Comediantes recoge un formato estadounidense del típico entretenedor de bar, cuya labor es decir chistes viejos y mal contados con tal de hacer reír a la gente que tiene unas copas de más -o bien unas neuronas de menos-. Por las filas de este programucho pasan los poco talentosos Carlos Espejel, Mara Escalante, Jaime Rubiel, entre otros.

Los hay "chistocitos", que en un sketch de cien, logran hacer reír sólo un poquito, tales como Carlos Eduardo Rico, Teo González o Tony Balardi, pero la mayoría de las veces lejos de ser chistosos, son francamente desagradables, tanto, que me hacen enojar en lugar de hacerme reír, con eso lo digo todo.
Y es que a pesar de querer rescatar el ambiente de las carpas; ese acercamiento con el pueblo que tenían los precursores como Palillo o Cantinflas, esa conciencia popular de que hacían gala los talentos clásicos, se ha perdido con el paso del tiempo. La gente va a beber un trago y a olvidarse de las penas... y no me queda claro cuál será el verdadero beneficio del asunto. En tiempos tan monstruosos donde todo el mundo se engorila por cualquier cosa, provocar una carcajada es una tarea titánica, siempre y cuando sea una risa consciente y valiosa, pues de nada sirve una risa tequilera y absurda.

Volviendo a la tele, Eugenio Derbez podría salvarse porque es cómico nato, inteligente y simpático, pero su pareja de escena, Consuelo Duval es definitivamente insoportable. Adal Ramones y sus colaboradores no eran malos, pero obedecían a ciertas líneas políticas y sociales de Televisa, lo cual les hizo ir perdiendo la credibilidad lenta y paulatinamente hasta hacerla desaparecer. Roberto Gómez Bolaños, el dinosaurio del humorismo obsoleto, tenía que exhumar a su Chavo, y recrearlo en modernos dibujos animados, constituyendo otro escupitajo en la cara de quienes buscamos humor fino. ¿Ejemplos? Claro que sí, cómo no: los argentinos Les Luthiers, el cubanoVirulo, el mexicanísimo Germán Dehesa o el propio Mauricio Herrera, que ha engalanado un par de veces la Fábrica de Risas o no sé bién cuál de esos programas que invaden la tele abierta. Lamentablemente para ver a estas personas, tiene que pagarse un cover, donde va incluido el chance de pensar y reír para no llorar.

Víctor Trujillo, Ausencio Cruz, Andrés Bustamante, inclusive Héctor Suárez, son de los buenos comediantes de que podemos presumir en esta tierra, pero el primero se dedicó a otros asuntos en los que no luce tan bien como vestido de Brozo o de La (inolvidable) Beba ; el segundo, seguramente haciendo teatro o cabaret (donde están los meros buenos); el tercero ya se cotiza y sólo se deja ver en eventos deportivos; y el último se ha aburguesado tanto que parece ser otra persona.
Se extraña el BUEN humor en la televisión: el fallecido Miguel Galván era un actor verdadero, con el carisma y la personalidad necesarios para convertirse en un ícono de la comedia en México, pero como bien dicen que de lo bueno, poco, se nos tuvo que adelantar para dejar un digno legado de actuaciones junto a sus compañeros de La Hora Pico, cuyo equipo de actores -entre los que figuran buenos talentos- a veces saca puntadas que pasan la prueba... claro...sólo si ignoramos a las odiosas de Las Nacas , y a unos cuantos chistes bobos que le ponen como relleno.

Por otro lado, está La Casa de la Risa, un show muy tonto y vulgar en donde lo único rescatable se llama Nora Velázquez, quien junto con Jojojorge Falcón son dinamita pura. Lo demás sin entrar en detalles, es pura basura, empezando por el horrendo personaje llamado La Chupitos que es denigrante y grotesco. Su caracterización con la de Chabela no tiene comparación: como sea y con quien sea, la idea de La Chabelita es simplemente explosiva.
Como ahora que estoy enferma, lo único que me hizo reír fue esta graciosa actriz, puedo hablar de que el concepto de la señora devota hasta el paroxismo, la que se ahoga en la culpa por pensar que todo es pecado, la que en el fondo está consciente de la hipocresía que enseña la Iglesia, es de lo mejorcito que he encontrado últimamente en tele.

La mujer es comiquísima, tiene guiones bien marcados, personalidad definida y unos albures muy bien manejados con el excelentemente bien trabajado morbo de los personajes (ya que siempre interactúa con un sacerdote con el que supuestamente va a confesarse). El padre, quien debe ser muestra de rectitud y sabiduría, es un cochambroso de marca que cada vez que se encuentra a la llorona de Chabela, padece la tortura de ver su negra mente evidenciada, y la devota, que supuestamente parece sucia y pecadora, se reivindica en cada sketch como la más inocente de las creyentes.

Y bueno, pues como en mi casa sólo hay una tele, en algunos momentos me veo obligada de paso a conocer la existencia de estos programas, y el momento de La Chabelita es un momento de risa segura. Yo no sé si mis escasos lectores sean tan corrientitos como yo, pero en el personaje de Velázquez, hay una aguda inteligencia que nos hace recordar que ya nada es lo que parece.