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miércoles, 6 de octubre de 2010

No oigo, no oigo, soy de palo (toro brindado a Brozo, ¡Óraleee!)

El no escuchar no significa tener un problema auditivo, no percibir los sonidos y tener que leer los labios del otro que nos habla. Lamentablemente el problema de escucha está directamente relacionado con esa ceguera que se resume en la sabiduría popular que reza "no ver más allá de sus narices", y estar educados en un mundo de apariencias, de imagen, sin que ello nos permita lograr ver contenidos de fondo. En este entendido, la gente además de ciega, está sorda... ¡¡pero posee una de labia!!

Lo grave de las pasiones es cuando vienen de gente que no conoce más razón que la propia, que no se mantiene fría hasta que puede emitir una opinión sensata y que, dada su bíblica ceguera, "no ven la viga en el ojo propio, pero distinguen la paja en el ajeno".

Así me sucedió hoy. Tristemente encontré que es difícil edificar una amistad durante años, conservarla, sostenerla con cariño y respeto, para que en un solo día todo se desmorone "en un abrir y cerrar de ojos". ¿El motivo? Ni más ni menos que el escándalo de Brozo y el hacker.

"We always need to hear both sides of the story" entona Phil Collins en una sencilla canción que reflexiona acerca de la necesidad de informarse antes que enjuiciar.

Todo el mundo tiene derecho a opinar desde su perspectiva, y yo en este espacio he tratado de hacerlo con mirada amplia, aunque en ciertos temas peque de corta visión. Incluso ha habido gente que me ha acusado de "tendenciosa y desinformada" en algún post anterior, lo cual pasado el tiempo, puedo aceptar en su justa medida. Sin embargo todo ha sido en medio de un vaivén de ideas, debates, algunos fuertes, otros sencillos. Jamás he pedido que se me conceda la razón absoluta: ni en la libre expresión escrita, ni dramática cuando estoy exponiendo mis ideas sobre un escenario, ni en la libre cátedra cuando imparto mis cursos en la universidad. Soy terca, lo reconozco, y cuando hay contenidos que domino más que mi interlocutor, los sostengo con argumentos. Como les digo a mis estudiantes: nunca daría una clase sólo por darla, sin que yo crea en lo que enseño...pero más que defender mis ideas, defiendo mi derecho a ser escuchada, por favor léalo usted bien: es-cu-cha-da.

Y lo mejor que puede pasarme es que me digan: "entiendo tu punto, pero me quedo con mi postura" ¡Voilá! No quería que me dijeran "me has convencido, ¡oh Sabia del Monte, ilumíname con tu luz!" No con-vencí, no es una guerra.

También es maravilloso, invaluable, cuando alguien me hace ver algo que yo no he visto y me ayuda a aprender, a crecer, a enriquecer mi mundo, a hacerlo más vasto. Y cuando sucede el caso contrario, en que la otra persona se abre con toda humildad a escuchar mis razones y termino yo ayudándole a aprender, la experiencia es gratificante. En todos estos casos hubo diálogo, escucha, ping pong de opiniones. No hay vencidos ni vencedores, todos ganamos si entendemos que hay diversos puntos de vista y que lo interesante de la vida está en la diversidad.

Por desgracia todo el mundo se ha creído que Hortensia es sólo la parte de enfrente: la que camina con convicción en lo que hace, la que está rodeada por un halo de actriz que la hace parecer que se siente estrella, la que toma el territorio de las letras para expresarse como último recurso para no quedarse callada, y como -muy tristemente- me dijo alguna vez alguien que quise, es la que se deja llevar por "el perro de su ego" como lo define Jodorowsky.

Algunas veces también soy esa. Habita el ego en mí como habita en todo el mundo, no soy perfecta, soy -gracias a todos los dioses- un ser lleno de deficiencias, por lo que tengo mucho que hacer. Pero detrás de la convicción en el andar hay un miedo que no me conviene ir pregonando, detrás de esa actitud de mujer creída y autosuficiente hay una mujer solitaria que muere por hallar compañía, por apegarme a gente inteligente, sensible y trabajadora...gente que no se deje llevar por la imagen y explore más allá, gente que se pregunte quién soy y no se quede con lo que ven sus ojos, gente que sepa ver con el corazón, aunque a Saint de Exupéry le digan cursi.

No soy ciertamente sociable, soy selectiva, tengo mi temperamento, pero los pocos amigos que tengo los conservo gracias a esa forma de ser que tienen ellos, no gracias a que soy como soy. ¿Por qué he de ser linchada por decir que el escándalo de Brozo no es para comérselo vivo? ¿Porque no quiero sonar grillera? ¿Porque estoy cansada de esa gente que se la pasa culpando a medio mundo de los males del país y no se pone a hacer algo interesante con su propia vida? ¿Porque justifico medianamente la reacción del payaso comunicador? ¿Porque trato al personaje y al hombre como si fueran uno mismo? (¡¡Esto se me calificó de "lamentable"!! ¡¡Cómo se ve que no saben de actuación!!)

Yo puedo ver en Brozo y en Víctor Trujillo, el hombre que le da vida, todos los defectos que usted guste y mande: ¿es grosero, vulgar, agresivo? Lo es. Nadie lo está negando. ¿Se imaginan a Brozo siendo afeminado como Trujillo? ¡No! ¡Entonces no sería Brozo!, pero entonces al ponerle voz grave, tono guarro -de un arraigo popular muy, pero muy fuerte-, actitud machista y pose de "por mis huevos", ¿Trujillo deja de ser Víctor? Sí y no. Asuntos complejos que no se entienden si no se sabe lo que es encarnar a un personaje... y además, ¡llevarlo puesto por más de veinte años!.

A veces hay que usar un disfraz para que lo escuchen a uno, y si a Trujillo le funciona, se lo respeto.

¡Ya se sabe que hay que tener responsabilidad en medios y bajarle un poco a lo intenso! (Los comentarios apasionados del conductor fueron muy desafortunados) Y yo he dicho en este mismo espacio que Brozo perdió un poquillo de mi credibilidad cuando se fue a Televisa, sin embargo ahora que lo sintonizo con más detenimiento, el tipo sabe muy bien lo que hace y lo que dice. Esta vez se le barrió, pero el que sea amigo de Loret de Mola y de Emilio Azcárraga no lo hacen tener cuernos y cola como para evitarlo a toda costa.

El prejuicio que por décadas tenemos ciertos mexicanos a todo lo que huela a Televisa es justificable, yo misma lo siento a veces, pero no podemos etiquetar así a las personas, no se vale. El Mañanero informa y lo hace bien, provoca el pensamiento, el equipo que lo compone es sólido, su intención cultural es bastante aceptable.

Quizá me identifico con este señor en que todo el mundo le cuelga milagritos que no le corresponden, como eso de que quiere imponer el punto de vista de la Empresa (léase Gobierno) o que quiere manipular al pueblo, ¡por Dios! si no estamos en tiempos de Jacobo Zabludowsky. De verdad, Televisa está a años luz de ser una blanca palomita, pero en este sentido ya no es lo mismo que entonces, y si quien me lee no se acuerda o no se enteró de como era antes, les invito a documentarse de veras.

Entiendo perfectamente que su guarrez puede espantar a muchos que se persignan cada vez que sale con algo de mal gusto, pero no es para rasgarse las vestiduras. Entiendo que el trato sexista que le da a la mujer (medio parodia, medio en serio) a veces puede confundirse y parecer que apoya la inequidad, pero eso es simple: si algo no va de acuerdo con lo que uno piensa, hay una de dos: o se relaja, lo estudia y trata de VER más allá, de ESCUCHAR con mucha atención, incluso si no le gusta lo que va aprendiendo... o de plano le cambia a donde encuentre más empatía y confort.

Brozo juega. Como dije en mi cyber-pleito-no-buscado, es una de las mentes más lúcidas y lúdicas de este país. No como Esteban Arce, que es obtuso y corriente...no los midan con la misma vara sólo porque salen en el mismo canal y seguiditos. "Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra"

Y como ya estoy cantinfleando, creo que finalmente me desahogué, que para eso tengo este espacio. Ya lloré las lágrimas urgentes, ni una más, ni una menos. Perder una amistad duele, pero la vida continúa con anteojos o sin ellos. Ojalá por la miopía no nos tropecemos la una con la otra en mucho, pero mucho tiempo. Yo en verdad, no lo necesito.



viernes, 7 de mayo de 2010

¿Llorar más, reír menos?

¿Cuál es la diferencia entre caer bien y hacerse el chistocito? ¿Hasta dónde podemos decir que el humor es inteligente y hasta dónde que es una simple ligereza?
Hace poco se me invitó a participar en un cortometraje titulado "Las Plañideras", cuyo guión venía acompañado de una muy seria investigación respectiva a las mujeres que en la antigüedad eran pagadas en los sepelios, con el fin de ayudar a sacar el llanto a los dolientes por medio de sus rezos, cantos y lágrimas.

Por algo el oficio del payaso o clown -curiosamente ejercido en su mayoría por hombres- tiene una historia tan antigua como el de la plañidera -ejercido por mujeres, y más recientemente hombres femeninos-; porque siempre en todas las sociedades, sobre todo en las más caóticas, ha hecho falta liberar la pasión por medio de la risa o del llanto, y estas ciudades de nuestros tiempos no pueden estar excentas de ellos.

Ahora las lloronas, plañideras o lamentatrices ya casi no se utilizan mas que en ciertos poblados remotos en donde aún permanece la tradición. En cambio los payasos, cómicos y chistosos natos han invadido todos los medios de la sociedad, porque la risa no es algo que se asocie con la vergüenza, pero el llanto sí. La gente reprime mucho las lágrimas bajo el supuesto de que llorar es señal de debilidad, y en un mundo guiado por el pesado deber de ser competitivos, "mostrarte frágil lastima tu imagen", tal como me lo dijo una vez, y muy convencido, un exitoso publicista.

Yo no me explicaba por qué los espectáculos cómicos tenían siempre más éxito que los serios, por qué la gente llenaba más los shows de carcajada barata que los de teatro clásico, por ejemplo. Y no, no necesariamente tiene que ver el bajo nivel de cultura general que posee la media de nuestra población, no. El hecho de que la gente busque más a Polo Polo que a Eurípides por el grado de esfuerzo mental que requiere entender a uno y otro, me queda clarísimo; pero creo que va más allá, pues también es mayor el esfuerzo que supone dolerse de las cuitas que nos son ajenas, que el de burlarnos de ellas. Y creo que ahí encuentro un punto crucial en el tema de la risa frívola: reírse del otro, pero no reconocerse en él.

Decía Rabindranath Tagore que cuando el hombre sonrió, el mundo le amó, mas cuando rió, le tuvo miedo. Y si no lo entrecomillo como es debido cuando se citan textualmente palabras que no son propias, es porque esta frase me ha sido propia desde hace ya muchísimos años. Siempre desprecié la risa fácil, y no tiene nada que ver con el origen de ello: debido a mi dentadura imperfecta no aprovecho la menor provocación para presumir el encanto de mi sonrisa. Más bien como Mixtli, el héroe del Best Seller de Gary Jennings, mi inevitable miopía me hace ver mejor las cosas de cerca para apreciarlas antes de soltar un juicio tan descarado y "espontáneo" como lo es la risa.

Ahora entrecomillo el término espontáneo porque en muchas personas la risa pretende serlo, pero no es más que un acto reflejo supeditado a la voluntad para manifestar un sinfín de actitudes que van desde la más velada coquetería hasta el más abierto desprecio. La risa confunde, Tagore tenía razón, reírse es perverso, reírse es algo que nos permite hacer saber al mundo que nuestro cerebro es privilegiado, superior al resto de las especies. Reírnos pocas veces resulta espontáneo, a veces ni la propia sonrisa lo es. Hemos llegado a mecanizar el llanto y la risa de modo tal que son usados a capricho, habiendo anulado con esto el origen genuino de tales expresiones.

Pero ello no significa que llorar sea sólo propio de la gente buena, y reír de la gente mala, si como bueno y malo entendemos la virtud y el vicio. Y tampoco el que llora siempre es manipulador o el que ríe siempre es cínico. Ambas expresiones son tan complejas porque en ellas se resume precisamente la paradoja del ser humano: puede llorar cuando lo invade una profunda felicidad, o reír cuando un dolor inmenso se anida en el fondo de sí mismo.

Llorar ante otros, sin embargo, es señalado como signo de locura, de histeria (de ahí que se asocie mayormente con la femineidad y se reprima en los varones); mientras que reír a solas, tiene el mismo destino. Para llorar, hay que hacerlo en privado, y reír es una poderosa arma para socializar. La gente aprovecha la obscuridad del cine, por ejemplo, para dejar caer una que otra lágrima cuando se conmueve con las situaciones presentadas, pero no siempre. Hay personas que están imposibilitadas para empatizar con circunstancias dolorosas ajenas, ya sean reales o ficticias.

Por otro lado, quedarse impávido ante una anécdota en donde se espera la risa, puede ser o no una especie de bloqueo o imposibilidad para reír. Provocar la risa es algo demasiado difícil, no cualquiera puede hacerlo. De ahí que hablar de Slava Polunin no sea para nada lo mismo que hablar del Payaso Platanito, por más que los dos se pinten la cara de payasos.

A todos pueden dolernos casi las mismas cosas, por eso escribir y actuar una condición trágica siempre resulta más efectivo que al querer construir un momento chusco. No a todos nos hacen reír el mismo tipo de chistes, algunas cosas que divierten a unos, pueden irremediablemente ofender a otros; y lo que a algunas personas puede parecerle sublime y conmovedor, digno de una sonrisa tierna y satisfactoria, para otros puede ser insufriblemente aburrido. Y no nada más tiene que ver con el chiste o la ocasión, lo cual es lo más importante escénicamente hablando, sino con la persona que lo cuenta, cómo lo cuenta y en dónde lo cuenta.

Por ejemplo un chiste político en el cabaret puede ser hilarante, mientras que el mismo chiste en televisión puede ser indignante. Exponer el cuerpo desnudo puede ser grotesco o estético, dependiendo del contexto, fingir un orgasmo puede ser muy erótico o muy vulgar... etcétera.

Cualquier cosa que pretenda provocar una sonrisa es muy delicado, lo que no sucede casi nunca con lo que pretende arrancar una lágrima. Puede, por lo mucho, parecer cursi o sensiblero, pero raramente ofensivo.

Lo peor del asunto es que la gente no sabe de qué se ríe hasta que ha dejado de reírse. Es entonces cuando, en el mejor de los casos, cae en cuenta de que se ha reído de algo doloroso para sí mismo o misma, o bien, que se ha reído de una estupidez sin importancia, de algo que no tiene nada que ver con su propia vida, sino con hacer mofa del otro.

Considero entonces, que hay que cultivar la risa, reeducarla, del mismo modo como educamos día a día la mirada, la palabra, el pensamiento. Hemos abusado de nuestra capacidad de reír y lo hacemos de cualquier simpleza... algunas veces es bueno, pero no cuando se hace costumbre. El llanto es más reprimido en general, quizás haya que usarlo más a menudo para reconocernos como seres humanos completos, y al reírnos usar más la inteligencia, de modo que el jolgorio sea más placentero y menos vacío.


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Algo sobre la Violencia de Género

Hoy se conmemora el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, y respecto a eso, a veces no quisiera opinar porque da la impresión de que ya se ha dicho todo. Sin embargo no puedo quedarme callada, siendo que el tema es uno de los que más me preocupa como mujer que soy, y en consecuencia, como víctima que he sido del maltrato y la discriminación en muchas de sus formas.

Esta semana estoy asistiendo a un foro en el que, como mencioné en la entrada anterior, muy a pesar de que los asistentes son todos ellos unas piedrotas, los ponentes han estado de lo mejor, y han quedado muchas preguntas en el aire. Es una lástima que me tenga que salir corriendo porque hay que ir a trabajar, pero afortunadamente poseo este espacio en donde puedo decir todo aquello que debo callar por las prisas.


En el evento mencionado se habló de violencia de género desde muchos ángulos, y ahí está la riqueza de lo encontrado en esas discusiones: empezando por definir la violencia desde el punto de vista de Foucault, ligado a las relaciones de poder, hasta la violencia simbólica de Bourdieu, que incide en los comportamientos de los otros de manera más sutil, más difícil de ubicar, y que conduce a la sumisión.


Se recordó nuevamente que vivimos en una cultura mundial androcéntrica, patriarcal, que cada quien tiene las tareas propias de su sexo, y no se dejó de comprobar con datos estadísticos que más del 80% de las mujeres ha sufrido maltrato emocional de su pareja. Se habló de ese currículum oculto en las escuelas, y sin querer, recordé a una amiga de mi hija en la secundaria, que se besuquea con el encargado de las computadoras generando la preocupación e impotencia de mi pequeña.


Yo me cuestioné el asunto: existe una delgada línea entre el abuso y la libertad de sentir placer. ¿Es la niña "abusada por su gusto"? El tipo es un hombre mayor, tiene poder sobre ella, y abusa de ese poder... pero la niña no siente culpa, siente placer y se lo procura. Es menor de edad, claro, pero ¿hasta dónde podemos decir que es abuso? ¿Sólo porque el tipo es realmente nefasto? ¿La obliga de alguna manera? Casos como estos son muy, pero muy delicados.*


Luego vino la violencia en las escuelas, sobre todo entre adolescentes, se habló del fenómeno del Bulling y de las condicionantes del hecho de ser hombres o mujeres respecto a ello, para después pasar a hablar de la violencia institucional y el Mugging o acoso laboral. Todo muy interesante, si tomamos en cuenta que mi hija ha sufrido el primero y yo he sufrido -y sigo sufriendo- el segundo.


También se habló de las leyes que se han aprobado en Brasil y en México, se hizo un comparativo y se hicieron propuestas para mejorar. Muchas de las presentes no conocíamos bien a bien la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida libre de violencia que sólo está vigente en la ciudad de México, por ejemplo, y nos asombramos con la Lei Maria da Penha que rige a todo Brasil.


Un filósofo del Colegio de México, el Dr. Juan Guillermo Figueroa, dio una maravillosa ponencia sobre "Masculinidades, relaciones de poder y violencia", exponiendo el punto de vista de los varones y compartiéndonos experiencias que orillaban a la reflexión en torno al maniqueo de los conceptos. ¿Cómo le hacen los hombres no-violentos en un mundo violento? ¿Qué hacen los que parecen diferentes? ¿Hay que acudir al falsacionismo de Popper para cuestionar la regla? Me dejó con el ojo cuadrado, además de que someramente analizó las campañas televisivas y publicitarias en contra de la violencia de género, en las que hombres y mujeres "de bien" proyectan una imagen moralizante... es un chingón el señor.


Luego, siguiendo en esta misma línea, una maestra cuyo nombre le convendría no fuera mencionado, hizo un raquítico intento de analizar la violencia desde el programa "La Familia Peluche", protagonizada por Eugenio Derbez y Consuelo Duval. No hizo más que repasar la letra de la canción de entrada y decir obviedades, pero a mí me hizo sacar mis propias conclusiones al respecto:


En el caso específico de Los Peluches , ella le prodiga a él toda una serie de insultos que no por agresivos son menos ingeniosos muchas veces... sin embargo, aunque él compite con ella en los apodos, hay una constante cuando quiere salirse por la vía rápida: llama a su mujer "Golosa".


La connotación sexual del término indica que ella tiene una necesidad dependiente de él, suficiente para que ella haya permanecido a su lado tanto tiempo a pesar del evidente odio. Es sutilmente humillante, digamos, y en efecto, se promueve la figura de la mujer castrante y por consiguiente, el odio hacia las mujeres.


Reírse de uno mismo no debe estar peleado con la preocupación por la solución del problema, es más, es parte de un comienzo el decirlo, mostrarlo, hacerlo evidente... pero claro, estamos hablando de Televisa, en donde la violencia está siendo naturalizada desde las épocas del Chavo del Ocho. ¿Hasta qué punto el decir algo deja de ser denuncia y se convierte en obviedad, en naturalización del problema? El manejo sigue siendo delicado. ¿Es cuestión de cómo y dónde se diga? Yo creo que sí, creo que eso es básico.


Después la violencia de género se extendió hacia el resto de las llamadas "minorías", concretamente de los homosexuales, y drásticamente se habló de fascismo, de exterminio y de pasos secuenciales de odio hasta el acabamiento, aludiendo esa famosa frase que dice "Todos lo golpearon, pero él solito se murió". La postura de la Dra. Ana María Martínez de la Escalera fue muy fuerte, pero no por ello menos importante, ya que fue una invitación expresa a asumir la propia responsabilidad que como individuos pertenecientes a una sociedad, tenemos de que se lleven a cabo y se justifiquen de mil maneras los actos violentos, de discriminación y odio, desde los más velados hasta los más atroces.


Se habló de la envidia, cuando se profundizó en el acoso laboral, de esa "situación esquizofrénica", como dicen los psicólogos, cuando se pide colaboración, pero se fomenta la competencia con uñas y dientes entre compañeros de un mismo equipo o de un mismo gremio.


Todavía sigo asimilando lo que el foro dejó a manera de preguntas en mi cabeza. Para pensarlas y para vivirlas. Esto de la violencia es un tema complejo, en el que, aunque parezca que todo está dicho, siempre hay mucho, mucho más por decir, pero sobre todo, muchísimo más por hacer.


*Nota al pie: semanas después me enteré de que la pequeña ya había practicado sexo oral con el tal encargado de las computadoras... quede para la reflexión

martes, 24 de noviembre de 2009

Entre intelectuales te veas

Todavía en medio de la oportunidad decisiva de elegir ser una académica brillante y una cabaretera de reputación difícil, esta semana empecé a asistir a un foro de discusión interdisciplinaria e interinstitucional, en donde el tema principal sería la violencia de género.

Sobre ello ya hablaré más ampliamente, ya que casi nunca es posible expresar desde el público asistente, las propias conclusiones en tiempo y forma que requerirían mínimamente. El punto no es ese, el punto es darme cuenta del tipo de gente que son quienes van a esos lugares.

Afortunadamente no es el primer ciclo de conferencias, congreso, foro o espacio de debate al que he asistido, así que tengo una referencia muy amplia, y puedo decir que siempre hay una constante en ellos, y que por desgracia sigo confirmando en cada oportunidad que me doy de asistir a algún evento académico: la gente va en su mayoría por la constancia curricular, así como van a la escuela por el título, o al trabajo por el cheque. Es desesperante la actitud de ya saber de antemano todo lo que están diciendo los ponentes, darlo por hecho, no hacer anotaciones, no hacer preguntas, y limitarse a escuchar o a comentar las mismas conclusiones a las que ya se habían llegado en la mesa, dando la impresión de que nunca estuvieron atentos y de que eso ellos ya lo habían pensado antes.

Me ennerva escuchar cuchicheos que nada tienen que ver con la discusión que nos trae a reunirnos en este sitio, y ver a los alumnos tomar parte en labores serviles como preparar el café y registrar a los asistentes, relegados a un papel secundario de manera tan arbitraria, que al cerrar el foro, un maestro dijo: "Me da gusto que esto lo hayan organizado nuestras alumnas de la maestría ellas solitas, prácticamente no necesitaron de ningún adulto." (¡¡¡!!!) ¿O sea que las alumnas de la maestría son qué? ¿Niñas? ¡Es horrible! Por eso no avanzamos, porque el comentario del profesor le vino a dar al traste a tanto esfuerzo de las compañeras, y que yo personalmente no pude dejar de aplaudir y reconocer como valioso.

Apartada de la vida social, me pregunté una vez más, ¿por qué no encajo? ¿por qué no he hecho la plática con nadie, no he encontrado alguien con quién compartir la opinión de lo que se está charlando acá, y que es tan verdaderamente preocupante desde el lugar que como mujer ocupo en esta sociedad, y que como madre de una mujer también, me interesa sobremanera... bueno, pues porque la primera vez que intenté establecer relación con una chica, lo primero que saltó a decirme por delante es que estaba haciendo el doctorado en este tema, y que casi casi se llevaba de a piquete de ombligo con las top top top del PUEG (Programa Universitario de Estudios de Género), en donde trabajan las más destacadas feministas y estudiosas del tema en este país.

No pude pasar más allá. La mujer unos cuantos años más joven que yo, estaba instalada en hablar de sí misma y de su intachable vida académica, antes que debatir en corto, en un descanso, acerca del tema que, supuestamente, es fundamental en su vida. Me dejó con la palabra en la boca en cuanto se desocupó una de las ponentes y pudo acercarse a hacerle la barba. Me pareció patético... como patético me pareció escuchar a un maestro de la universidad, viejo lobo de mar, abordar a una de las estudiantes y preguntarle qué estudiaba. La joven le contestó que ella venía de otra universidad, y que estudiaba Estética. El arrogante profesor la sorprendió con la típica pregunta del que se siente experto en su ramo y que es de lo único que puede hablar medianamente bien: "¿Y cuál es tu corriente filosófica?"

Yo me esperaba una respuesta más inteligente de la chica, que en su afán de no parecer tonta, lo pareció muchísimo más al contestar: "¿Eh...m-mi corriente filosófica? Ehm... pues... yo estudio estética, lo que estudio no tiene nada que ver con esto, de hecho... aunque esto me ayuda mucho porque necesito que me baje a tierra, que me haga preocupar por los otros..."

Y bueno, así como esas cosas, me resistía de plano a escuchar más, porque estábamos en un foro en donde se hablaba de la tolerancia, del respeto, de la sana convivencia y otras cosas más profundas, pero todo el mundo parecía estar en su onda. Tan solo la misma chamaquita esa que "estudia estética", se acercó a la cafetera y dijo realmente ofendida: "¿Pero cómo? ¡¡YO SOY de las organizadoras y no alcancé café!!" ... verdadera tragedia.

Como siempre, aprendí mucho, recordé muchas cosas, reflexioné mucho más con los puntos de vista y los estudios de los ponentes, pero en la práctica, me costó mucho no tener ganas de echar insecticida para eliminar a unos cuantos bichos que en lugar de poner atención y aportar algo al foro, se la pasaban comadreando o mascando chicle. Y es que decir "Tolerancia, respeto y sana convivencia" se dice fácil, pero no hay que hacerse de la vista gorda, la cosa no es nada sencilla, y no es que nadie haya dicho que lo sea, sino que para llegar a ese nivel hay que primero aprender a ser nosotros, y casi nadie lo hace, todo el mundo pretente, casi nadie es honesto y casi todos disimulan y fingen ser otra cosa.

Por eso el foro me ayudó a afirmarme en mi búsqueda personal: ser intelectual, hablar como tal o parecerlo no son una meta en mi vida. Si lo soy, se van a dar cuenta por lo que haga y diga en un teatro o en una conferencia magistral. El mundo intelectual, como el del arte, y el que gusten y manden, no está exento de hipocresía y de prepotencia, de abuso de poder y de mediocridad; en todos lados entran las ratas, y como ya lo dijo Saúl Hernández: "acuérdate que las ratas, no tienen alas...". Por fortuna, creo que yo sí tengo.



*

lunes, 14 de septiembre de 2009

"Entrevistando a alguien que intenta escribir"



Por Ewell Borrero

"Hortensia Martínez no se autodefine como bloggera, pues a pesar de que tiene un par de blogs, y es precisamente en este medio en donde más practica el pasatiempo de la escritura, ha hecho guiones de cine, televisión y teatro, así como uno que otro cuento e intentos de poesía cuando era una adolescente. En el fondo sigue siendo una púber atrapada en el cuerpo de una dama, por lo que fue interesante conocer más a fondo los motivos que la llevan a compartirnos pedazos de su realidad y su imaginación a través de sus espacios cibernéticos.

Acomodados en una pequeña cafetería por el rumbo del Ajusco (sus territorios, como ella le llama), conversamos con esta peculiar mujer tímida en un principio, pero resuelta y apasionada cuando tocamos un tema que conoce peligrosamente bien: ella misma.

¿Qué te hace escribir?
Un impulso, siempre un impulso

¿Escribes a menudo?
Sí... (Se interrumpe) jejeje… se me ocurrió una babosada ahora que preguntaste eso. “No, no les escribo. Dejaron de gustarme cuando tenía siete años”, pero bueno, olvidémoslo y hablemos en serio. (Risas)

¿Por qué escribes?
Porque es la manera más amable de darme a entender, que mi interlocutor no me interrumpa y me escuche con atención, y si se distrae, que yo no me dé cuenta, y si bosteza, que yo no me ponga nerviosa pensando que le aburren mis palabras, y si quiere dejarme con la palabra en la boca, puede hacerlo sin temor a verse grosero o grosera conmigo. La lectura de mis ideas erradica el sentimiento de culpa en aquellos que se atreven a leerme y se fastidian antes de los cinco minutos. Por eso escribo, para sentirme escuchada, aceptada, y en caso de ser rechazada, no darme cuenta de ello.

¿Qué escribes?
Lo que siento, lo que pienso y lo que hago. En ese orden.

¿Cuando escribes, en qué estado de ánimo te encuentras?
Antes pensaba que sólo estando triste podía escribir cosas lindas, que la felicidad me daba güeva y que estando instalada en una personalidad que cualquiera calificaría de emo en estos tiempos, escribir era una salida igual de fácil, pero más inteligente que el suicidio. Ahora escribo siempre, cuando estoy contenta, cuando estoy furiosa, si me ataca el nerviosismo, si estoy excitada, si estoy deprimida... Siempre, siempre escribo.

¿Al redactar, empiezas enseguida o lo planeas?
No lo planeo, empiezo enseguida. A veces la idea se gesta en mi cabeza con varios días de antelación, y así puede andarme rondando por algún tiempo, pero no llego a escribirlo sólo hasta que esta simple idea se convierte en un sentir extremo, en una necesidad urgente de expresión, entonces me trueno los dedos y afino el teclado. Otras veces la idea, el sentir y la necesidad surgen de inmediato, vienen en el mismo frasco, y entonces al destaparlo, el temblor de los dedos por escribir es algo casi fisiológico, es una sensación parecida al hambre, la sed o el amor: es urgente saciarla antes de que te haga enfermar.

¿Qué equipo utilizas?
Una libreta y una pluma son suficientes, aunque he perdido un poco la costumbre de escribir mientras viajo, por ejemplo. Desde hace ya algunos años, el teclado de la compu y el procesador de textos se han vuelto mis más nobles herramientas.

¿Consultas diccionarios, repasas textos?
Casi no. Cuando quiero pulirme en algo, tal vez, pero prefiero ser yo misma cuando escribo, no tomar prestados estilos ni palabras que no están en mi vocabulario habitual. Lo que escribo debe reflejar lo que soy, si no, no vale.

¿Te sientes satisfecha con lo que escribes?
Absolutamente. Debido a que sigo la fórmula anterior: ser yo, lo que escribo va dejando un testimonio de lo que soy en cada momento, cómo me siento, cómo evoluciono o involuciono en cada caso. Si me comparo con gente que escribe de oficio y que conoce varios secretos que yo no, entonces sí estoy perdida. Prefiero no hacerlo, prefiero autocomplacerme, eso me funciona porque es la única forma que tengo de apapacharme y aceptarme como soy. ¡Dios sabe que no me cuesta mucho trabajo ser exageradamente exigente conmigo y mis cosas! Por ello la escritura me relaja, porque no me exijo ser algo que no soy, ahí simplemente… ¡soy!

¿De qué manera crees que podrías mejorar tus escritos?
Bueno, si con “mejorar” hablamos de estilo, vocabulario y esas cosas, pues no hay otra manera más que leyendo. Leer a otros autores te abre un abanico de posibilidades. Te hace enamorarte del manejo de las situaciones, de las diferentes formas que tiene cada quien de tejer un ensayo, un cuento, un poema, una obra de teatro, y eso te ayuda a aprehenderlo, a hacerlo tuyo y guardarlo en el inconsciente para después sacarlo cuando sea útil o necesario. Leyendo, no hay más.

¿Cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos débiles?
Mi punto fuerte es ser yo cuando escribo: con la honestidad llevo ganada más de la mitad del terreno. Mi punto débil es mostrarme de más, perfectible como soy, débil y vulnerable no pocas veces, pero en general creo que me defiendo.

¿De qué manera crees que podrás mejorar tus textos?
¿De nuevo esa pregunta? (Sonríe entre apenada y divertida) Bueno, tal vez arriesgándome a ser otras que no soy en la vida real, pero que soy en la fantasía. Ya lo he hecho cuando escribo teatro, por ejemplo, pero tal vez practicarlo más en la narrativa, en mis escritajos cotidianos. Llevar eso que llaman otredad más seguido a mis escritos podría ser también interesante.

¿Cómo te gustaría escribir?
De una forma en que todos me entendieran. Es fácil que empaticen contigo si escribes cosas sentimentales, pero no que te entiendan realmente. Eso es lo difícil.

¿Qué dicen los lectores de lo que escribes?
Pues no sé, me lee muy poca gente, y la verdad no sabría decir si son lectores o no. Tal vez no lo son porque me dicen que escribo “padrísimo”, o bien porque son mis amigos y me echan porras aunque sean buenos lectores. Cuando un lector empedernido que no sea mi amigo me lea, veré qué me dice. Si es un bibliófago de esos que sólo repiten lo que ven en los escritores fregones, lo mandaré directito a la mierda aunque de dientes para afuera le agradezca su opinión, pero si es lector sincero y me critica algún punto que cause confusión o me ayude con ideas para hacer mi escritura más bella, lo recibiré de mil amores y le ofreceré un café.

¿Qué importancia tiene la corrección gramática del texto?
Mucha. No puedo negar que a pesar de que escribo de corrido en una primera instancia, siempre hago correcciones después a diestra y siniestra. Un escritillo por muy pequeño que sea, debe tener coherencia, cadencia, congruencia y ¿por qué no?, también cierta belleza. Debe gustarme a mí para poder publicarlo, debo quitarle una que otra cacofonía, palabras repetidas, ideas que al pensarlas no me parecen estorbosas, pero que al leerlas escritas por mí pueden parecerme incluso estúpidas. Corregir la gramática para que el lenguaje sea efectivo es crucial. Uno escribe para que otros lo lean, y hablar lo mejor posible es lo que prefiero, ¡aunque adoro las malas palabras cuando salen del alma! ¡Porque eso también es hablar bien!, ¿o no? (Risa final)."










Gracias a Ewell Borrero de Clon 2.0 por las preguntas :)

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martes, 28 de julio de 2009

La censura en los medios visuales.

Recuerdo cómo en los viejos tiempos aún podíamos ver sobre los hombros de Jacobo Zabludovsky esos hilos de titiritero que determinaban sus acciones y palabras en el noticiero de la noche. Cómo en Siempre en Domingo el persignado de Raúl Velasco hacía y deshacía estrellas a conveniencia de los intereses del imperio PRI-Televisa, cómo Chespirito confundía el humorismo blanco con la estupidez, y cómo Chabelo nos vendía la ilusión de tener juguetes caros a los niños con Reyes Magos pobres. Eran los pilares de la televisión en México, y su legado aún hoy día nos sigue influyendo.

Estoy hablando de un pasado para el cual las nuevas generaciones no encontrarían explicación. Se censuraba todo: no podía haber besos reales en las telenovelas, era tan falso todo, que esa teatralidad le daba cierto encanto a algunas de las mejores producciones de la época. Hoy no sólo vemos lenguas sino hasta nalgas. Gina Montes salía con un cuerpo de vedette setentera, de muslos gruesos y leotardo completo. No podía enseñarse el ombligo, ya que era considerado una zona demasiado erótica que sólo se enseñaba en los cabarets donde iban los caballeros. Hoy todo el mundo enseña el ombligo, desde Niurka que sólo se tapa pubis y pezones, hasta las más inocentes colegialas de los programas para niños.


En Brazil surgió el fenómeno de Xuxa, que era una sexy rubia que conducía programas infantiles, y se hacía rodear de lindas lolitas en short o minifalda. ¡Claro! el programa era todo un éxito, porque el asunto se volvió comercial no sólo para los pequeños y sus madres, que los acompañan a todas partes, sino también para los padres, que tenían entretenimiento visual mientras los más chicos de la casa bailaban y cantaban.


En México surgió entonces una copia barata del programa de Xuxa, se hacía llamar TeVeO y de ahí surgieron ideas para poner a una mujer joven en minifalda a cantarles a los niños, así que entrada la década de los noventas, Tatiana tuvo un éxito arrasador. Después vinieron otros intentos como los de Luz Elena González, y más recientemente la ex integrante de Jeans, Patricia Sirvent. Todo se ha desviado hacia lo visual.


Hoy tenemos un gobierno distinto, nos vendieron otra ilusión: la del cambio, la de la verdadera democracia, algo en lo que todavía estamos muy verdes pero queremos creer. Supuestamente con el ascenso de Emilio Azcárraga Jean a la presidencia de Televisa, un joven empresario con ideas frescas y mente más abierta, un verdadero cambio en las producciones era una posibilidad. Antes ya se había gestado una fuerte competencia para la televisora con la creación de TVAzteca, por mis rumbos, en el Ajusco, pero todo siguió siendo puro atole con el dedo.


Me da tristeza recordar la censura en los medios visuales como algo que en su momento dio muchos dolores de cabeza a mucha gente, sobre todo a los intelectuales o gente visionaria que se daba cuenta perfectamente del engaño y la sumisión en la que nos tenían los medios, pero que también dejó a mucha gente sin trabajo por no querer obedecer a los intereses de los poderosos, o bien por cometer inocentes errores como el famoso "Bomberito Juárez" del Loco Valdés, chistorete por el cual lo vetaron durante un tiempo, al meterse con un "Héroe de la Patria", y no con cualquiera, sino con el "Benemérito de las Américas".


Y he de reconocer que mi propio misticismo se hizo a base no sólo de ir al catecismo durante seis años y rezar todas las noches, sino también saludando a la bandera y sintiendo el patriotismo correr por mi sangre al ver las películas de Miguel Hidalgo con su estandarte de la Guadalupana.


Hoy todo está desmitificado. Nada es sagrado y por un lado está bien. Pero, ¿a dónde nos ha llevado quitar la censura a los medios visuales, y en general a todos los medios de comunicación? Cuando el PRI dejó de estar en el poder ya todo se podía, el primer presidente del PAN fue el personaje político más caricaturizado, parodiado y burlado de todos los tiempos desde épocas de Don Porfirio Díaz, y eso dio la pauta para que todos los medios se descosieran hablando mal de medio mundo.


Paty Chapoy creó en 1996 el programa Ventaneando, mismo que autodenominó "de crítica televisiva", y que en un principio fue novedoso porque hacía evidentes muchos errores que cometen las producciones, y alguno que otro resbalón moral o escandaloso de los famosos... pero aquello desató reacciones muy pronto, al grado de que la titular del programa fue demandada en varias ocasiones, pero gracias al rating que ha tenido Ventaneando desde sus inicios hasta la fecha, hoy por hoy la conductora se ha hecho intocable, una nube de poder e impunidad la rodea, y cuentan las malas lenguas que en la televisora del Ajusco tiene un piso completo para ella y su equipo, que son los que manejan a su antojo las notas del espectáculo que se dan en los canales de TV Azteca.


Paty Chapoy es la nueva constructora y destructora de estrellas. Lo que en su tiempo hizo Raúl Velasco, elevando a categoría de ídolos a quienes él quería, y destrozando a quienes le caían mal, es lo que ahora hace esta señora voluntariosa y desagradable, cuyo mal ejemplo ha sido seguido por muchas personas, y cuyo modelo ha sido imitado en muchos programas, tanto así, que se ha perdido la línea entre lo artístico y lo personal, no se sabe qué es arte ya. Un artista es sinónimo de un naco guapo y con dinero, y la cosa no es así.


No conformes con esto, en 2002 importamos un formato que llegó para quedarse: el Reality Show. Y entramos a ese mundillo por la puerta de enfrente: con Big Brother, un fenómeno que atrapó tanto a científicos sociales como a morbosos y pervertidos. Descubrimos que teníamos tanta hambre de realidad, habiendo sido sometidos a décadas de engaños, que nuestros ojos devoraban las imágenes que eran tan reales que mordían. La televisión por cable tuvo el "privilegio" de transmitir desnudos, sexo explícito, palabras altisonantes que aunque en tele abierta se cubrían aún con el famoso beep, eran tan obvias que hasta el niño más inocente sabía lo que se ocultaba detrás de tan molesto ruido.


Aparentemente hubo más apertura hacia las minorías. La paulatina desaparición de la censura hizo que muchas personas aprovecharan la ocasión para hacer programas inteligentes, serios, y para defender causas nobles como la equidad de género o combatir otras como la discriminación hacia los indígenas y homosexuales, pero como siempre, aunque se habla casi sin tapujos de muchas cuestiones, se privilegia la mofa absurda ante la verdadera crítica.


Y por si fuera poco, la proliferación de la Red de Redes por todo el mundo, sigue vendiendo tanto sexo y violencia, que las generaciones más jóvenes han nacido en medio de este caos visual. Les damos la bienvenida con nota roja, con video juegos de guerra y sangre, con titulares diarios de gente sin ropa o sin tripas, con programas de televisión en donde gente bonita físicamente hace porquerías intelectuales o espirituales, y debemos enseñarles a nuestros hijos la diferencia entre lo que se ve llamativo y lo que en verdad vale la pena.


Nunca pensé decir que extraño la censura, pero creo que va siendo tiempo de cuidar, así como el alimento, qué es lo que nos metemos por los ojos, como lo hacemos con lo que nos metemos por la boca.



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sábado, 30 de mayo de 2009

Lo mejor de TV Azteca

Lo que la televisora del Ajusco ha llamado Barra de Opinión de Azteca 13 es, por mucho, superior a la de Televisa, abarcando nueve programas de los que, debo decirlo, no todos son recomendables.

Para empezar, Ricardo Rocha ha sido un excelente conductor de toda la vida. Aún recuerdo los programas que, sin importar mi edad, solía mirar sin entender la mitad de nada, como Para gente grande y En vivo, allá por los noventas. Pero ahora que conduce Animal Nocturno y gracias al vicio de la red, no he tenido la oportunidad de verlo en compañía de los excelentes invitados que ha atinado en invitar. Sin embargo las pocas veces que lo he visto, lo he disfrutado muchísimo, y no por nada ya cumplió varios años al aire. La temática es muy adulta, muy seria, pero bastante agradable por la calidad de la mayoría de los invitados, mismos que no podemos ver en cualquier programa de entretenimiento. Lástima que se cuelen algunos invitados que la televisora desea promocionar, pero eso ya no es nuevo y estoicamente nos lo aguantamos. Por su parte, Patricia Llaca es muy culta, y ha ido creciendo desde el primer programa hasta la fecha. Se le ve muy segura y hace una química perfecta con el señor Rocha, así que si no lo han visto, échenle un ojito a este show cuyo nombre es resultado de una rompedera de cabeza tremenda de alguien que seguramente asoció el nombre del conductor, con el disco de otro Ricardo (Arjona) para obtener un título obvio para un programa en la noche...pero en fin, si no somos tan detallistas, no hay algo más que criticarle.

Robados o comprados del Canal Once y su Primer Plano, el programa Entre-3, conducido por Federico Reyes Heroles, Jesús Silva-Herzog Márquez y -mi novio- Carlos Elizondo Mayer-Serra, es un magnífico espacio para escuchar debatir a tres hombres muy inteligentes sobre los temas que tendrían que ser de interés general. Lamentablemente el horario es una burla: lunes a la media noche.

El ver programas que hacen pensar a la gente parece ser privilegio de unos cluantos desvelados, ya que quienes trabajamos o estudiamos y debemos dormir bien para rendir más o menos, cerrramos nuestros ojitos a veces minutos antes de que empiece el mentado programa. Lo mismo pasa con Reporte 13, conducido por Ricardo Rocha, en donde entrevista a grandes personalidades y cuyos anuncios comerciales llegamos a ver por pura casualidad. La Entrevista con Sarmiento está en ese misma situación, dos veces por semana pero muy noche. La gente que está cansada se duerme al oír la charla, son programas no aptos para quienes llegamos pidiendo cama en cuanto sale la luna.

Y para qué seguimos... Shalalá, conducido por dos damas, pasa a la misma hora y está ammbientado de día, ideal para que pasara por la mañana... pero no, porque de seguro las amas de casa prefieren ver a Ana María Alvarado hablando de chismes, que a Sabina Berman teniendo una plática interesante.

Confieso nunca haber visto En Contexto, ni Vía Libre, porque además de que pasan tarde, no han captado mi interés. Pero Frente a Frente y A quien corresponda, son chafísimos, aunque el Juguetón tiene su mérito, pero me parecen muy populacheros. Y hasta aquí con la barra de opinión.

Los unitarios son mejores, como Historias Engarzadas y La Historia detrás del Mito, ya que son muy entretenidos y más o menos serios. Lo que callamos las mujeres a veces parece que ya ha agotado todos los temas, pero se las ha ingeniado para permanecer al aire y pese a que tiene episodios muy tendenciosos y mal hechos, la mayoría de las veces presenta casos bien estudiados y bien interpretados por su cuerpo de actores base. Todavía es recomendable para la hora de la comida.

La gente joven no tiene escapatoria: están Top Ten, una fórmula probadísima y muy amable; Los 25+, una mejor forma de analizar la cultura del espectáculo, Hit M3 , en donde la pesadísima de Shanik Aspe hace el contraste necesario con Romina y Christian, los carismáticos conductores. Y por si fuera poco está el mal intencionado Caiga quien caiga, toda una cátedra de manipulación de la información, y que a diferencia del peor intencionado Famosos en Jaque, sí es divertido y no suena tan agresivo y ardido como el que conduce la -horrible- Móni caCa stañeda.

Todo esto en fin de semana, para quien no pierde oportunidad de quedarse en casa a echar la hueva al mar. Telenovelas y demás cosas, le jalo con fuerza a la cadena.

Y lo bueno es que TVAzteca sólo tiene dos canales, pero por eso mismo, menos espacio para rellenar con cualquier cosa, así que en ese sentido es una ventaja: tiene mayor cantidad de opciones para ver en tele. Por ejemplo en Azteca 7, lo mejor de lo mejor son Los Simpson, que afortunadamente no requieren presentación. Los programas importados son mucho mejores que en Televisa, y entre ellas podemos contar a Almas Perdidas, Chris Angel, Mentes criminales, Bones, Los Caballeros del Zodiaco, Esposas desesperadas y Gladiadores Americanos, entre otros. Sé que hay muchos fans de Grey, pero como persiste mi repulsión a los médicos y a sus calenturas, prefiero no verla.

Y de las producciones mexicanas, es imperdible Demente, una serie que aborda los excesos de una mente enferma. Algunos capítulos de Lo que la gente cuenta pueden ser espeluznantes, y a veces Difícil De Creer también aporta datos sorprendentes, por muy chocante que pueda ser el conductor, Sergio Sepúlveda.

En fin, que la programación de Azteca es mucho más diversa y redonda que la de el viejo monopolio, pero no olvidemos que también sabe hacer popó, y de momento no seré yo quien le compre el pañal de adulto.

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martes, 5 de mayo de 2009

Últimas reflexiones sobre el virus de la Influenza

Al menos por el momento quiero dejar de escribir sobre esto, ya que el tema seguramente va a seguir dando para mucho más. Por ahora sólo quiero puntualizar sobre la evolución del enfoque con que se ha percibido el fenómeno desde mi punto de vista personal, como siempre.

La primera impresión al conocer la noticia el pasado jueves 23 de abril, fue de una alerta que nos hizo lavar cobertores y desinfectar cada rincón de casa con el fin de erradicar cualquier resto de las terribles gripes que nos habían atacado en esas semanas.

La segunda etapa fue empezarse a preguntar cosas, analizar la situación del país y del mundo, y desconfiar de lo oportuno de esta enfermedad y de lo conveniente que era para algunas personas en épocas de elecciones y puentes vacacionales.

La tercera fue casi pelearme con personas que estaban tan paniqueadas, que simplemente no había punto de discusión. La pandemia era inminente, y ya fuera que se basaran en textos científicos, históricos o religiosos, no había modo de dialogar, mantenían firmemente su postura.

La cuarta fue hacer un balance entre todo lo visto, oído y leído, para finalmente estar de acuerdo en que:
  • Según los científicos, los virus son mortales, que en efecto la gripe es algo que hay que temer debido a su alta contagiosidad, y que hay que estar más pendientes de ciertos detalles para cuidar nuestra salud.

  • Según la historia, no es la primera vez que se da algo de esta naturaleza en el mundo, hay bacterias que han matado a poblaciones enteras y esto probablemente tenga algo que ver con el nuevo orden mundial, ya sea provocado artificialmente o de manera natural.

  • Según los religiosos, están previstas más plagas para la humanidad debido al descuido y la falta de respeto y consciencia que ha tenido siempre con el medio ambiente que le rodea; de tal modo que brotes dañinos como este de ahora, sirven para hacer pensar un poco más en todo aquello que hemos venido olvidando, y que es crucial para la vida en armonía.

Pero la perspectiva desde donde uno mira las cosas, tiene que ver no sólo con nuestra historia personal, sino con la memoria colectiva y sobre todo, con la preparación académica o especialización que uno tenga. Por ello, para los matemáticos, biólogos y químicos, el problema tiene importancia desde cierto ángulo, mientras que para los sociólogos, antropólogos y psicólogos, por ejemplo, tiene una importancia de índole distinta.

En mi caso, al estar desde siempre interesada por el estudio de las Humanidades antes que de las Ciencias Duras, mi interés era de entrada conocer las reacciones de la gente, sus manifestaciones culturales, artísticas y sociales, habiendo encontrado en ellas innumerables casos de ingenio, miedo, ignorancia y desprecio por quien piensa distinto.

Algunas personas insistían en preocuparse por las víctimas fatales, y a mí me importaba más el pensar en lo que haríamos nosotros, los vivos; por ello siempre me mantuve un tanto escéptica de la gravedad del asunto, pero sin dejar de estar constantemente informada, actualizándome en los noticieros e investigando por otras fuentes.

Por eso, al día de hoy mi postura no descarta la importancia de ser conscientes del virus y el cuidado que hay que tener para llevar una vida sana; sin embargo sigo inclinándome a preocuparme más por la ventaja que ciertas personas vayan a tomar de esta situación, de la escasez de agua que va a agravarse muchísimo ahora que mucha gente se baña dos veces al día y se lava las manos otras cincuenta. Me preocupa no el hecho de que usemos cubrebocas con caritas pintadas o mascarillas antigases muy discretas, sino lo fácil que será encubrir las identidades de personas que se dedican a delinquir, por ejemplo, o la discriminación que se agudizará hacia la gente de pocos recursos, indigentes, niños de la calle y personas en general que no tienen acceso a la salud pública.

Ese tipo de cosas también hay que preguntárselas, socialmente es muy duro entrar en una crisis como esta que estamos viviendo, el costo es muy elevado. No ignoremos también lo mucho que esto va a afectar a la economía de las microempresas, por ejemplo cuando los pequeños restaurantes o fondas tengan que cerrar si no pueden acatar la orden de la distancia que debe haber entre comensales. ¿Qué pasará con los comerciantes informales? Hasta ahora no supe que les fuera prohibido poner sus tianguis y puestos callejeros, al menos no en la mayor parte de la ciudad, en donde los mercados siguieron su rutina habitual, aunque con menos clientela.

Los doctores seguirán teniendo el privilegio de ser una de las profesiones más demandadas por los estudiantes y por la población en general para alivio de sus males (con lo arrogantes que son la mayoría ¬¬). Y estoy segura de que tal vez mis hijos en su vejez podrán ver los resultados del estudio del Genoma Humano, mismos que pueden ser quienes salven al hombre de perecer a causa de los bichos... sin embargo seguirá habiendo muertos, siempre debe de haber muertos antes... pero también injusticia, desigualdad y negligencia. Que estado de salud de las personas no vaya a ser un pretexto para restringir -todavía más- el acceso a las fuentes de trabajo o al despido injustificado de los empleados en ciertos casos.

Sé que habrá muchas cosas que empezarán a cambiar y a hacerse visibles, ojalá me esté equivocando...en dos días regreso a la Universidad y voy a sentir muy feo que alguien no quiera ni darme la mano. "Tendremos que acostumbrarnos a ello", dicen los expertos, pero ¿qué otras manifestaciones para demostrar afecto habrá si debemos evitar, en lo posible el contacto físico? ¿Habrá que conformarse con las tarjetas virtuales y los correos electrónicos? ¿Se pondrá de última moda el cybersexo como una alternativa al contagio?

Yo no lo sé, pero por lo pronto este es el último post que escribo de corrido sobre el tema, ya que ha roto el récord de cinco entradas consecutivas en este blog y quisiera hablar de alguna otra cosa. Ya veremos el curso que toma el fenómeno, mientras tanto, ¡a preguntarse cosas! Creo que se va a poner más que interesante.

viernes, 1 de mayo de 2009

El primer brote de una segunda epidemia

Quisiera declararme harta de esto, pero no hay tiempo para cansarse de algo que apenas está empezando. Desde la división entre los jodidos que votaban por "El Peje" y los que se creían nice y votaban por el PAN, no había visto una división de opiniones tan radical como la que ha provocado la Influenza.

Es verdad que el cruce de información causa confusión, y que hay que tomar postura de alguna forma. Hay quien dice: "pues por si son peras o manzanas, mejor me protejo". Hay otros que se burlan y hacen bromas en la calle tosiendo a propósito para ver cómo la gente anda paniqueada, y hay quien se mantiene más neutral, analizando la situación, abrevando de todas partes, aumentando quizás la confusión de la mente, pero con decisiones más eclécticas y menos viscerales...por desgracia son los menos.
Ahora es muy notoria la tensión entre quienes se inclinan a pensar en que todo es una patraña, y quienes se obstinan en justificar las muertes, leen información médica, política, sociológica y todo, pero no hacen más que reforzar una idea preconcebida.

Hay fans a ultranza del cubrebocas, del alcohol gel y de los reportes diarios, y también hay fanáticos de las teorías conspirativas que se la pasan intentando convencer a todos de que no hagan caso al gobierno. Pero eso ha sido siempre como ponerse "con Sanzón a las patadas". Y también hay quienes siguen engrosando las filas de las religiones emergentes y de alguna que otra más antigua, argumentando presagios del fin del mundo y códigos ocultos en los versículos de la Biblia.

Como decía en un post anterior, hoy que voy al trabajo es mejor llevar cubrebocas para que la gente se sienta "más segura" y más relajada cerca de uno, pero no porque esté total y absolutamente convencida de que son indispensables. Hay una Bacteriofobia creciente en este país, y no me sumo a ella.

Es una pena que empiece a sentirse esa división de opiniones como cuando el país se tiñó de azul en el norte y de amarillo en el sur. Si fuera cierto eso de que hay algo sucio detrás de esta noticia, estarían logrando dividirnos de un modo en que ya nadie escucha a nadie, no nos damos el beneficio de la duda, por más descabellado que parezca. Para todos, el alarmista es el otro.

¡El virus existe, mata gente, protéjanse...!
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¡Lo peligroso está en el gobierno, y lo que están haciendo con nosotros!


Qué lástima, pero es muy difícil ponerse en medio, ¿no es cierto?

miércoles, 29 de abril de 2009

Influenza...continúa el aislamiento

El presente post es para aclarar ciertos puntos que quedaron pendientes del anterior, ya que fue escrito a escasos dos días de haber sido anunciada la contingencia, con la pasión natural que caracteriza el impulso de mi escritura.
Hoy las cosas son distintas: se sabe que el nuevo bicho ha infectado a personas no sólo en México sino en todas partes, por lo que va quedando descartado el hecho de que sea sólo un invento tipo Chupacabras para tapar exclusivamente acciones del gobierno mexicano. La gente está muriendo, claro, pero igual mueren personas por desnutrición y pobreza, y por respeto a ellos nadie guarda un minuto de silencio.

Las epidemias matan, ese es su trabajo, al igual que el SIDA está cobrando vidas desde hace poco más de dos décadas alrededor del mundo, y no quisiera sonar tan fría, pero así es. De los -aproximadamente- veinte casos confirmados de la muerte por Influenza, seguramente se complicaron por no detectarse a tiempo, porque las personas tenían un sistema inmunológico débil o porque tenían otras enfermedades -aclaro que estoy especulando, créanme la mitad, pero estoy en mi derecho-. El gobierno se ha puesto de cabeza ante esta situación, y por eso debe tratar de evitar que se propague el virus para no duplicar el gasto que tendría que hacer para dotar de medicamento a toda la ciudadanía, pero como nunca ha sabido manejar las cosas, recurre a mantener a raya a la población, ya que siempre es más fácil y rápido infundir el miedo que educar, no me queda duda.

Por lo pronto urge atender a los enfermos, que el Seguro Social y todas las intancias de salud pública se pongan a hacer el trabajo que desde siempre debieron hacer: brindar un servicio de calidad a los pacientes, y por supuesto que esto no se logra de la noche a la mañana, "se las han de estar viendo negras", porque al igual que con el temblor del '85, estas cosas sacan a relucir las deficiencias que han tenido nuestros gobiernos desde toda la vida -please don't get me wrong, don't call me grillera-y esta epidemia no puede ser la excepción.

Por ello es natural que uno saque las garras cuando lee que se "Podrán allanar viviendas para imponer tratamientos" (La Jornada, 26 de abril de 2009), ¿a qué les suena?. Violación de los derechos individuales, por supuesto, y en un panorama de paulatina militarización del país, ¿qué más puede uno pensar a golpe de oído? Sumémosle a eso la impotencia y depresión que sumen al mexicano en el desaliento con facilidad, misma que tiene varias manifestaciones que van desde hacer chistes de ello, hasta embriagarse viendo la tele para evadirse. Creo que no dije nada extremo, se han dicho cosas más extremas aún, cosas que por falta de información fidedigna, no me he atrevido a suscribir, haciendo uso de esa responsabilidad que se nos achaca a los bloggeros y que en cierta forma poseemos.

Días después de saber que mis estudios tendrán que esperar, a tan sólo un par de meses para terminar mi carrera, ahora que sé que es debido a un bicho genuino, real, que está matando y que ha generado preocupación en el mundo, puedo entender que es un problema grave. Lo que sí me sigue preocupando es que esto genere en la población los efectos negativos que cualquier situación de crisis es propensa a provocar.

¿Se imaginan? Hay que lavarse las manos más seguido y en nuestra ciudad se está acabando el agua, SE-ESTÁ-ACABANDO. La medida de usar cubrebocas genera más deshechos, la gente los tira en la calle, ¿realmente necesitamos eso? Si antes la gente no se daba abrazos, ahora, menos. Si la gente desconfiaba de todo el mundo, ahora incluso se tiene asco. Si la gente se ocupaba de sus propios intereses (como que ahora mi titulación tendrá que esperar otro tanto), ahora con más razón -eso me asusta, me asusta mucho-. Si a la gente le gustaba estar en casa cheleando y viendo el entretenimiento de Televisa y TVAzteca, ahora, más. Los comunicadores realmente se han creído su papel de redentores del aburrimiento mucho más que otras veces, y sienten que el "compromiso social" que tienen para embrutecer al pueblo, es más necesario que nunca.

Y como esos ejemplos, podría darles muchos más, por lo tanto, ¿qué actitud tener ante lo que pasa? Bueno, en medida de lo posible, quienes no carecemos de agua y tenemos otras opciones que ver -y entender- en tele, radio y prensa, tengamos las medidas de higiene más básicas, mantengámonos informados y al día, y no tengamos miedo de abrazarnos y besarnos, salir a la calle, poner la mano en el (infectadíiiisimo) tubo del metro o del microbús y seguir hasta donde nos dejen, con la normalidad de la vida. "Un pueblo inculto es más fácil de dominar" como decía Martí -please don't call me comunista- y los que tenemos el privilegio de contar con un espacio como este, atrevámonos a decir lo que pensamos y a discutirlo.

Por eso veo con otros ojos las canciones y videos que ahora circulan sobre el problema: comulgo con desacralizar las cosas, ironizar, reír cuando se quiere llorar. Es condición natural del ser humano, y particularmente de culturas como la nuestra, todo está en cómo se mira. Si eres pariente de un fallecido, o si decides verlo a través de ese cristal, no te va a hacer mucha gracia. A mí me preocupan los vivos, y ruego por que nadie enferme crónicamente de miedo y de egoísmo, que son males más peligrosos que la propia Influenza.

Y por cierto, gracias a quienes me impulsaron a escribir este post calentando este espacio, que ya últimamente se sentía un tanto frío de sus opiniones. -Sirena y Panda- Seguiré pendiente de la nueva información que se genere.

domingo, 26 de abril de 2009

Caso aislado

Desde el mes de diciembre del año pasado me he estado enfermando de una gripe muy latosa. Nunca me ha gustado gastar dinero en doctores ni en medicamentos, y contrario a las indicaciones de todo el mundo, me automedico frecuentemente, utilizando antibióticos de vez en cuando, y analgésicos las más de las veces. Cuido, sin embargo todo aquéllo que entra en mi cuerpo procurando no abusar de nada, y usar la medicina de farmacia sólo como último recurso. Así es que a través de los años, mis males se han curado con tés, jugos y alimentos que recomiendan las abuelas desde tiempos inmemoriales: los médicos no me caen muy bien -qué ironía-.

Aunque últimamente la edad me ha pasado factura de varias cosas, y he tenido que cuidar mi salud con más detalle aún contra mi voluntad; las gripes son cosa de todos los años y nunca me han preocupado de más. Cuando una gripe me ataca, me pongo "flojita y cooperando", me entrego a ella y le digo "haz conmigo lo que quieras". Confío en mis anticuerpos y los dejo hacer su trabajo eliminando al virus y sus efectos en menos de una semana. Me ayudo con jugo de naranja, agua de limón y tés con miel. Hasta ahora me ha dado resultado.

Dice mi madre que no hay mejor cura para ciertas enfermedades comunes, que "el remedio de no te hago caso", y miren que lo he comprobado, pero eso no pasa así con la mayoría de la gente, que está muy paranoica por todos lados, se le ha inyectado una cultura del miedo en dosis muy pequeñas con el paso del tiempo, así es que de un momento a otro, cuando anuncian que una Gripe Mutante ataca a la Ciudad de México, no pasan ni veinticuatro horas y ya todo el mundo trae cubrebocas, no sale de casa y procura no tocarse ni besarse más que lo estrictamente necesario.

Yo no sé, pero la situación que se ha dado desde la noche del jueves pasado y hasta el momento en mi querido terruño, me parece un fenómeno digno de estudio.

Sin ir muy lejos, en casa lavamos cobijas, sábanas y desinfectamos todo con cloro cual si se tratara de luchar contra una bomba biológica (y lo justifico porque las gripes sufridas por los miembros de la familia habían tenido síntomas nunca antes sentidos), pero luego de tomar las precauciones mínimas, me preparé para salir a la calle. Estaba puestísima para ir a un espectáculo de cabaret que tenía muchas ganas de ver, y mi acompañante decidió quedarse en casa por miedo de traerle el virus a su familia. Me quedé frustrada por no tener carro, vivir lejos del teatro y guardada en casa. Ahí me enteré de que las clases se suspenderían por semana y media en todos los niveles educativos de la ciudad, que se cerrarán teatros, cines y museos, y que se cancelarán eventos masivos como partidos de soccer, conciertos y hasta las misas.

Me quedé en shock porque ahora que podría aprovechar que las calles están vacías, no puedo ir a un museo porque hasta va a haber operativos para asegurar que nadie salga si no es urgente. Inclusive se autoriza entrar a las casas en algunos casos, según lo que escuché en el comunicado.

No sé qué opinen, pero con la poca información que poseo del asunto, considero que es un plan muy macabro. Debe haber algo de cierto en lo de la dichoza Influenza Porcina (un virus que atacaba a los puercos y que mutó para infectar a los humanos, lo cual se ha vuelto mortal en algunos casos documentados), pero también hay mucho de manipulación política y de cosas raras. Se acercan las elecciones para diputados federales, y es mucha casualidad que sabiendo de la existencia del virus desde el año pasado según gente cercana que trabaja en hospitales, sea hasta este momento que se haya informado, y que se hayan tomado estas medidas tan drásticas para protegernos de algo que está cobrando dimensiones épicas con la opinión de la OMS y otras instancias externas.

Y es que hay muchas formas de amarrar a la gente: declarar cuarentena en la población por algo que aparentemente no es tan grave, atrapa tanto a los hipocondriacos como a los perezosos, que ahora tienen el pretexto idóneo para no asistir al trabajo, pero ponen en aprietos a otras personas que tendrán que cubrir doble turno, encargar a sus hijos a ver dónde o viajar en el transporte público teniendo asco de todos. A ver, ¿por qué no pararon las actividades productivas? Si el asunto fuera tan grave, lo harían. Esto huele más a un experimento social, algo que tenga que ver con el comportamiento de la gente en situaciones de crisis, medir el nivel de obediencia y las reacciones de las masas. Los comunicadores parecen cortados con las mismas tijeras, y el manejo que hacen de la información, realmente apesta.

Poco a poco irán saliendo esas cosas que están detrás de la Influenza y el pánico que ha causado en los habitantes de la capital y otros estados, pero de momento aunque parezca que sólo estoy especulando, basta con ver a los hijos pequeños de mis vecinos, jugando a que "ahí viene el virus", la aparición de cada vez más anuncios en la tele sobre productos de higiene y antibacteriales, la negativa de la gente a querer salir a cualquier lado, la cobertura especial en los noticieros, la escasez de cubrebocas, y su venta abusiva hasta en cincuenta pesos, cuando su costo promedio es de 3 a 10 pesos; para darse cuenta de que hay muchas cosas más allá de una bien intencionada acción para protegernos del contagio y prevenir gastos mayores por parte del gobierno.

Por lo pronto quedan todavía nueve días de cuarentena, toque de queda o como prefieran llamarle. Ya veremos cómo avanza, mientras tanto escuchen esto que han dado en llamar la Cumbia de la Influenza, una reacción más divertida a la situación que se está viviendo en el Distrito Federal, ciudad que cariñosamente llamamos Chilangolandia, y en donde surgen ideas desde lo más profundo de las cloacas.

lunes, 2 de febrero de 2009

Mi vida en rosa (Apología de la Telenovela)

ADVERTENCIA:
Si usted llegó buscando información sobre la película del mismo nombre, pierde su tiempo, este post no trata de eso. Gracias



¿Qué sería de las almas solitarias, los desadaptados sociales y los insatisfechos sexuales si no existiera la telenovela? El mundo seguro sería aún peor.

No se espante usted con mis palabras, que yo sé que a través de la historia se ha demostrado que las telenovelas tienen gran culpa de la educación sentimental de los pueblos, y que a pesar de que el género ha dado vida a muchas de las mejores historias jamás escritas, el cine y la televisión han conseguido que el melodrama se abarate, se acorriente y se degrade.

Tendrán que estar de acuerdo conmigo en que cuando una historia se lee, las sensaciones son más ricas, más intensas, dado que cada quien le pone de su cosecha personal características que sólo uno conoce, sólo uno valora, sólo a uno le emocionan. Por eso nos gustan las novelas, las obras de teatro, la poesía, por eso hay Best Sellers que hablan no sólo de las cosas que uno se pregunta sobre los misterios de la vida, sino que pueden ser universales porque tienen "eso" que engancha, y que hace que miles o millones de personas alrededor del mundo se identifiquen con esas letras. Por eso Corín Tellado, conocida como "la inocente pornógrafa" es la mujer que ha vendido más ejemplares de su obra en el planeta, sólo después de Shakespeare y de la Biblia, según dicen los datos duros.

Porque el mundo necesita el amor, necesita creer, necesita aferrarse a un sueño, a una fantasía.

Con la creciente desilusión que dejan las religiones al estar sustentadas en políticas humanas y no divinas como presumen, con la impotencia que deja en los marginados la certeza de que haciendo lo que hagan, no cambiarán de esfera social por más que se esfuercen, sólo quedan en esta vida dos caminos a seguir: la esperanza o la violencia...a veces el primero lleva al otro, pero el segundo jamás llevará al primero.

Me explico mejor: el ser humano tiene la capacidad de imaginar, de ver lo que no se ve, de percibir lo que no es palpable, y no hace falta ser artista o genio para tener esa sensibilidad, todos la poseemos. Como diría Silvio Rodríguez, y dice bien: "yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible, se sabe demasiado". Así pasa cuando leemos una novela, un cuento o una historia de ficción, somos capaces de depositar ahí nuestros anhelos, nuestros miedos y nuestros más hondos secretos, podemos creer en un amor que es posible muy a pesar de toda adversidad. Podemos soñar con que, sin importar nuestro físico, nuestro oficio o nuestra clase social, tenemos la posibilidad de amar y ser amados, de encontrar esa media naranja que nos valore como personas, como individuos únicos e irrepetibles... y eso es lo que nos hace tener la esperanza en un mundo mejor, en que llegará el día cuando los seres humanos se den cuenta de la verdadera esencia de la belleza, y cuidarán el tesoro de la vida como lo que es: un verdadero milagro.

Eso es lo que a quienes vivimos en el ensueño nos mueve para intentar violentar conciencias, para querer sacudir las almas de aquéllos que nos leen, que nos oyen, que nos miran actuar. No empezamos al revés, en la violencia desnuda, sin sustento, dolorosa y lastimera, no. Empezamos soñando, creyendo a pesar de la adversidad, a pesar de los golpes de realidad que nos amoratan el rostro cada vez que salimos a la calle o encendemos el canal de las noticias. No se vale empezar la mañana enterándonos de a quién mataron y por qué causas injustas pasó, cuando debiéramos oír un disco de música clásica al despertar y tratar de mantener esa armonía hasta la tarde y noche, intentando ser mejores.

Y no estoy hablando de evadirse de lo que pasa, no señor. La realidad nos muerde, no podemos dejar de sentirla porque entonces ya no seríamos seres humanos, sino otra cosa muy cercana a un robot. No podemos ignorar mientras viajamos a cumplir nuestras responsabilidades, que hay basura en las calles, por ejemplo, pero no podemos ir levantando lo que otros tiran en cada esquina. No podemos ignorar que en cada estación hay un ambulante o un mendigo, pero tampoco podemos comprarle y darle una moneda a todos y cada uno de los necesitados que hallemos al paso. No podemos ignorar que hay pobreza, enfermedad, ignorancia, desigualdad, injusticia a nuestro alrededor, pero no podemos sentarnos a llorar de tristeza o rabia por cada persona que muere de hambre, por cada civil que muere en la guerra, por cada inocente que es torturado, por cada pobre que es humillado, por cada ignorante que es engañado... no es posible.

Queda endurecerse un poco, hacer de tripas, corazón, como dicen en mi México, tener la esperanza de que algo se puede cambiar poco a poco, y tener la conciencia de que nada de lo establecido se erradica de la noche a la mañana y sin que haya mártires que paguen por ello. Queda trabajar, hacer patria en cada calle, con cada persona... pero para hacer tan compleja tarea hace falta no dejar de soñar en lo más simple: el amor entre dos personas, el amor de pareja.

¿Qué si no, satisface cuerpo y alma en plenitud? Sólo el arte, dirán algunos, pero sólo cuando es reconocido y valorado por un gran número de personas que te hacen vibrar en un orgasmo de aplausos cuyo éxtasis no supera un encuentro sexual... pero si no es así, no hay cosa que iguale a la sensación de carne y espíritu satisfechos al por mayor.

¿Por qué la idea de un amor ideal es alguien que sólo tenga ojos para uno, se endiose con uno y sea cien por ciento correspondido por uno? Es sencillo: porque la gente que lucha todos los días por ser mejor persona, por sobrevivir honestamente en un mundo deshonesto, esa que entiende el valor de un abrazo y no recibe más que frialdad, tiene muy cierto que lo que está haciendo es lo correcto, que lo que piensa es razonable y justo, y por lo tanto, necesita que se le reconozca.

Por otro lado, quien ha cometido errores, pero que no ha tenido la oportunidad o el tiempo de convertirse en un ser de piedra, es consciente de lo que ha hecho mal, sabe que no ha sido correcto, y ruega por que alguien se ponga en contacto con su lado bueno, y le redima por todos los males cometidos. Por eso es que tienen éxito las novelas.

El ser humano en general busca la aprobación, la aceptación de los otros... pero como nunca vamos a quedar bien con justos y pecadores, necesitamos al menos UNA persona en el mundo que nos comprenda, que nos valore, que nos quiera tanto, que tenga ganas de abrazarnos y besarnos todo el tiempo, que sea capaz de dar la vida por nosotros, y que a la vez sea capaz de sacarnos de nuestra coraza para que nos sintamos capaces de sentir lo mismo. Una persona que aprecie nuestra compañía por encima de la compañía de cualquiera, nuestra opinión y nuestro bienestar por encima de la opinión y el bienestar de cualquiera, y que a la vez respete nuestro espacio y mantenga su distancia cuando queramos estar solos, que sea una persona segura de sí misma que a la vez nos haga sentirnos seguros de nosotros mismos: esa es la pareja perfecta.

¿No miento, verdad? Muchos habrán asentido al leer lo anterior.

El ideal de pareja perfecta se encuentra claramente retratado en la inmensa mayoría de los melodramas televisivos y en el cine. El error que han tenido muchos de ellos ha sido alejarse de una esencia cuidadosa de la historia. Si bien es cierto que los personajes secundarios y situaciones paralelas dan mucha vida a la línea principal, también lo es el hecho de que se ha abusado del uso de personas famosas, populares por lo vulgar, atractivos visuales extremos, énfasis en lo sexual y en el modelo de belleza establecido, demasiada atención en los valores que, según la época y el lugar, son considerados adecuados, de actualidad o convenientes para quienes manejan el poder -más recientemente quienes manejan un mercado que necesita sociedades consumistas y en apariencia rebeldes ante lo viejo y tradicional-.

Por eso las historias recreadas por modelos en lugar de actores, escritas y dirigidas por empresarios en lugar de dramaturgos, y publicitadas por vendedores en lugar de creativos honestos, son cada vez menos impolutas, se encuentran invadidas de basura, tanto que vuelven al producto mismo una basura.
Pero quiero retomar la pregunta del principio: ¿qué sería de quienes no nacimos con la fortuna de los que no engordan aunque se traguen la vaca entera? (en éste mundo hay que estar obligatoriamente esbeltos luego de que McDonald's y el fast food nos han hecho un daño generacional peor que la radiación en Chernobil). ¿Qué sería de quienes no poseemos las características físicas y sociales que nos dicta la moda? ¿Estamos condenados a no sentir con la misma intensidad los besos y caricias que se dan en sus rostros y en sus cuerpos perfectos quienes salen en la tele? ¿Será que no podremos jamás salir del hoyo de la ignominia o el anonimato?, ¿No debemos seguir en la ilusión de que alguna vez encontraremos a esa pareja perfecta que cubrirá todos los requisitos mencionados?

No lo sé... "ya bájate de tu nube", me dirán algunos, pero yo rescato ese tipo de telenovelas: esas que, a pesar de basarse en fórmulas dramáticas básicas, tienen su encanto en la belleza de la esperanza. Ya hablando más a título personal, ¿qué sería de mí sin Yo soy Betty, la fea, por ejemplo? Una mujer que a pesar de las burlas por no encajar en el estereotipo de belleza predominante, demuestra que su inteligencia y su lealtad son más valiosas para enamorar a un hombre que la superficialidad de las demás mujeres bellas que puedan rodearlo. ¿Y qué me dicen de Café con aroma de Mujer, anterior a la de Betty, pero de la pluma del mismo autor, Fernando Gaitán? El colombiano tiene talento y sensibilidad superiores a la de muchos escritores actuales. Una mujer puede superarse, abrirse paso en la vida y no olvidar sus raíces, ser valiente, decidida, y no por ello negarse al amor. Un hombre puede reconocerse débil, vulnerable y equivocado, entregarse al amor sin reservas y contra toda necedad de cualquier otro tipo.

Mi adorable Kim Sam Soon, "hitazo" coreano. ¿Quién dijo que una mujer gorda y mayor de edad no puede enamorarse como si tuviera quince y ser correspondida de igual forma? ¿Está mal tener ese encanto y esa ternura aún cuando ya se pasó de los veinte años? ¿No se vale amar como si nunca nos hubiesen lastimado?

Cada quién tendrá alguna con la que identifique rasgos personales en particular, pero en mi caso, las novelas que pintan la vida tal y como es, con sus matices y traiciones, terriblemente humanas, esas son mis consentidas. No creo que sea justo encerrar en una sola celda a todas las telenovelas y condenarlas al desprecio generalizado. Hay historias que son buenas así: rosas-rosas. El tratamiento de los personajes no degrada a nadie, es digno. La convención del cuento de hadas está ahí, pero jamás te olvidas de que hacer el amor con amor es posible, es lo idóneo, y es tan real como la camioneta de Salubridad llevándose salvajemente al perro callejero. Una lágrima de felicidad durante el beso es tan real como el hacha sobre la cabeza de la foca, y un abrazo que estremece por sí mismo es tan posible como la más cruel de las cosas que vemos a diario.

Así que le invito a que vea telenovelas, buenas telenovelas. Goce historias de cine conmovedoras, cursis, rosas. Lea más al amor que a los periódicos. Supere la amargura de un mundo descompuesto, y sin cerrar los ojos, siga mirando a la luna, suspirando porque es la misma que en algún sitio de la tierra, está mirando el ser que nació para estar con usted, para ser el amor de su vida.

viernes, 10 de octubre de 2008

Comunicación del Siglo XXI

Las relaciones interpersonales son importantísimas, tal como lo he referido en repetidas ocasiones (Leer "Espacio y Tecla"). Es una necesidad de vida estar comunicados con otras personas, saber lo que piensan, lo que sienten, para mirarse en los espejos de los otros como dicen los psicólogos, y dejarse encontrar, perderse y buscarse de nuevo, así debe ser toda la vida.

Ayer me encontraba en un improvisado salón de teatro sintiéndome encerrada al igual que mis compañeros y mi director, enclaustrados en un espacio reducido y tratando de sacar el alma en nuestras improvisaciones. No sabía por qué no podía concentrarme, no quise adjudicárselo al hecho de que no había espejitos y duela que nos dieran comodidad; sin embargo encontré la clave cuando dirigí la mirada hacia la ventana: ahí estaba el bello paisaje de esta ciudad contaminada y sombría, con un sol que luchaba por abrirse paso entre las nubes de lluvia y esmog.

Probablemente no era el mejor paisaje que hubiese esperado, pero abrir mis ojos a la distancia, a las salpicaduras verdes que rodean el edificio, y mis oídos al ruido de los cláxons a lo lejos, paradójicamente me hizo conectarme más fácilmente con mi interior.

Lo mismo pasa con la escritura, y duele aceptarlo. Da miopía.

A veces uno piensa que escribir es un ejercicio intelectual y espiritual sublime que purifica el alma y libera la mente. Que puede uno comunicarse mejor a través de letras que con base en palabras improvisadas... pero ¿dónde queda el cara a cara?. Ya me lo habían advertido: se corre el peligro de decir "¿Quieres saber lo que pienso? Remítete a mi blog... léeme en tal lado... (qué flojera volver a decirlo de nuevo)"

Las letras inmortalizan las ideas, por lo tanto la hoja en blanco se vuelve una especie de Pensadero* en donde uno vacía los pensamientos que estorban para que nos dejen vivir en paz, para que haya espacio en la mente que pueda alojar las nuevas ideas.

Esto es contraproducente: puede tranquilizarte, pero puede darte amnesia gradual. Decir "si ya lo dije en mi blog, si ya tengo una tarjetota de presentación en mi página de redes sociales, ¿para qué gastar más energías en decir y demostrar quién soy yo en la vida real?... ¡¡sólo agrégame a tu Hi y listo!!" (Facebook u otros, para el caso, es lo mismo).

En mi época de juventud temprana (:P) mi madre me regañaba porque pasaba horas al teléfono con alguna de mis amigas. Me decía que si tantas cosas teníamos que decirnos, mejor fuéramos a tomar un café y así nos veríamos las caras...
¡Qué razón tienen las madres! ¡qué sabiduría la de los viejos!. Con el teléfono añorábamos las caras, pero al menos teníamos la voz. Con el Messenger podemos tenerlo todo, cara, voz y letra, pero nunca el contacto visual. No es lo mismo mirar al ojillo de una cámara cual si se estuviera sonriendo para el cine o la televisión. La mirada es importante, el ver los ojos del otro, de la otra, el ponerle la mano en el hombro o darle un abrazo. Eso es lo que se está perdiendo... aunque está dando lugar a otras formas de comunicación en donde la representación simbólica de esa persona se vuelve importante, se vuelve a veces tan especial como cualquiera otra que hayamos tocado con las manos. Esto porque sabemos que detrás del muñequito verde, hay un ser humano haciendo lo mismo que uno, mirando la corta distancia de un monitor.


Quise sentirlo monstruoso cuando vi la ilustración publicitaria que ilustra esta entrada, y tal vez en el fondo tiene algo de perverso, pero aún así quiero creer que al menos la gente de mi generación todavía tiene claro este punto que he dicho: los monitos verdes sin rostro ni extremidades, son personas, tienen características particulares que las hacen únicas...¡no quiero imaginar qué pasará en la generación que está naciendo a un mundo en donde conviven libremente las personas de carne y hueso con los entes verdes que se antojan tan macabros muchas veces!

Al igual que en mi salón reducido, la red ampliada nos ha hecho lo mismo: bajo el engaño de darnos facilidades para acercarnos, nos ha venido aislando en un mundo pequeño que aprentemente es infinito. Nos relacionamos mejor cuando nos escribimos que cuando nos vemos... no siempre es así, pero para allá vamos.

Esto es sólo una reflexión para abrir la ventana un poquito, cerrar la sesión y salir a la calle, tomar el abrigo e invitar un café, que siempre es mejor mirarse en la amplitud del espejo de los ojos del otro, observar las arrugas de su cara al reaccionar con tus palabras, leer sus labios de cerca, despedirse con un beso. Siempre será mejor eso, que checar todos los días a ver si alguien ya opinó a esto que he escrito... aunque hay que reconocer que también sigue teniendo su encanto...




*Pensadero: en el universo de J.K. Rowling (Harry Potter series), vasija de piedra poco profunda dentro de la cual hay una luz plateada de color blanco brillante que se mueve sin cesar. Sirve para ser depositario de los recuerdos que uno extrae a placer del cerebro con ayuda de una vara mágica.