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miércoles, 7 de enero de 2009

Ser madre, ¿para qué?

Si conoce o ha conocido a alguien con este caso, o usted misma se encuentra en una situación parecida a la siguiente, le dedico el presente escrito.

Es usted de una mujer joven de menos de 25 años, tuvo una relación sexual fortuita (o varias) y ahora sospecha que ha quedado encinta sin saber qué hacer. Con el hombre que le ayudó a formar esa cosa en su vientre, no sabe si podrá contar del todo, y tal vez cuente usted con el apoyo de su propia familia, pero seguramente la noticia no les caerá nada bien. La decisión está en sus manos, el aborto ahora es legal, se encuentra en perfecto tiempo de practicarse un legrado en un lugar seguro. Si lo prefiere puede hacerlo en secreto, limpiamente y sin hacer líos, seguramente le saldrá menos costoso en comparación con una larga vida que empieza en pañales y quién sabe en qué se termina.

Pero si su instinto materno se ha despertado, si le mata la curiosidad de saber cómo saldrá del horno ese pastelito que cocinaron usted y el susodicho con su mezcla de ingredientes genéticos, o si simple y sencillamente su religión no se lo permite, entonces prepárese a dar a luz y váyase haciendo a la idea.

De principio relájese, que cuando una anda por la vida con una panzota de cinco kilos, la gente empieza a sonreírle a uno en la calle. Ya no se es la jovencita rebelde y provocativa que antes era, la que causaba envidias en las mujeres y chiflidos en los hombres por donde andaba, no, ahora se es una Futura Madre... y váyase acostumbrando, que será el estreno del título de "Señora".

De usted dependerá que, aunque aparente seguir siendo el diminutivo de tan ambigua palabra, sepa usted llevar con dignidad ese mote que algunos modifican maliciosamente quedándose en "seño" ('pa no entrar en detalles' dicen las más finas personas). Si es usted vanidosa, y aunque no lo sea, cuídese mucho. No hace falta dinero en exceso para mantener la lozanía de la juventud con el primer hijo. Simplemente coma bien, moderadamente, evite a toda costa los vicios y haga ejercicio. Si no tiene acceso a una constante supervisión médica, déjese guiar por el instinto y proteja su barriga, no se malpase ni haga muchos esfuerzos... para eso están los consejos de la abuela o de alguna vecina metiche que se las sabe de todas, todas.

Procure mantenerse activa tanto física como mentalmente. El cambio en su cuerpo será una experiencia inaudita: ¡le apuesto que nunca imaginó que traería las tripas a la altura del pecho con tal de hacer espacio a la nueva criatura! Pues así como se oye, se siente. Por eso las náuseas, los mareos, el sentimentalismo. Hay un drástico cambio hormonal que nos hace ponernos chillonas o muy irritables, pero no se chiquee con antojos, que eso sí es pura mentira.

Siga los consejos que su intuición femenina le indique son los correctos. Todo el mundo querrá meterse en la educación del hijo desde antes que nazca, decidirán cómo vestirle, qué hay que enseñarle y cómo nombrarle, pero sólo obedezca a quienes parezcan no tener segundas intenciones con sus sugerencias, tenga en cuenta si esas personas que aconsejan tienen hijos bien educados o no.

Ahora bien. Lo enunciado anteriormente hágalo si -y sólo si- ya pensó en la pregunta del millón: ¿Para qué quiero ser madre?

Recuerde que partimos del supuesto de que el producto que espera no fue en ningún momento deseado, y mucho menos planeado. No importa si está casada, soltera, con novio o sin él. El caso es que le ha llegado de sorpresa.

Si usted va a ser madre nada más "a ver cómo sale el pastel" (color de ojos, piel, facciones, etcétera) y regodearse de ser una "buena cocinera", mejor olvídelo todo. Tuve una alumna que me confió en una ocasión "Decidí tener al hijo porque el padre era muy guapo y el recuerdito que me dejó salió muy bonito."... perdóneme lo abrupto de la expresión, pero si usted coincide con ella, es usted una perfecta imbécil. No puede uno tener hijos para presumir su belleza física. Mejor ahorre y cómprese ropa, un auto o algo que sea presumible. Un hijo no es para presumirse.

Y por si le dejó pensando esta última frase, venga, que acá se la confirmo: un-hijo-no-es-para-presumirse. No, señora. Absténgase, cuando tenga al hijo, de hablar maravillas de él o ella. Que si es limpio, obediente, estudioso, trabajador, agradecido, o lo que sea. Créame que a nadie le importa. Si su hijo "le salió bueno", ya hablarán sus acciones, su comportamiento ante los otros, su conducción por la vida. Usted no tiene que andarse llenando la boca de lo bueno que a usted le parece su propio hijo o hija.

Pero íbamos por partes... ¿para qué diablos quiere usted ser madre? ¿Va a usar los argumentos que le dí al principio? ¿Me dirá que siendo madre ganará un lugar digno en la sociedad y dejarán de verla como una adolescente perdida (en caso de que así haya sido)? ¡No me salga usted con eso! Que la gente que no la quería antes, no la querrá a usted ahora que la vean con su panza. Tal vez serán hipócritas, pero no sinceros. ¿Que trayendo a la criatura en brazos no tendrán corazón para irrespetarla? ¡Permítame que me ría! Si bien es cierto que el fruto de sus entrañas no tendrá la culpa de los errores que usted y/o el padre cometieron, sí será el que habrá de pagarlos. Eso es simplemente inevitable. Y si usted quiere aminorar la desgracia de ese pobre angelito, tendrá que ser muy fuerte, ser mejor de lo que ha sido, probablemente necesite abandonar su vida de antes con tal de evitar a toda costa que la desgracia caiga en su cabeza. Créame, no es fácil.

Usted pensará que el presente escrito es para espantarle el instinto materno, que nada más me falta decir que no es obligatorio ser madre para realizarse como mujer, y es muy cierto, eso me faltaba decirle. Toda mujer sana está biológicamente diseñada para ser madre, pero eso no quiere decir que toda mujer sana esté preparada también psicológicamente. Y eso no es cuestión de edad, sino de cierto grado de madurez afectiva y social. Algunas mujeres no están hechas para ser madres y punto, no importa que un espermatozoide haya fecundado uno de sus óvulos.

¡¡¡POR FAVOR, ABORTE!!! si no tiene ni la más remota idea de qué hacer con un crío, si no se siente capaz de sobrellevar ni su propia vida, si cree que aún le falta vivir y conocer cosas para estar preparada, si considera que extrañará su vida de ahora, que le será casi imposible renunciar a lo poco o mucho que ahora tiene. Y también aborte por muy religiosa que sea, si lo único que le hace detenerse es la noción de "crimen" que le dicta su iglesia. Preferible extraer la semilla que apenas crece y no siente dolor, que matar en vida a un hijo que va a tener que amar por obligación y no por convicción. Le juro, no se va a arrepentir.

...¡y por si ya lo estaba pensando!, esto que ha leído no tiene la finalidad de erradicar la maternidad de la faz de la tierra, pero sí de ayudar a combatir la mala maternidad. Porque ser buena madre ¡no tiene nada de malo!, aunque le suene algo absurdo.

¿Quiere usted que le hable de las bondades de convertirse en madre? Dígame si está dispuesta a leer una novela de seiscientas hojas o más. La decisión de ser madre es, para quienes la asumimos desde lo más profundo de la conciencia, el paso más importante de toda la vida. Es magia pura, es tan real e inexplicable como Dios mismo.

¿Ya fue usted madre sin preguntarse para qué? ¡Vamos! Que nunca se está a destiempo. Llore por lo que no ha hecho, pero que el llanto le abra los ojos, se los limpie, se los desempañe. No quiera hacer como que nada ha pasado, como que el estado de embarazo fue solo un sueño y ahora el hijo o hija es una quimera, una alucinación de la que aún no ha caido en cuenta.

No es así. Su pequeño o grande retoño es una realidad avasalladora. Usted ya no es la misma de antes ni volverá a serlo jamás. Le costará trabajo darse cuenta de que es usted madre. A menos que tenga más hijos, el despertar va a ser lento y pesado, pero siempre palpable y real.

Déjeme contestarle yo la pregunta de la forma en que algún día me respondí:

Es usted madre para sembrar una semilla de esperanza en el mundo, así como lo está leyendo. Un hijo bien criado puede ser un futuro gobernante, un futuro artista, un futuro hombre de paz. Use su imaginación para pensar en que puede ser también todo lo contrario, y que TODO depende de usted. No le eche la culpa a las malas compañías si usted no intenta ser lo suficientemente abierta y clara para explicarle lo que es un buen amigo.

Recuerde que en su mayoría, los triunfos de los hijos hablan de nuestros aciertos, pero sus fracasos hablan de nuestros errores. PIÉNSELO BIEN. Hágase esta pregunta una y mil veces mientras esté a tiempo de dar marcha atrás, recuerde que es de sabios cambiar de opinión, y si usted tiene una sola razón para convertirse en cabeza de familia, mejor no lo haga. Las razones deben ser diversas, deben ser muchas, porque la maternidad le afectará todos los aspectos de su vida: el social, el sexual, el laboral, el emocional, el económico, el psicológico, el biológico y todos los que se le ocurran.

Ésto sólo fue un grito desesperado que expulso ahora porque me ha rondado en la cabeza esta pregunta después de ver que las madres lo son cada vez menos por vocación y lo son más por tradición, lamentablemente como todo...