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sábado, 23 de mayo de 2009

Lo bueno de Televisa

Pensando en positivo me decidí a hablar sólo de lo bueno que hay en la tele abierta, y que es muchísimo menos que toda la basura, de la cual en otras ocasiones sólo quise pepenar una poca para llevarla a mi laboratorio y ponerla bajo el microscopio. Ahora empezaré con Televisa, hablando de los que -a mi parecer- son los programas que se salvan de ser catalogados con este apelativo.

Vayamos primero al Canal de las Estrellas. Dentro de las Telenovelas, lo único bueno que tienen es la repetición de Yo soy Betty la Fea, que por supuesto, no es producción de Televisa, sino de RCN Colombia (de las demás no opino porque ni se me antoja verlas).

La telenovela en cuestión merecería un post aparte, ya que en lo personal tengo a esta historia de Fernando Gaitán en el Top 5 de mis melodramas favoritos de todos los tiempos, debido a que dignifica la vieja fórmula que Hans Christian Andersen escribiera hace dos siglos: el cuento del Patito Feo. No he vuelto a ver otra cosa que retrate mejor la idea esencial del personaje, como ésta novela protagonizada insuperablemente por Ana María Orozco. Las otras historias inspiradas en ese cuento cada vez las hacen peores, y ahora hasta se han atrevido a refritear la producción argentina que descaradamente se llamaba como el cuento, pero ahora llamándole "Atrévete a soñar". Gran error repetir Betty, pues las comparaciones serán del cielo al infierno.

Pero, ¡bueno...! quedamos en que sería positiva y no hablaría de lo malo... veamos ahora los Programas Unitarios: un programa que disfruto mucho es Al Sabor del Chef, donde un joven de no malos bigotes y con presumible experiencia en el mundo culinario, nos enseña recetas que no serán lo más brillante del mundo gourmet... digamos que son más bien cocina popular, pero que se ven muy sencillas y antojables. A diferencia de otros chefs que son todo menos el estereotipo del esposo alivianado, el Chef Oropeza es una extraña mezcla entre el novio guapo, el hombre despreocupado y el marido responsable. Las señoras por fin tenemos un programa diferente, creo yo, en cuanto a cocina se refiere. ¿Qué más de unitarios? el programa de Mariano Osorio entró anunciado con bombo y platillo, pero sinceramente lo prefiero en radio. La tele explota la esencia sensiblera y morbosa de las tragedias de los invitados bajo el pretexto de "aprender de las experiencias de otros", pero es puro espectáculo barato, me decepcionó.

Los Sábados, sólo se salva un poco -recalco que un poco- el programa que conduce Israel Jaitovich, y que se llama Desmadruga-2. Lo único rescatable de este programa es la variedad de invitados y los sketches en vivo. De ahí en fuera lo demás es pura paja, además de que los mentados sketches no siempre son graciosos, pero nos dan la oportunidad de ver "haciendo comedia" a varios famosos que tal vez jamás habríamos imaginado.

Los Domingos, tengo que hablar inevitablemente de Hazme reír (y serás millonario), el programa que conduce Marco Antonio Regil y que tiene una gran producción detrás. Yo sé que no es lo máximo, y que la tendencia al albur y el doble sentido están tan arraigados en la cultura popular mexicana, que este show no podría ser la excepción, sin embargo hay buenos intentos, talentosos comediantes cuyas habilidades han sido puestas a prueba y se les ha dado justicia por primera vez al brindarles la oportunidad de demostrarlas. Hay una buena intención de quitarle a la comedia mexicana el estigma de humor barato, y en algunas ocasiones cómicos natos como Omar Chaparro, lo consigen de manera asombrosa. Yo le doy el beneficio de la duda porque si algo me gusta hacer en esta vida, es reírme, y aplaudo el esfuerzo de quien busca hacer reír con profesionalismo, por eso es que gracias a esas contadas personas que tienen verdadero talento, y -sólo- a UNO de los jueces (Germán Ortega de Los Mascabrothers...-porque Inclán ya no está-), el programa es rescatable, y merece la pena verlo (así tenga que ir a vomitar cada que Angélica Vale aparece en escena).

Pero en fin, que no todo en Televisa es malo, no. Los programas de discusión son de lo mejorcito que tienen, aunque El Notifiero de Brozo diste mucho de aquél querido Mañanero que nos alegraba el inicio del día. De los demás he visto poco, ya que tienen el gracioso detalle de pasar a altas horas de la noche, por lo que si veo el carismático rostro de Carlos Loret de Mola en Tercer Grado, prefiero ver los Infomerciales, antes de quedarme a oír sus brillantes opiniones sobre los temas actuales. Y por último, alguna vez he visto un programa llamado Los Reporteros, en donde los susodichos presentan muy buenos trabajos de investigación periodística, pero de cuya credibilidad en el manejo de la información, algunas veces desconfío, ya que no acostumbro ver ninguno de los noticieros que presenta esta televisora.

Y como ven, apenas hemos pasado el primer canal, pero no se preocupen, que en el Canal de la Ciudad hay muy poco bueno que ver, ya que la programación de entre semana es prácticamente un basural. Probablemente el noticiero de A las Tres se salve por lo serio, pero todo lo demás francamente apesta!! (especialmente Coque Muñiz y su TeVe de Noche). Ahora que si llegamos al sábado, los documentales de México Nuevo Siglo están tan bien hechos, que se me cae la baba viéndolos. Visualmente son muy atractivos, y nos dan la ilusión de quedar bien informados. Son didácticos y entretenidos, muy recomendables para quienes se van levantando al mediodía. Ahora que si quieren quedarse hasta las cuatro y ver el horror que conducen los payasos Lagrimita y Costel, de seguro se les cura la cruda porque simple y sencillamente es un asco. Lo que resta de la programación del sábado y los domingos, de plano paso sin ver...

Y en el Canal 5* están las series y caricaturas... para todos los gustos y edades. Personalmente no me gustan mucho, pero hay fanáticos del Dr. House y de La Ley y el Orden, por ejemplo, aunque como a mí no me gustan ni los médicos ni los abogados, prefiero ver las series de adolescentes como Drake y Josh o Malcolm el de en medio, si bien debo señalar que desde hace tiempo no traen temporadas nuevas y lo que en un principio era novedad, ahora me aburre garrafalmente.

Ahora demos un gran salto, porque lo que sí no puedo dejar de recomendar es la lucha libre de la WWE, en donde podemos ver el lujo de gladiadores que nos darán una muestra de cómo ser al mismo tiempo atletas y entretenedores profesionales. ¡Minutos garantizados de diversión! Y como ya estamos en estas, vayamos a Galavisión, en donde el único programa decente que puede verse a través de ese canal, es dentro de esta misma categoría: la Lucha Libre AAA, misma que si somos sensatos y poco malinchistas, podremos ver que no le pide nada a la que pasa en el 5*. También es divertidísima para cuando uno quiere olvidarse del mundo y sentirse un niño chiquito. Mi acercamiento a las luchas es algo reciente, pero creo saber de lo que hablo cuando digo que es uno de los espectáculos más grandes del mundo, así que... la conclusión definitiva es que no todo en Televisa es malo, aunque sí, lo admito, debe comer mucho porque hace mucha, muchísima mierda.

*

domingo, 21 de diciembre de 2008

Humor en tiempos de cólera

Quedan pocos buenos comediantes en la televisión mexicana. Cada vez que uno enciende esa caja en busca de un pequeño rato de sano esparcimiento, lo primero que se aparece es la cara de un bigotón fastidioso llamado Jorge Ortiz de Pinedo, quien, aunque tiene varios años sin grabar programas de comedia, se sigue enriqueciendo con porquerías como La Escuelita, que vende fantasías sexuales a los pedófilos que se excitan con las niñas de uniforme. Los programas de este señor están cargados de albures baratos y poco ingeniosos, de chistes malíiisimos y de humillación hacia los profesores que son los patiños ahí, y en todas las escuelas públicas de mi terruño.

Por otro lado, el Show de los Comediantes recoge un formato estadounidense del típico entretenedor de bar, cuya labor es decir chistes viejos y mal contados con tal de hacer reír a la gente que tiene unas copas de más -o bien unas neuronas de menos-. Por las filas de este programucho pasan los poco talentosos Carlos Espejel, Mara Escalante, Jaime Rubiel, entre otros.

Los hay "chistocitos", que en un sketch de cien, logran hacer reír sólo un poquito, tales como Carlos Eduardo Rico, Teo González o Tony Balardi, pero la mayoría de las veces lejos de ser chistosos, son francamente desagradables, tanto, que me hacen enojar en lugar de hacerme reír, con eso lo digo todo.
Y es que a pesar de querer rescatar el ambiente de las carpas; ese acercamiento con el pueblo que tenían los precursores como Palillo o Cantinflas, esa conciencia popular de que hacían gala los talentos clásicos, se ha perdido con el paso del tiempo. La gente va a beber un trago y a olvidarse de las penas... y no me queda claro cuál será el verdadero beneficio del asunto. En tiempos tan monstruosos donde todo el mundo se engorila por cualquier cosa, provocar una carcajada es una tarea titánica, siempre y cuando sea una risa consciente y valiosa, pues de nada sirve una risa tequilera y absurda.

Volviendo a la tele, Eugenio Derbez podría salvarse porque es cómico nato, inteligente y simpático, pero su pareja de escena, Consuelo Duval es definitivamente insoportable. Adal Ramones y sus colaboradores no eran malos, pero obedecían a ciertas líneas políticas y sociales de Televisa, lo cual les hizo ir perdiendo la credibilidad lenta y paulatinamente hasta hacerla desaparecer. Roberto Gómez Bolaños, el dinosaurio del humorismo obsoleto, tenía que exhumar a su Chavo, y recrearlo en modernos dibujos animados, constituyendo otro escupitajo en la cara de quienes buscamos humor fino. ¿Ejemplos? Claro que sí, cómo no: los argentinos Les Luthiers, el cubanoVirulo, el mexicanísimo Germán Dehesa o el propio Mauricio Herrera, que ha engalanado un par de veces la Fábrica de Risas o no sé bién cuál de esos programas que invaden la tele abierta. Lamentablemente para ver a estas personas, tiene que pagarse un cover, donde va incluido el chance de pensar y reír para no llorar.

Víctor Trujillo, Ausencio Cruz, Andrés Bustamante, inclusive Héctor Suárez, son de los buenos comediantes de que podemos presumir en esta tierra, pero el primero se dedicó a otros asuntos en los que no luce tan bien como vestido de Brozo o de La (inolvidable) Beba ; el segundo, seguramente haciendo teatro o cabaret (donde están los meros buenos); el tercero ya se cotiza y sólo se deja ver en eventos deportivos; y el último se ha aburguesado tanto que parece ser otra persona.
Se extraña el BUEN humor en la televisión: el fallecido Miguel Galván era un actor verdadero, con el carisma y la personalidad necesarios para convertirse en un ícono de la comedia en México, pero como bien dicen que de lo bueno, poco, se nos tuvo que adelantar para dejar un digno legado de actuaciones junto a sus compañeros de La Hora Pico, cuyo equipo de actores -entre los que figuran buenos talentos- a veces saca puntadas que pasan la prueba... claro...sólo si ignoramos a las odiosas de Las Nacas , y a unos cuantos chistes bobos que le ponen como relleno.

Por otro lado, está La Casa de la Risa, un show muy tonto y vulgar en donde lo único rescatable se llama Nora Velázquez, quien junto con Jojojorge Falcón son dinamita pura. Lo demás sin entrar en detalles, es pura basura, empezando por el horrendo personaje llamado La Chupitos que es denigrante y grotesco. Su caracterización con la de Chabela no tiene comparación: como sea y con quien sea, la idea de La Chabelita es simplemente explosiva.
Como ahora que estoy enferma, lo único que me hizo reír fue esta graciosa actriz, puedo hablar de que el concepto de la señora devota hasta el paroxismo, la que se ahoga en la culpa por pensar que todo es pecado, la que en el fondo está consciente de la hipocresía que enseña la Iglesia, es de lo mejorcito que he encontrado últimamente en tele.

La mujer es comiquísima, tiene guiones bien marcados, personalidad definida y unos albures muy bien manejados con el excelentemente bien trabajado morbo de los personajes (ya que siempre interactúa con un sacerdote con el que supuestamente va a confesarse). El padre, quien debe ser muestra de rectitud y sabiduría, es un cochambroso de marca que cada vez que se encuentra a la llorona de Chabela, padece la tortura de ver su negra mente evidenciada, y la devota, que supuestamente parece sucia y pecadora, se reivindica en cada sketch como la más inocente de las creyentes.

Y bueno, pues como en mi casa sólo hay una tele, en algunos momentos me veo obligada de paso a conocer la existencia de estos programas, y el momento de La Chabelita es un momento de risa segura. Yo no sé si mis escasos lectores sean tan corrientitos como yo, pero en el personaje de Velázquez, hay una aguda inteligencia que nos hace recordar que ya nada es lo que parece.