martes, 28 de diciembre de 2010
Termina Tortura en Tierra de Ciegos
lunes, 29 de noviembre de 2010
Cómicos y chistocitos: ¿artistas o trabajadores?

miércoles, 6 de octubre de 2010
No oigo, no oigo, soy de palo (toro brindado a Brozo, ¡Óraleee!)
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jueves, 16 de septiembre de 2010
¿Los libelos de las libélulas?

Doña Genara Padilla -Pilar Boliver-: Hay que reconocerlo, la señora es graciosa por naturaleza, pero...sin demeritar la preparación actoral y los años de carrera que le anteceden, la también conductora de Farándula 40 está sobreactuada la mayor parte del tiempo. Instalada en la encarnación de Jim Carrey o de Dario T. Pie, no me gustó demasiado. Es cierto que de todos los personajes es la que más arranca sonrisas, pues entre su figura, los gestos y la voz, alcanza momentos de verdadera hilaridad con el público, pero sí, el humor que trabaja es muy cliché, y en las maneras a veces no se sabe si está uno viendo a La Roña o a La Manigüis. De acuerdo con sus tablas y talento, dudo que no pudiera sacarle una personalidad distinta a la ambiciosa administradora. Me parece que confió demasiado en su personalidad, en la naturalidad con que puede burlarse de las cosas y las personas, lo que afortunadamente para ella, le hace tener un buen click con la gente, que finalmente le regala una muy buena ovación. Aunque no tiene número musical, pues su personaje sólo administra los dineros, es muy gracioso verla queriendo robarse la escena en varios momentos. Seguramente le gustará.
Los músicos son encantadores, su talento indiscutible y su arte, parte imprescindible del montaje; las canciones son fantásticas, me parece que originales de la época en la mayoría de los casos, por lo que ayudan a generar el ambiente melancólico por un México perdido; las coreografías son divertidas y el discurso...el discurso es demoledor: "El mundo está cambiando y por lo mismo, nosotros no debemos cambiar." "Los cómicos nunca hemos cambiado al mundo." (Ouch!)
lunes, 13 de septiembre de 2010
Reggaetón, sexo y juventud

Hacía mucho que no presenciaba que a alguien le dijeran "pinche naco", "mugroso malvestido", "gato" y otros piropos como pretexto para no dejarlo entrar. No fue agradable, pero (a no ser que deseara tener el mismo destino) sentí la necesidad de fingir indiferencia para no solidarizarme explícitamente con aquellos que seguramente, al igual que todos, llevaban dinero para gastar y ganas de pasarlo bien.
Luego de esperar alrededor de 10 minutos, "el Brian", chico de unos veintidós años, radio comunicador en mano, hiper delgado, rubio y con brillantito en la oreja, cansado de echarnos miradas a mi amiga y a mí para ver si respondíamos a su coqueteo, retiró la discriminatoria cadena disfrazada en terciopelo rojo y nos dejó pasar porque teníamos reservaciones.
No imaginarían esos tipos de afuera que este par de damas cuya apariencia podría ser la de dos monjas, (en comparación con los vestidos sensuales que vi en el baño) sabrían moverse mejor que cualquier rebote de escote o sacudida aburrida de trasero en minifalda. Ahí estábamos nosotras, tomándonos un descanso del trabajo, y festejando mi cumpleaños una semana después.
No faltaba el guardaespaldas de alguien, que con tal de ligarse a una nena, alardeaba pasándose el brazo por la nuca, con cuya acción dejaba ver el pistolón detrás del cinto (seguramente inversamente proporcional al que usted y yo sabemos). Tampoco los que se sienten inmerecidos, ¡infinidad de ellos!, y afortunadamente los más aquella noche, quienes van a lo que van: a bailar y a disfrutarse.
El caso es que, aunque nada escapa a mi -cuasi obsesiva- observación antropológica, tampoco yo pude escaparme y ¡¡bailé reggaetón!! Que ¿por qué la sorpresa? Pues porque, junto con la música de banda, este forma parte de mis géneros musicales menos favoritos, por no decir que prácticamente ¡no los soporto!
Finalmente, centrándonos en el contexto desde el cual escribo, ¿cuál es la aspiración en este México de la juventud, en términos muy generales? ¿Ser narco o ser reggaetonero? ¿Nada más? Ambos parecieran ser las únicas opciones deseadas: dos personajes que destilan oro por todos lados, pero que a la vez tienen este enganche con los pobres, los desorientados y/o los perezosos mentales: el desenfado, la aparente humildad, lo buena gente que no perdieron nunca a pesar de ser millonarios. Este ser que ha surgido de abajo, pero que, sin dejar de ser el mismo ignorante (no habla bien, se le nota la escasa educación tan pronto abre la boca o camina), ahora goza de fama, fortuna y una vida sexual (hiper) activa. En tiempos de drogas, violencia y trata de personas, ¿qué más puede desearse en un mundo con futuro incierto? Si espantarse no es para tanto, por lo menos habría que preocuparse un poco. ¿No lo cree usted?
*
viernes, 10 de septiembre de 2010
La Historia de México en manos de sus creativos
Revolución
Héroes Verdaderos
El Infierno
El Atentado
Hidalgo: La Historia Jamás Contada
Suertes, humores y pequeñas historias de la independencia
Batallón 52: historias que animan la Historia
Repensar la Historia
13 formas de amar a México
Mujeres Patria
(Sólo en la Ciudad de México)
La Güera Rodríguez
Las Tandas del Centenario
Festival de Cabaret 2010 "Pitorreándonos del Centenario"
Revo-Ilusión
TELEVISIÓN
Discutamos México
Gritos de Muerte y Libertad
Los Minondo
martes, 31 de agosto de 2010
La Tragedia y la Comedia son mellizas

Al parecer la historia de El Empujón, el noticiero matutino de Proyecto 40, no tiene nada más un año de vida, si tenemos en cuenta que ha existido un proceso desde que su titular Salvador García Soto inició el concepto de El Weso junto con Fernando Rivera Calderón y su equipo.
Fue en el año 2005 cuando este programa inició sus transmisiones por WRadio, emisora perteneciente al Grupo Televisa, y aproximadamente dos años después, cuando tanto El Señor Periodista (García Soto) como el Duende Preguntón (Christian Ahumada) salieron del programa en medio de una densa nube de especulaciones: que si les habían recortado el presupuesto y no podían pagarles a todos, que si querían que el Duende y sus preguntas fueran bajas en calorías, que si había habido conflictos entre las formas de ver el periodismo entre compañeros (esta última, inventada por mí en este momento)... que si la emisora se quería adjudicar la creación del personaje del mencionado duende, en fin, muchos dimes y diretes.
El caso es que al poco tiempo, García Soto y Ahumada aparecieron con sus respectivos personajes en el noticiero Contraportada que Carlos Loret de Mola conducía para Radio Fórmula. Más adelante El Señor Periodista concibe La Chuleta, su propio noticiero de corte similar a El Weso (noticias, música y humor) junto a su mancuerna El Duende, acompañados ya entonces por Javier Risco, y por La Sonora Chuleta-Pepe Navarro y Enrique Canales- en la parte musical.
Cabe mencionar que este no es el primer intento de mezclar noticias con parodia política. No podemos olvidar otra mancuerna similar, compuesta por un periodista y un actor: Carlos Pascual y Pedro Kóminik en sus delirantes Operíticas para el noticiero Séptimo Día, conducido por Ciro Gómez Leyva y Denisse Maerker; trabajo por el cual recibieron junto a su productor Alejandro Aguirre "El Machín", el Premio Nacional de Periodismo en el 2001 en la categoría de Caricatura Política, cuando todavía era CNI Canal 40.
Este par de artistas fueron pronto absorbidos por Televisa y retitularon su trabajo como La Grillópera, para tener breves apariciones en los noticieros de Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola y Adela Micha.
No conformes con esto, los televisos movieron cielo, mar y tierra para llevarse a Brozo, personaje nacido en Imevisión (hoy TVAzteca) en la década de los 90´s, y quien gozaba de un éxito enorme con su informativo El Mañanero en el mismo canal 40.
Luego de los problemas legales por los que cruzó el canal, Víctor Trujillo 'Brozo' aceptó la oferta y se mudó a Televisa para seguir haciendo el programa, y literalmente cargó con todo, pues dicen que hasta se llevó técnicos y demás colaboradores, como condición de que su programa siguiera siendo 'el mismo'.
Posteriormente en el gobierno de Vicente Fox, en pleno ejercicio de la libertad de expresión y con la recién estrenada ilusión de democracia, TV Azteca lanzó Los Peluches, y Televisa ofreció La Parodia, programa de crítica política que después derivó el El Privilegio de Mandar, donde destaca la figura de Christian Ahumada, mejor conocido como El Duende Preguntón. (Se rumora que dicha serie fue mandada quitar directamente por Gobernación, dadas las condiciones en las que el actual presidente ascendió al poder.)
¿Qué ha pasado ahora con esos grandes personajes como Pascual, Kóminik y Trujillo? El primero se ha convertido en un respetado referente de la empresa, actual ganador del Premio Grijalbo Centenario en la categoría de novela histórica, guionista de algunos capítulos de Gritos de Muerte y Libertad -producción de Televisa para el Bicentenario de la Independencia-, guionista de la segunda temporada de Mujeres Asesinas, y libretista de Las Tandas del Centenario, obra que, a iniciativa personal de Pedro Kóminik, después de un larguísimo proceso de investigación, intenta recuperar el teatro de revista y la crítica social en tiempos de festividades patrioteras. Para este último trabajo, Kóminik, por un lado cantante de ópera y por otro, actor de cabaret recibió la beca del FONCA el año pasado.
Sin embargo hay quien dice que, a pesar del innegable talento de estas dos personalidades, el compromiso con el que se habla en dicha obra está 'deslavado', ya que está avalado por el gobierno con el sello de los festejos oficiales y por lo tanto no va más allá de una linda propuesta artística... pero al respecto ya podré comentar más ampliamente cuando vaya a verla.
sábado, 7 de agosto de 2010
La crisis del Cabaret

No es por ausencia de temas que me interesaran, pero sea cual fuere el motivo por el que abandoné tanto tiempo este espacio, el caso es que ya estoy de vuelta. ¿Y cuál es el tema que me trae de regreso? Pues el cabaré.
Sí, sí, ya sé que yo he dicho que me daré un descanso en lo que a la elaboración de espectáculos se refiere, que al parecer tiré la toalla por dedicarme a estar pendiente de la educación inicial de una bachiller inocente, pero aunque todo esto sólo sea una parte del enramado de mi existencia, en el fondo tengo la inquietud de contestar seriamente a esta pregunta: ¿Qué es el cabaret?
En una reunión de amigas me la plantearon y me pareció tan importante como otro par de cuestionamientos que me acompañan todos los días: ¿Qué es la pedagogía? y ¿Quién soy yo? Porque las tres preguntas me conforman en un todo, se contestan por momentos, son cambiantes, aunque una esencia permanezca en la espina dorsal de todas. De vez en cuando debo replantearlas para saber dónde diablos estoy parada, para dónde voy, y de dónde carajos vengo.
Cuando se habla de mi carrera todo el mundo parece saberlo todo, es más, no tiene caso estudiar Pedagogía porque al parecer la educación es cuestión de sentido común, cualquiera puede educar a un niño, en cualquier libro o revista para padres se encuentran las respuestas, la didáctica de la letra con sangre entra es infalible, y en el mejor de los casos, educar con amor es lo de hoy.
Y si hablamos de la vertiente psicológica de la disciplina, todo el mundo habla del ser humano y sus procesos mentales como si sólo hubiera dos grandes grupos: los listos y los tontos, los locos y los cuerdos. No se puede discutir, no se puede defender a ultranza, que en algo ha de valer la pena estudiar un mínimo de cuatro años, leer chorrocientas lecturas, hacer prácticas profesionales y especializarse en los procesos evolutivos de las personas, porque al parecer todo lo tocante a los vericuetos de la mente humana "cualquiera puede intuirlo". Plop!!
Algo parecido pasa con el Cabaret en México. Cualquiera parece poder hacerlo, basta con tener carrera de actor, habilidades para el canto y el baile, saber escribir, conocer los géneros teatrales y leer periódicos, burlarse del gobierno, defender la causa gay, ser chistocito, etcétera... pero tampoco es tanto así.
En los últimos años se ha puesto de moda el género, todo el mundo cree que lo hace, o al menos lo intenta.
Algunos piensan que hacer cabaret se limita a tocar música con determinados instrumentos de viento, entre los que destacan el acordeón, el saxo o las trompetas. Que teniendo un ambiente bluesero o jazzista ya se tiene ganada la mitad del numerito, usando plumas en el sombrero o en el ropaje, medias de red, maquillaje de draga y corsé rojo y negro.
Se limita el cabaret a una pasarela, a la oportunidad de verse distintos y distintas, y de parecer muy liberales cuando lo que en verdad cuesta es liberar la mente. Para encuerarse, cualquiera; y más si se tiene un cuerpo bonito que lucir en escena: es un espacio liberador y el destape puede ser el primer paso en muchas ocasiones, ya que es lo más inmediato, lo más obvio, el sexo siempre vende. Pero, ¿qué tan verdadero es el discurso que sostiene el encuere, la coquetería? ¿se quiere decir con ello algo más que "mírenme qué sexy soy"?
Los espectáculos cabareteros surgen del dolor, del vacío, de la ausencia de algo. Parafraseando a Freud en una de mis frases favoritas que siempre repito a mis alumnos: "La falta inaugura el deseo...y el deseo nunca se satisface"
Mientras el artista no asuma la fuerza que debe impulsar su acción, mientras se acobarde y sólo haga mofa de los otros sin voltearse a ver para adentro, su cabaret seguirá siendo chatarra. Es mi humilde opinión. No sé si parto ya de un concepto muy personal de lo que para mí significa este modo de expresión, pero si no duele de fondo, la risa no es sincera.
En algún post anterior hablé ya del problema que tengo con la risa. Una amiga mía me decía que cuando alguien me conoce puedo parecer pasiva, demasiado preocupada por la vida, inclusive ensimismada --o "enmimismada" para ser correctos ;P--, que no me río de las cosas simples y que no socializo mucho. Y concediéndole razón en casi todo, difiero en ser pasiva, soy más bien observadora, y en efecto puedo reírme de las cosas más simplonas de esta vida, sólo que no cualquier PERSONA me causa risa.
Me sorprende cuando conozco a alguien y convivo perfectamente desde el primer día, son raros, pero los hay. Cuando la risa en el otro es genuina, desde dentro, me río, cuando advierto cierta burla insana, ni siquiera una sonrisa. Por eso me pregunto, ¿el cabaret es para hacer reír?
Una de las amigas presentes en la citada reunión me preguntaba: ¿qué debo ver para tener referencias de cabareteros reales? Lo primero que se me vino a la mente fue hablarle de Tin Tán, un personaje popular, clásico, gracioso y muy natural. Un talento como pocos, un carisma excepcional. Sin embargo me quedé corta al tratar de buscar gente que pudiera servirle a mi amiga como referente infalible.
Si hoy tuviera que contestar esa pregunta, yo diría: observa a quien tú quieras, aquéllo que te toque en lo más profundo, los artistas que provoquen algo en ti, ya sea que te arranquen una lágrima, un suspiro o una carcajada. Lo que te hace vibrar a tí dice mucho de lo que tú eres, así pues, estúdiate a ti y a lo que quieras decir, lo que realmente te indigne y quieras denunciarlo, lo que realmente te esté molestando de tu persona como piedra en el zapato y desees exorcizarlo. Cualquier cosa que venga de ti, de tu más íntima intimidá.
Ya en un post posterior (valga la cacofonía) compartiré algunas cosas que para mí han sido enseñanza, y tal vez me atreva a explicar por qué. De momento hasta aquí llegan mis debrayes sobre esta, MI crisis cabaretera. Por eso me callo un momento. No pienso crear por crear, y además, hay que atender prioridades. ¿Qué sería de cualquier vida sin ellas?
*
lunes, 21 de junio de 2010
DE LUTO
Descanse en paz.
lunes, 31 de mayo de 2010
Ópera Prima, el 'reality show wannabe'

- ¿Ven? Se los dije, agregar ingredientes teatrales a las presentaciones iba a hacer el show mucho más atractivo. Me encantó que, si bien no les pusieron vestuario específico, sí añadieron elementos escenográficos que ayudaron a ambientar lo que la ópera es. Sabemos que esto no es sólo la voz, aunque siempre se relacione el total del concepto con el estilo de canto operístico, pero ahora pudimos ver el histrionismo de los cantantes y un poquitín de su desenvolvimiento escénico.
- Lo malo es que siguen calificando los mismos rubros y todos se refieren a la voz. Sólo la interpretación cabría un poco como elemento histriónico, pero es muy ambiguo y subjetivo. Habría que calificar también el dominio de la escena, que es importante, pues en este caso tuvieron que interactuar con un compañero, y ahí retorció la puerca el rabo como dice mi abuelita. Yo hubiera explusado a Linda Gutiérrez por su poco profesionalismo. Ese "soy casada" que usó como argumento para su incapacidad de besar a Ángel y hacer una escena apasionada fue de muy mal gusto. En casa dijimos literalmente "¡Pues vete a tu casa a cuidar a tu marido!, ¿qué haces aquí?" Fue el peor dueto de la noche y en cambio sacaron a (buaaa!!) Héctor Niño y Elisa Ávalos, quienes no tuvieron su mejor participación, pero que tenían muy buen potencial. Y ya desde el orden de participación, se veía que eran los menos favoritos de los maestros. Incluso ellos mismos lo dijeron: estaba clarísimo quienes eran "The Top Two y the Bottom Two". ¬¬
- Por cierto que conforme pasa el tiempo, las despedidas son más emotivas, no tan frías como las del principio, inevitable sentir más feo entre más tiempo te quedes.
- La clase magistral de Joan Dornemann me pareció maravillosa, sin más detalles, como maravilloso fue que los llevaran a escuchar buen jazz con el maestro Eugenio Toussaint, aunque no me gustó ese intento de improvisación jazzística-operística-ranchera que se aventó Ángel (o Mariano, no recuerdo... perdónenme pero sí se parecen xD) al final de la velada.
- No me gustó que sólo estuvieran unos minutitos con Diego el Cigala antes de salir al escenario. Como no veo los programas de entre semana -digo, tengo una vida propia ;D- y sólo disfruto las galas, me habría gustado ver un palomazo de cante jondo con los participantes. No sé si hubo más interacción con él, pero lo poco que ví me pareció así: poco. Claro que el regalo de disfrutar su concierto con backstage passport incluido tal vez fue suficiente para ellos, pero como espectadora el programa me quedó a deber.
- La convivencia entre las parejas fue de diez. A mí me encanta vivir en la fantasía de que todo el mundo se lleva de pelos, aún en la vida real, y esa sensación de que eso pasa en el ambiente de trabajo de Ópera Prima, me deja un muy buen sabor de boca. Alan Pingarrón cada vez me cae mejor, y Leticia Vargas cada vez me cae menos mal: tuve que estar de acuerdo con ella en que la voz de Lola es hermosísima. (Aclaro que no es nada personal contra la cantante, pues sé que esta humilde opinión llega hasta los directamente involucrados, sólo que no me gustó cierta actitud de diva que percibí en ella al principio.)
- El que el programa sea grabado sigue sin gustarme, aunque les dio la oportunidad de agregar subtítulos a la opinión de Dornemann, por ejemplo. Y los subtítulos en las actuaciones fue una fantástica idea, además de las cortinillas para comerciales, que incluían un glosario de términos, hizo el programa mucho más didáctico... y bueno... yo sé que para quien sabe de ópera, estas cosas pueden parecer hasta chocantes, como chocante es que escojan obras de las más conocidas para darles a cantar a los muchachos, pero si tenemos en cuenta que el programa es un intento de acercamiento hacia las masas, la selección y el manejo de contenidos apenas está en su punto, así que no nos pongamos tan exigentes en ese aspecto. Insisto: el programa es muy didáctico, quiero creer que está dirigido precisamente a quienes no saben mucho del género y por ello las canciones deben ser fácilmente reconocibles o por lo menos de fácil apreciación. Eso ayuda a entrenar el oído de la gente acostumbrada a voces mucho más comerciales, y a entender que no cualquier grito de soprano es muestra de virtuosismo plausible.
En tiempos como este, hace falta dialogar con otras personas, mirar otro tipo de películas, acercarse a otro tipo de lecturas, ver otro tipo de programas de televisión, y aquí es donde Ópera Prima va teniendo más y más puntos a favor, aunque no podamos dejar de lado las cosas desagradables, mismas que espero por el bien de todos, que cada vez sean superadas por las cosas rescatables.
En fin, que las voces que quedan son privilegiadas, aunque sigo pensando que sacar a Linda en lugar de a Héctor era la opción, pero ni modo. De todas maneras, algo seguiremos sabiendo de los expulsados, eso espero, y como dije, este intento de reality show ya me ha atrapado, así que aquí estaré la otra semana para escupir mi opinión realista y apasionada. Hasta la próxima.
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