martes, 28 de diciembre de 2010

Termina Tortura en Tierra de Ciegos

Gracias a quienes fueron seguidores y testigos de mis opiniones. Próximamente un nuevo espacio.
Hortensia MM

PD No es broma del Día de los Inocentes

lunes, 29 de noviembre de 2010

Cómicos y chistocitos: ¿artistas o trabajadores?

Aquí vengo, luego de un rato de no escribir en este espacio, para hablar de un tema que me sigue preocupando, y que ha cobrado unas dimensiones que nunca me hubiera imaginado descubrir tan cercanamente. Ese tema sigue siendo la risa.

¿Cuál es la principal función de un actor cómico? ¿Por qué hacer reír es más difícil que hacer llorar? ¿Por qué hay cosas en televisión, teatro, revistas y radio que no son simpáticas y siguen vendiéndose como lo más divertido que puede haber? ¿Qué se obtiene con hacer reír a otro?

En psicología, la necesidad de reconocimiento presente en todo ser humano encierra dos grandes misterios: el deseo de ser amado por un lado, y el deseo de dominio sobre los otros, en el extremo opuesto. Ambas cosas de forma equilibrada, hacen que se exprese esta necesidad de muy diferentes maneras: Hay quienes, desde un narcisismo evidente, no dejan de ser el foco de atención y no pretenden otra cosa que saciar su sensación de soledad con la droga de tener siempre una cierta cantidad de espectadores alrededor, celebrando sus ocurrencias.

Hay otros, que pretenden a través de sus chistes, demostrar que son más inteligentes que sus espectadores, y sus shows llegan a ser tan elitistas, que nadie puede entender y mucho menos reírse, a menos que quiera complacer a quien está en escena, o bien, tenga las mismas referencias de las que ha partido el creador del espectáculo.

En ambos casos la toma del escenario no es más que un escaparate para lucir las propias cualidades: ya sean estas referentes a una imagen presumible (despliegue de producción incluido), o a la exhibición de una o varias habilidades (baile, gracia, canto, uso de voces, elasticidad, pantomima, acrobacias, gestualidad, "inteligencia", etcétera...)

Lamentablemente he podido ver últimamente, y en varios niveles de espectáculos, más trabajadores del arte que artistas propiamente dichos. ¿Qué los distingue? El creerse más de lo que en realidad son.

El artista siempre está en una constante búsqueda de sí mismo, de perfeccionarse como ser humano, de enriquecerse con experiencias varias que le ayuden a vivir tranquilo consigo mismo y con quienes le rodean. Su intención principal es buscar la felicidad como una tarea de todos los días, a sabiendas de que nunca va a encontrarla, y que los únicos momentos en los que podrá devolver a la vida lo poco o mucho que se le ha brindado, es encima de un escenario, compartiendo, como quien ofrece una cena o una fiesta, sus mejores dones, aquello que le ha costado trabajo obtener pero que no sabe igual si se come a solas.

El trabajador del arte busca siempre ser mejor artista. Toma cursos de todo, se prepara, lee, practica, ensaya y se mata con tal de obtener o no perder un lugar en el medio, ya sea éste un espacio importante dentro de la farándula, o dentro de un simple grupo de amigos. Hay gente que desde antes de ser profesional, busca la pose de divo o diva, aprende tipos de comportamiento social que probablemente le resulten efectivos para abrirse camino hacia la fama o el trabajo bien remunerado. No tienen empacho en ofrecer sus halagos a diestra y siniestra, sólo porque ven en el otro una posibilidad de crecimiento personal.

Los artistas son más escrupulosos al respecto. Si bien los tiempos modernos los obligan en cierta medida a establecer relaciones más políticas que afectivas, los artistas sólo se quedan con la gente que les vaya a dejar un aprendizaje útil, profundo, y desechan como van pudiendo, las relaciones por mera conveniencia, ya que estas son las de menor peso en sus prioridades.

Aunque en ocasiones los caminos son tramposos y llevan a tener que decidir entre una u otra, y dependiendo del contexto más amplio, hay que elegir con cuidado, los trabajadores del arte quieren vivir de lo que hacen, lo toman como un oficio, como una carrera profesional a la que hay que entregarse del mismo modo que al estudiar para contador u ortodoncista.

Quizás sea la profesionalización del arte, llena de contenidos obligados, de técnicas probadas y espacios específicos para ejercerla, lo que ha matado a tantos artistas natos, convirtiéndolos en simples obreros. Sin embargo, hay que decir, que existen profesionales ostentando con mucha honra el laurel de artistas, sin que eso signifique que sean mejores o peores que los no estudiados.

Pero, ¿a qué viene toda esta introducción, cuando quiero referirme a la risa y al sentido del humor del mexicano, particularmente? Referiré una anécdota para entrar directo y sin más rodeos:

Hace algunas semanas acudí a una conferencia dictada por Edgar Vivar, Pierre Angelo y René Franco en la Universidad Pedagógica Nacional. Invitados por el encargado de la dirección de Difusión Cultural de dicha institución, y también director teatral, Rodrigo Johnson Celorio, se les pidió que compartieran libremente sus sentires con respecto al "Teatro Popular en México". Así, la primera respuesta fue a cargo del "Señor Barriga", ubicado así por sus seguidores en "El Chavo del Ocho". Vivar apuntó que desde el principio de su historia, el teatro es una manifestación del pueblo, así que no podía explicarse de otra forma al quehacer escénico sin su arraigo popular.

Pierre Angelo se presentó como un apasionado del teatro popular, siendo que, a pesar de no haber estudiado actuación sino una carrera completamente diferente, su tesis de licenciatura la hizo acerca de la "Administración de un teatro bar".

Habiéndose presentado por ya varios años en el Teatro Blanquita con la obra "El Tenorio Cómico", y actor de profesión, René Franco no decepcionó en cantidad de anécdotas entre las que refiere su defensa hacia los espectáculos en vivo, lo que lo llevó a conducir su programa "Es de noche y ya llegué" en las instalaciones de la legendaria XEW con público presente.

Todo iba marchando bien, el auditorio se fue llenando hasta alcanzar el tope, sólo igualado a las grandes ocasiones en que vinieron Howard Gardner (el teórico de las Inteligencias Múltiples) y Henry Giroux (fundador de la pedagogía crítica) ante los cuales, no hay punto de comparación.

Edgar Vivar, por mucho, el más lúcido de los tres, relató una anécdota que vivió en Santiago de Chile después del golpe de estado que dio muerte al presidente Allende. Contó que tuvo que actuar junto con sus compañeros de "El Chavo" en el mismo estadio que días antes había estado lleno de cadáveres producto de la invasión militar de Pinochet. "Roberto (Gómez Bolaños) quiso echarse esa responsabilidad y todos lo seguimos. La parte conmovedora es que al pasar cerca del Palacio de la Moneda, todavía con el olor a miedo de los habitantes, los niños querían vernos y nos hacían valla, aún retenidos por los militares, buscando con gran ansiedad tener un recuerdo visual de sus personajes favoritos."

Pierre Angelo había contado antes, que venía de trabajar en Ciudad Juárez, y que "Efectivamente aquél era un estado de sitio. Nos asomábamos por las ventanas del hotel y no había una sola persona en la calle, todo absolutamente 'muerto'. Lo increíble del asunto es que en la noche, un auditorio de más de cinco mil personas, estaba lleno hasta reventar, y nos aplaudieron de pie, muy efusivamente. -Hasta la 'carne se me pone chinita' de acordarme.- Es cuando uno dice: 'Por eso es que vale la pena mi trabajo, no por el dinero'."

Ojalá hubieran podido sostener argumentos tan elocuentes para explicar la estrecha relación que guarda la comedia con el pueblo. Al llegar la hora de las preguntas, Franco sentenció: "Pregunten, porque un público pasivo es lo que menos me gusta, me da hueva". La primera pregunta fue de un pobre estudiante que -luego de 'darles la bienvenida en nombre de todos' en una actitud totalmente "lamebotas"- casi casi pidió asesoría para su tesis con una ingenuidad planteada a las personas equivocadas: "¿Creen que me puedan aprobar mi tema de tesis que quiere abordar la performance (sic)?" Nada relevante, sino vergonzante.

Y de inmediato, aprovechando que el muchacho en cuestión estaba sentado a mi lado y tenía el micrófono en la mano, quien aquí escribe preguntó su opinión sobre la creciente frivolización de la risa: "Ustedes hablan de que la gente que más sufre es la más propensa al aplauso, porque busca la oportunidad de reírse de lo que más le duele, pero en estos tiempos, la gente ya se ríe de cualquier cosa. ¿No les pesa que sean llamados 'chistocitos' en lugar de actores cómicos? Para ustedes ¿en qué radicará la diferencia?" Palabras más, palabras menos, era una oportunidad de enseñarnos a nosotros, el público que abarrotaba ese auditorio, cuál era el valor real del trabajo que hacían, cómo se preparaban, qué convicción les movía a dedicarse a eso y no a otra cosa, total, estábamos en un espacio universitario. Yo no era una periodista de Ventaneando, sino una pedagoga con una pregunta seria, interesada en saber lo que nos tenían que decir, incluso agradecí antes que nada el tiempo de los tres, pues no es ajeno para nadie que tienen agendas muy apretadas... ... lástima que fue tomado por agresión, pues René Franco me contestó muy a la defensiva y Pierre Angelo simplemente no quiso aportar nada.

Fue Edgar Vivar quien aventuró una especie de respuesta, calificando mi cuestionamiento como "interesante" y poniendo cara de tener tiempo de no preguntarse eso. Franco arguyó que la responsabilidad estaba en el espectador. Que había dos tipos de risa: la "risa buena" y la "risa mala" y que si a mí no me gustaba una, que fuera y buscara la otra. Pésimo.

Otra señora tomó la palabra para decirle a Pierre Angelo que recordaba muy bien su imitación de Nino Canún y que le encantaba. Y una persona más les preguntó cómo influía el poder del estado en los contenidos de Televisa, ya que los tres forman parte de la misma empresa, a lo que Pierre, al ser uno de los muy pocos escritores de comedia en esos canales (mencionó que en total son sólo cuatro), confesó que "no se la rifa" cuando recibe amenazas sutiles o llamados de atención por parte de "los de arriba", y prefiere conservar su trabajo y decir lo que le dejan, que arriesgarse a que lo callen para siempre.

Esas fueron todas las preguntas. El resto fueron halagos, fotos, autógrafos, manifestaciones de admiración de espectadores comunes cuyo mayor interés era el souvenir y no el conocimiento. Salí muy decepcionada esa noche.

¡Lo peor de todo es que estos comediantes están firmemente convencidos de que lo que hacen a través de su trabajo es hacer denuncia social y política! Están tan ciegos de fama y poder, que creen que están diciendo "la verdad del pueblo" ¡textual! Si en verdad Pierre Angelo estuviera diciendo "la verdad del pueblo", segurito, ya no estaría en Televisa. Pero es tan soso, que ni siquiera en el teatro o en el centro nocturno dice tales "verdades". Retratar la realidad nacional, por muy subjetivable que parezca, no se reduce a hablar como nacos y diciendo malas palabras, no se limita al albur y al chiste sexual como recurso barato. Y no soy moralista en lo más mínimo, pero ¿cuántos hacen las más crueles aberraciones vistiéndolas de denuncia como la estupidez de la Guerra de Chistes o el tristemente célebre Esteban Arce, todo "en favor de la libertad de expresión" imperante?

¿Cuántos trabajadores del arte son inclusive, mucho menos que eso, y son sólo instrumentos bien pagados de un esquema social conveniente a los intereses particulares de ciertos grupos poderosos y tendencias globales?

Me queda claro que hacer reír no es cuestión sólo de artistas y trabajadores del arte, como he insistido aquí en diferenciar, sino de personas mediocres y perversas aunque inteligentes (nadie niega la astucia de Franco ni el ingenio de Angelo). Así que, mientras sigo documentándome al respecto, hasta ahora veo pocos actores cómicos, y cada vez más payasos malvados.

miércoles, 6 de octubre de 2010

No oigo, no oigo, soy de palo (toro brindado a Brozo, ¡Óraleee!)

El no escuchar no significa tener un problema auditivo, no percibir los sonidos y tener que leer los labios del otro que nos habla. Lamentablemente el problema de escucha está directamente relacionado con esa ceguera que se resume en la sabiduría popular que reza "no ver más allá de sus narices", y estar educados en un mundo de apariencias, de imagen, sin que ello nos permita lograr ver contenidos de fondo. En este entendido, la gente además de ciega, está sorda... ¡¡pero posee una de labia!!

Lo grave de las pasiones es cuando vienen de gente que no conoce más razón que la propia, que no se mantiene fría hasta que puede emitir una opinión sensata y que, dada su bíblica ceguera, "no ven la viga en el ojo propio, pero distinguen la paja en el ajeno".

Así me sucedió hoy. Tristemente encontré que es difícil edificar una amistad durante años, conservarla, sostenerla con cariño y respeto, para que en un solo día todo se desmorone "en un abrir y cerrar de ojos". ¿El motivo? Ni más ni menos que el escándalo de Brozo y el hacker.

"We always need to hear both sides of the story" entona Phil Collins en una sencilla canción que reflexiona acerca de la necesidad de informarse antes que enjuiciar.

Todo el mundo tiene derecho a opinar desde su perspectiva, y yo en este espacio he tratado de hacerlo con mirada amplia, aunque en ciertos temas peque de corta visión. Incluso ha habido gente que me ha acusado de "tendenciosa y desinformada" en algún post anterior, lo cual pasado el tiempo, puedo aceptar en su justa medida. Sin embargo todo ha sido en medio de un vaivén de ideas, debates, algunos fuertes, otros sencillos. Jamás he pedido que se me conceda la razón absoluta: ni en la libre expresión escrita, ni dramática cuando estoy exponiendo mis ideas sobre un escenario, ni en la libre cátedra cuando imparto mis cursos en la universidad. Soy terca, lo reconozco, y cuando hay contenidos que domino más que mi interlocutor, los sostengo con argumentos. Como les digo a mis estudiantes: nunca daría una clase sólo por darla, sin que yo crea en lo que enseño...pero más que defender mis ideas, defiendo mi derecho a ser escuchada, por favor léalo usted bien: es-cu-cha-da.

Y lo mejor que puede pasarme es que me digan: "entiendo tu punto, pero me quedo con mi postura" ¡Voilá! No quería que me dijeran "me has convencido, ¡oh Sabia del Monte, ilumíname con tu luz!" No con-vencí, no es una guerra.

También es maravilloso, invaluable, cuando alguien me hace ver algo que yo no he visto y me ayuda a aprender, a crecer, a enriquecer mi mundo, a hacerlo más vasto. Y cuando sucede el caso contrario, en que la otra persona se abre con toda humildad a escuchar mis razones y termino yo ayudándole a aprender, la experiencia es gratificante. En todos estos casos hubo diálogo, escucha, ping pong de opiniones. No hay vencidos ni vencedores, todos ganamos si entendemos que hay diversos puntos de vista y que lo interesante de la vida está en la diversidad.

Por desgracia todo el mundo se ha creído que Hortensia es sólo la parte de enfrente: la que camina con convicción en lo que hace, la que está rodeada por un halo de actriz que la hace parecer que se siente estrella, la que toma el territorio de las letras para expresarse como último recurso para no quedarse callada, y como -muy tristemente- me dijo alguna vez alguien que quise, es la que se deja llevar por "el perro de su ego" como lo define Jodorowsky.

Algunas veces también soy esa. Habita el ego en mí como habita en todo el mundo, no soy perfecta, soy -gracias a todos los dioses- un ser lleno de deficiencias, por lo que tengo mucho que hacer. Pero detrás de la convicción en el andar hay un miedo que no me conviene ir pregonando, detrás de esa actitud de mujer creída y autosuficiente hay una mujer solitaria que muere por hallar compañía, por apegarme a gente inteligente, sensible y trabajadora...gente que no se deje llevar por la imagen y explore más allá, gente que se pregunte quién soy y no se quede con lo que ven sus ojos, gente que sepa ver con el corazón, aunque a Saint de Exupéry le digan cursi.

No soy ciertamente sociable, soy selectiva, tengo mi temperamento, pero los pocos amigos que tengo los conservo gracias a esa forma de ser que tienen ellos, no gracias a que soy como soy. ¿Por qué he de ser linchada por decir que el escándalo de Brozo no es para comérselo vivo? ¿Porque no quiero sonar grillera? ¿Porque estoy cansada de esa gente que se la pasa culpando a medio mundo de los males del país y no se pone a hacer algo interesante con su propia vida? ¿Porque justifico medianamente la reacción del payaso comunicador? ¿Porque trato al personaje y al hombre como si fueran uno mismo? (¡¡Esto se me calificó de "lamentable"!! ¡¡Cómo se ve que no saben de actuación!!)

Yo puedo ver en Brozo y en Víctor Trujillo, el hombre que le da vida, todos los defectos que usted guste y mande: ¿es grosero, vulgar, agresivo? Lo es. Nadie lo está negando. ¿Se imaginan a Brozo siendo afeminado como Trujillo? ¡No! ¡Entonces no sería Brozo!, pero entonces al ponerle voz grave, tono guarro -de un arraigo popular muy, pero muy fuerte-, actitud machista y pose de "por mis huevos", ¿Trujillo deja de ser Víctor? Sí y no. Asuntos complejos que no se entienden si no se sabe lo que es encarnar a un personaje... y además, ¡llevarlo puesto por más de veinte años!.

A veces hay que usar un disfraz para que lo escuchen a uno, y si a Trujillo le funciona, se lo respeto.

¡Ya se sabe que hay que tener responsabilidad en medios y bajarle un poco a lo intenso! (Los comentarios apasionados del conductor fueron muy desafortunados) Y yo he dicho en este mismo espacio que Brozo perdió un poquillo de mi credibilidad cuando se fue a Televisa, sin embargo ahora que lo sintonizo con más detenimiento, el tipo sabe muy bien lo que hace y lo que dice. Esta vez se le barrió, pero el que sea amigo de Loret de Mola y de Emilio Azcárraga no lo hacen tener cuernos y cola como para evitarlo a toda costa.

El prejuicio que por décadas tenemos ciertos mexicanos a todo lo que huela a Televisa es justificable, yo misma lo siento a veces, pero no podemos etiquetar así a las personas, no se vale. El Mañanero informa y lo hace bien, provoca el pensamiento, el equipo que lo compone es sólido, su intención cultural es bastante aceptable.

Quizá me identifico con este señor en que todo el mundo le cuelga milagritos que no le corresponden, como eso de que quiere imponer el punto de vista de la Empresa (léase Gobierno) o que quiere manipular al pueblo, ¡por Dios! si no estamos en tiempos de Jacobo Zabludowsky. De verdad, Televisa está a años luz de ser una blanca palomita, pero en este sentido ya no es lo mismo que entonces, y si quien me lee no se acuerda o no se enteró de como era antes, les invito a documentarse de veras.

Entiendo perfectamente que su guarrez puede espantar a muchos que se persignan cada vez que sale con algo de mal gusto, pero no es para rasgarse las vestiduras. Entiendo que el trato sexista que le da a la mujer (medio parodia, medio en serio) a veces puede confundirse y parecer que apoya la inequidad, pero eso es simple: si algo no va de acuerdo con lo que uno piensa, hay una de dos: o se relaja, lo estudia y trata de VER más allá, de ESCUCHAR con mucha atención, incluso si no le gusta lo que va aprendiendo... o de plano le cambia a donde encuentre más empatía y confort.

Brozo juega. Como dije en mi cyber-pleito-no-buscado, es una de las mentes más lúcidas y lúdicas de este país. No como Esteban Arce, que es obtuso y corriente...no los midan con la misma vara sólo porque salen en el mismo canal y seguiditos. "Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra"

Y como ya estoy cantinfleando, creo que finalmente me desahogué, que para eso tengo este espacio. Ya lloré las lágrimas urgentes, ni una más, ni una menos. Perder una amistad duele, pero la vida continúa con anteojos o sin ellos. Ojalá por la miopía no nos tropecemos la una con la otra en mucho, pero mucho tiempo. Yo en verdad, no lo necesito.



jueves, 16 de septiembre de 2010

¿Los libelos de las libélulas?

Si usted piensa que al ir a ver Las Tandas del Centenario se va a encontrar con buen teatro... está usted en lo cierto. Y tal vez sea lo único que necesita saber para comprarse un boleto en primera fila, o en el lugar que usted prefiera, y sentarse a saborear una deliciosa tarde-noche en compañía de sus seres queridos. El entretenimiento está asegurado, y le garantizo que al menos sale usted con una amplia sonrisa, gustoso de haber decidido conocer esta propuesta, de la que, si quiere usted saber más, ya le platico en las siguientes líneas./
Producto de un concienzudo proceso de investigación sobre la Historia del Teatro de Revista ligada a la Historia de México, Pedro Kóminik trae este concepto personal en donde se reencuentra con sus raíces mexicanas y teatreras, reafirmándose en cada línea y en cada nota de las canciones interpretadas./
El oficio del escritor Carlos Pascual -a quien se le pidió ayuda para elaborar el texto y dirigir la escena- queda manifiesto en la riqueza del lenguaje y el cuidado de los albures. El nivel es muy bueno, se nota su experiencia en la elaboración de personajes, situaciones y enredos que en este caso, con un estilo descaradamente brechtiano, nos narra la historia de un grupo de actores, músicos y cantantes que son sometidos a los abusos de Doña Genara, la administradora del teatro que está supeditada a la figura en el poder, de acuerdo a sus intereses monetarios./
La obra transcurre con aparente ligereza, así que no espere usted encontrar una crítica social directa como en tiempos de Palillo, ni una producción de 40 tiples, pues corre el peligro de salir decepcionado; más bien le invito a buscar la reflexión desde el centro mismo de la vida de los personajes y en el profundo contenido de los textos. Comparto aquí mi muy personal visión:/
Mariano Ocampo -Pedro Kóminik-: Galán fiel, secreto militante de la ideología liberal, el personaje de este dandy tiene un obscuro perfil que se oculta como la cara perdida de la pérfida Luna: es un traidor, una falsa víctima de los tiempos y circunstancias. Tras la brillante apariencia de un empresario exitoso, se esconde un ser pusilánime y convenenciero cuyo gestus de acariciar constantemente un real de oro, nos revela a un hombre frívolo con sueños de ser revolucionario. Podemos en momentos odiarlo, ver asomarse a la maldad detrás de su rostro ambicioso y sin escrúpulos, pero quizás gracias a que el personaje fue estrictamente creado para este actor, nunca alcanzamos a detestarlo, nunca llega a ser tan insoportablemente indignante. El carisma de Kóminik rebasa todo intento de apasionamiento con el personaje en cuestión. Tal vez hizo falta hacer más énfasis en la debilidad de carácter de Mariano Ocampo, pero esto hubiera llevado a la utilización de otro género, y me queda claro que no se quería dejar un mensaje trágico al espectador. Sin embargo el uso de la tragicomedia para temas como este y en estos momentos es cruel y desgarrador: un final abierto es posiblemente la causa de las críticas que ha recibido la puesta, y en las que abundaré un poco más adelante./
Quien conoce el talento de este gran artista, no se sorprenderá al verlo bailar, escucharlo cantar y hacer varios personajes como dueño del teatro en donde se desarrolla la ficción. Y antes de que diga usted que el señor se luce, me adelanto a defenderle sin reservas, pues en los teatros de revista de principios de siglo era inexcusable entrarle a todo en los números presentados, y sin embargo, sólo tiene uno para él solo, por lo que no verá un concierto de sus habilidades, sino que encontrará variedad, no le quepa la menor duda.


Doña Genara Padilla -Pilar Boliver-: Hay que reconocerlo, la señora es graciosa por naturaleza, pero...sin demeritar la preparación actoral y los años de carrera que le anteceden, la también conductora de Farándula 40 está sobreactuada la mayor parte del tiempo. Instalada en la encarnación de Jim Carrey o de Dario T. Pie, no me gustó demasiado. Es cierto que de todos los personajes es la que más arranca sonrisas, pues entre su figura, los gestos y la voz, alcanza momentos de verdadera hilaridad con el público, pero sí, el humor que trabaja es muy cliché, y en las maneras a veces no se sabe si está uno viendo a La Roña o a La Manigüis. De acuerdo con sus tablas y talento, dudo que no pudiera sacarle una personalidad distinta a la ambiciosa administradora. Me parece que confió demasiado en su personalidad, en la naturalidad con que puede burlarse de las cosas y las personas, lo que afortunadamente para ella, le hace tener un buen click con la gente, que finalmente le regala una muy buena ovación. Aunque no tiene número musical, pues su personaje sólo administra los dineros, es muy gracioso verla queriendo robarse la escena en varios momentos. Seguramente le gustará.

Carlos Truchuela -Eugenio Bartilotti-: Si alguien se disputa el ángel con el protagonista, este actor es quien lo hace. Y no hablo del Ángel de la Independencia que sirve de fondo para un número musical, sino del halo de honestidad, talento y buena vibra que rodean al mencionado actor. Eugenio no sólo es bueno en los números musicales y en las diversas caracterizaciones, sino en su recreación de un Truchuela siempre taciturno, agobiado, sin esperanzas. Aun si esto fuera poco, el actor que parece estar en un gran momento de su carrera luce excelente en la comedia, muy versátil entre los números de "Jodoncio y Afrodisia" y "Los Pelados", este último, maravilloso. Por mucho uno de mis favoritos.

Y aquí es donde me gustaría hacer una acotación: no parece casual que el personaje que interpreta Bartilotti: dramaturgo y actor soñador, quien termina vendiéndole el alma al Diablo, se llame precisamente Carlos. ¿Una auto referencia, señor Pascual? El detalle me pareció un guiño triste, certero, aunque un poco superficial. El escritor constantemente cuestionado por su clase social o preferencia sexual, siempre hambriento de reconocimiento y fortuna, es capaz de hacer cualquier cosa en pos de obtener dichos beneficios. Pareciera un intento de Pascual por hacerse trizas, y con él a muchos grandes talentos de carne y hueso, encima de cuyas cabezas pesa la sombra de Televisa, esa empresa gigantesca que durante mucho tiempo abanderó los intereses del gobierno y que ahora lucha por deslavar esa imagen con muy contados aciertos. De ahí que me parece -al menos- un buen truco, escribir el papel para actores carismáticos en estos dos personajes: uno se llega a olvidar de que se traicionan a sí mismos y de que se disculpan todo el tiempo, incluso citando al mismísimo Brecht./
Las Tiples -Dalia Rodríguez, Olinca Velázquez, Verónica Alvarado-: Variadita la situación. Quien hace el papel de Carlota es una soprano que no entiendo si desafina a propósito, o es que las funciones han sido tan intensas, que le tienen horrible la voz a la pobre dama, aunque es sabido que quien alcanza notas muy altas cautiva al público casi por defecto, así que no le va mal en el aplauso. Quien hace el papel de Lupita al parecer es muy joven pero tiene todo para ser una excelente actriz, ya que a diferencia de las demás, transmite una energía muy positiva, de mucha franqueza y profesionalismo. Y quien aparece en el papel de Romualda, sobrina de Doña Genara, es la que menos brilla de todas, amén del encomiable esfuerzo que representa la preparación de los números en que aparece. Pero a fin de cuentas, en esa época, estrellas de revista como María Conesa sustituían su falta de técnica vocal con otros dones, como la chispa de una apabullante personalidad, y en este caso por lo pronto, el reparto está muy bien balanceado, no encontramos miscast alguno: la aspirante a dama de alcurnia, la que se siente diva y la representante de la mujer del pueblo están... que ni mandadas a hacer, producto del buen ojo de quienes tuvieron la responsabilidad de elegir al elenco. En las tiples se encuentra un equilibrio de caracteres que le va muy bien al concepto.

Los músicos son encantadores, su talento indiscutible y su arte, parte imprescindible del montaje; las canciones son fantásticas, me parece que originales de la época en la mayoría de los casos, por lo que ayudan a generar el ambiente melancólico por un México perdido; las coreografías son divertidas y el discurso...el discurso es demoledor: "El mundo está cambiando y por lo mismo, nosotros no debemos cambiar." "Los cómicos nunca hemos cambiado al mundo." (Ouch!)

Por diálogos como estos el trabajo ha recibido algunas críticas, como el haber desperdiciado "una oportunidad inmejorable de dar vino nuevo en odres viejos"(1) o se le calificó de "apenas una débil nota amable muy al margen de lo que interesa vitalmente."(2) Y sin afán de convertir esto en una apología de la obra, al parecer los periodistas citados se acercaron con demasiadas expectativas políticas dadas sus propias referencias históricas del género, mismas que no dudan en mencionar como argumento para respaldar sus opiniones.

Aquí les concedo un poco de razón, ya que el espectador nacional está ávido de propuestas comprometidas, sobre todo en tiempos de violencia y desencanto, pero no es justo politizar una obra que tiene tanto tiempo de producción, investigación y alma de los implicados, aduciendo una "moda derechista", es decir, una "invitación al inmovilismo ante cualquier cambio." Creo que no puede reducirse a eso: al menos a simple vista, este concepto no pretendía ser un panfleto político, por eso nunca lo prometió así la propaganda. Tampoco es una denuncia tan cruda como el más reciente filme de Luis Estrada, ni mucho menos un homenaje a los héroes de la patria como la última serie histórica de Televisa (en donde, dicho sea de paso, Kóminik y Pascual tuvieron una importante aportación teórica y artística).

Las Tandas del Centenario es una propuesta estética, un punto de vista personal, enrarecido quizá en cierta medida por el logotipo de los festejos oficiales, la beca del FONCA -dinero sin el que, seguramente los vestuarios y la escenografía no estarían tan lucidores-y el ansia de que alguien nos diga las cosas a quemarropa. Por lo tanto la obra no es un "mal melodrama" como lo califica la periodista en su artículo, es una "gran tragicomedia", tan grande que devela sin miramientos el motor de quienes se dicen artistas en la sociedad mexicana, y no sólo eso, sino que deja muy claro que los nuestros, como los de hace un siglo, son tiempos de una cruenta lucha por la supervivencia, únicamente justificable por el miedo en el que nos hallamos inmersos todos.

Cierto que una comedia en donde quedaran ridiculizadas las debilidades de Mariano o de Doña Genara podría haber sido más fuerte, más golpeadora, y la motivación a la reflexión tal vez sería más efectiva, se vislumbraría una postura más clara. Aquí sí coincido con Olga Harmony: "extraña en un escritor ganador del Premio Bicentenario de Novela Histórica." y además, con tanto callo dentro de este género.
También estoy de acuerdo con Bruno Bert en que al tratar de revivir la época del teatro de revista -casi abuelo de nuestro actual cabaret-"ni podemos reproducir lo de antaño ni tiene demasiada importancia hacerlo"...

...¡pero a este artista se le pegó la gana, ¿y qué?! Vive la liberté d'expression!! No está apelando a la movilización armada, es más, en la mayoría de los asistentes puede que apenas provoque la movilización intelectual, pero la movilización emocional está a flor de piel, es inevitable, pues nos pega en la nostalgia, y lo que es más laudable: los mexicanos actuales -y sobre todo las generaciones jóvenes- ¡alcanzamos a extrañar un país que ni siquiera conocimos en carne propia!, ¡añoramos unos tiempos en que los espectáculos populares eran aaaaaaaabsolutamente otra cosa! y eso en tan solo dos horas que se viven como una montaña rusa de sentimientos. La adrenalina es tal, que es casi seguro que le quedarán ganas de volver... pero de volver para verla una segunda vez, o si se puede, una tercera, ¿y sabe por qué? porque Las Tandas del Centenario no se parece a nada de lo que hay actualmente en oferta teatral respecto al tema.

Ya usted verá lo que quiera ver y se identificará con el personaje que usted quiera, que yo al menos, me encontré reflejada en Lupita: mujer mexicana, trabajadora, digna y sobre todo tontamente enamorada, muy -pero muy- a pesar suyo.

La temporada termina este domingo 26 de septiembre en el Julio Castillo, así que aún tiene una semana para disfrutar esta puesta que, lo que es a mí, me dejó satisfecha, inspirada, reflexiva...


♪♫"Y algo más también, difícil de decir...y algo más también, que no he de repetir..."♪ ♫ ;)


*

lunes, 13 de septiembre de 2010

Reggaetón, sexo y juventud

Hace unos cuantos días acudí a un antro de esos en los que, a menos que llegues en Hummer o vestida como prostituta, tienes que hacer cadena.

Hacía mucho que no presenciaba que a alguien le dijeran "pinche naco", "mugroso malvestido", "gato" y otros piropos como pretexto para no dejarlo entrar. No fue agradable, pero (a no ser que deseara tener el mismo destino) sentí la necesidad de fingir indiferencia para no solidarizarme explícitamente con aquellos que seguramente, al igual que todos, llevaban dinero para gastar y ganas de pasarlo bien.

Luego de esperar alrededor de 10 minutos, "el Brian", chico de unos veintidós años, radio comunicador en mano, hiper delgado, rubio y con brillantito en la oreja, cansado de echarnos miradas a mi amiga y a mí para ver si respondíamos a su coqueteo, retiró la discriminatoria cadena disfrazada en terciopelo rojo y nos dejó pasar porque teníamos reservaciones.

No imaginarían esos tipos de afuera que este par de damas cuya apariencia podría ser la de dos monjas, (en comparación con los vestidos sensuales que vi en el baño) sabrían moverse mejor que cualquier rebote de escote o sacudida aburrida de trasero en minifalda. Ahí estábamos nosotras, tomándonos un descanso del trabajo, y festejando mi cumpleaños una semana después.

No faltaba el guardaespaldas de alguien, que con tal de ligarse a una nena, alardeaba pasándose el brazo por la nuca, con cuya acción dejaba ver el pistolón detrás del cinto (seguramente inversamente proporcional al que usted y yo sabemos). Tampoco los que se sienten inmerecidos, ¡infinidad de ellos!, y afortunadamente los más aquella noche, quienes van a lo que van: a bailar y a disfrutarse.

El caso es que, aunque nada escapa a mi -cuasi obsesiva- observación antropológica, tampoco yo pude escaparme y ¡¡bailé reggaetón!! Que ¿por qué la sorpresa? Pues porque, junto con la música de banda, este forma parte de mis géneros musicales menos favoritos, por no decir que prácticamente ¡no los soporto!

Lo bueno es que el festejo aquél me sirvió para hablar aquí de un tema que he venido prometiendo desde hace mucho, y sólo después de haber superado mi prejuicio, recordando que hay algunas cosas reggaetoneras que SÍ me gustan, es que me siento lista para hablar desde una percepción más amplia mi opinión sobre dicho ritmo. Así que, tomándome la libertad de citar una frase atribuida por el vox populi a Jack el Destripador: "Vayamos por partes."

La historia: Se habla de que este género surge ya en la década de los 70's, pero en realidad cuando empieza a agarrar fuerza es en los 90's, con esta aparente nueva revolución sexual femenina, presente en películas como La Sirenita, de factura Disney, donde hay una chica que lucha contra lo establecido y persigue su ideal máximo en la vida: tener piernas.

Es en este contexto en el que triunfan canciones como Te ves buena de El General (cuando bailábamos estas cosas sin saber en lo que se convertirían con el tiempo), cuya música era muy buena, pegajosa, cachondona, justo lo que necesitaba la sociedad de entonces para sentirse un poquito liberada. ¿Apoco no se acuerdan de la riquísima Muévelo? A mí, literalmente, me hacía moverlo, y con mucho gusto...

Luego de eso, como que hubo un compás de espera... dejó de oírse. Por lo menos en las estaciones de radio mexicanas, no había mucho de música como la que hacía El General, es más, no había nadie más que hiciera de esa música. Pero luego del progresivo aburguesamiento del rock, el jazz y el blues, comenzó a dirigirse la mirada hacia otro tipo de música y estilos que venían de las clases sociales más bajas, así se puso de moda el rap, porque el hip hop todavía parecía 'música de vagos' y no era programada por las grandes radiodifusoras, pues no se habían dado cuenta del negociazo que esto sería en un futuro.

Ya entrados en el siglo XXI la cosa se descaró completita: no había más dónde rascarle; si quería venderse música a las grandes masas, si quería elaborarse un producto con que el pueblo se identificara, habría que pegarle donde más le duele (y por ende, donde más le gusta): en el sexo.

Cabe destacar que tan solo en mi país, el reggaetón se impuso ante el resurgimiento de géneros igualmente populares como el ska y la música mexicana (tambora, ranchera), con la que tiene todavía su muy leal competencia. Es así que se fueron creando personajes icónicos del "ritmo ese nuevo", el que dice las cosas "al chile", tiene un tamborileo "bien sabroso" y se baila "bien acá". (Daddy Yankee, Don Omar, Nigga, Wisin & Yandel, por mencionar algunos de los más famosos, resaltando que es un mercado en donde predominan las voces de los hombres, con algunas excepciones como es el grupo La Factoría)

La música: Sencilla: predominio del bajo, las percusiones, voces distorsionadas, ecos, con bases electrónicas repetitivas (sus padres son los DJ's), mezclas -a veces mezcolanzas- de géneros y de ritmos. Ahí tenemos como ejemplo el romantic style de Nigga (sí, el de Te quierouó), más tendente a la balada, a la bachata, incluso a la música regional. Otros se inclinan por hacerlo sonar más hot como Daddy Yankee (La Gasolina) y otros por hacerlo sonar más elegante -para quien creía que esto era imposible- como Don Omar (Angelito).

Pero también tenemos el reggaetón -podríamos decir- puro, o sea, el que consiste únicamente en acelerar el reggae a 45 revoluciones, lo cual nos da (apegados a la teoría de que el estilo jamaicano representa el ritmo del pulso cardiaco en estado normal) la resultante de que el aceleramiento del ritmo es un estado de excitación completo del corazón humano.

Las letras: Bueno, aquí no tenemos mucha variedad. Como en toda la música que surge del pueblo, las dos grandes preocupaciones del reggaetón que en este caso están manifiestas son las mismas de siempre: la liberación sexual y en menor medida, la denuncia social.

Dentro de esta rebeldía de la población joven, lo que se expresa es un profundo descontento con la hipocresía de los adultos, de los gobiernos, de las figuras de autoridad en general. Con esto no difieren mucho de otras manifestaciones que ha tenido la cultura joven generaciones atrás, sin embargo, dado que los tiempos actuales se perciben quizá más caóticos al encontrarnos inmersos en ellos, la denuncia social ha pasado a segundo término. Canciones como las de Calle 13, que además fusionan ska y otros ritmos con el reggaetón, suenan divertidas, llanas, pero con un contenido social muy profundo (Tango del Pecado, Atrévete-te-te). Lamentablemente es sólo su connotación sexual lo que las hace tan famosas... y digo lamentable porque la liberación sexual que tanto se presume no existe, sólo es aparente.

El baile: Es curioso que el modo de bailar reggaetón tenga un nombre tan elocuente: el perreo. ¿Acaso la envidia de vivir como un amigo canino: libre de prejuicios y preocupaciones, tanto que no le importa hacerlo en la calle? ¿Tiene que ver el término despectivo de 'perro' o 'perra', aplicado a quien lucha por su propia satisfacción sexual sin importarle a quién puede dañar física o moralmente?

Poniéndonos rígidos para explicarnos las cosas, puede ser el baile el culpable de que el sexo sea el velo que cubre todo lo que está detrás del ritmo de moda. Es el baile lo que ha suscitado la peor indignación (¿eso qué?) en algunas esferas de la sociedad mexicana, especialmente en aquellos que a veces nos sentimos intelectuales. De ahí que los cantantes, los managers, y sobre todo, las disqueras, se hagan millonarios vendiendo este tipo de pornografía legal, pseudo arte erótico. El reggaetón se baila representando una relación sexual explícita: frotamiento de genitales peor que en lambada, movimientos y posiciones que aluden al coito o a todas las formas habidas y por haber de tener sexo. Pasos frenéticos que expresan una furia incontenible, provocaciones directas a la erección y a la humedad, nada sutil la cosa.

El perreo es el pretexto para vender esta música, más que el propio reggaetón, el perreo ES la moda. Como aludía en mi introducción al tema: la onda es vestirse como sexo servidoras, particularmente las mujeres. Es en nosotras donde se ve más que nunca la evolución en el atuendo: desde los tiempos en que era mal visto enseñar el tobillo, hasta hoy en que no dejar nada a la imaginación puede ser el pase directo a un antro exclusivo sin pedir credencial que demuestre mayoría de edad, ¡es impresionante!

En los hombres no ha cambiado mucho la vestimenta, salvo que con esta presunta liberación, ahora es menos mal visto 'jotear' en la pista o dejar a la vista algún accesorio muy gay que pudiera 'delatarle'. No obstante, los 'machos' siguen ostentando su virilidad a todo lo que da. Cuerpos de gimnasio, el pelo en el pecho y la preocupación por atuendos que dejen ver una buena posición económica siguen ahí: pantalón de vestir, cacle bien boleado, loción, cera en el pelo, camisa de marca, reloj grande, pistolón al cinto, etcétera, etcétera, etcétera... En el baile están bien definidos los roles: el macho y la hembra, o en su caso, el penetrador y el penetrado. Es aburrido, no es sensual, es grotesco, no es liberador, es una pose más de una juventud dolida y por mucho, sin modelos adultos que valga la pena seguir para inventarse una existencia. El perreo es patético, primitivo, triste.

El discurso: Son impresionantes el amor y el odio que se han generado hacia este tipo de música. ¿Por qué levanta pasiones? ¿Provoca? ¿Es vanguardista? Bueno, al menos ¿es artístico? Como todo tipo de manifestación cultural, es un reflejo de los tiempos en que vivimos en todo el mundo, una tendencia, un gusto por lo efímero, lo superficial, lo inmediato.
Preguntémonos también dónde está la pose que, hasta antes de este análisis, teníamos usted y yo. ¿No es un tanto clasista el prejuicio que presentamos hacia el reggaetón? Pues le informo que no sólo los pobres y los tontos escuchan reggaetón, aunque lo identifiquemos más con la gente de escasos recursos, ya sean estos económicos o intelectuales.
La violencia contenida en este ritmo pega a ricos y a pobres, toda la juventud está falta de oportunidades, toda la juventud tiene pocas opciones. No es un género que despierte conciencias, como lo hicieran alguna vez el rock o el ska. Esto es música hecha por gente muy ambiciosa para gente poco ambiciosa. Al igual que la cadena en el antro, la industria y los consumidores del reggaetón marcan fuertemente las desigualdades que existen no sólo a niveles locales, sino internacionalmente. Por un lado, los jóvenes latinoamericanos de todas las clases bailando esta especie de apareamiento vertical simulado, intentando olvidar por un momento su miseria existencial, en mitad de una sociedad que sólo les da un lugar por su potencial erótico. Por otro lado, la imagen del reggaetonero: esta especie de vándalo con dinero, algunos todavía con imagen más marginal, más auténtica, cercana al pueblo (Calle 13). Algunos con el modo de hablar del barrio pero con joyería en diamantes y trajes de Armani (Daddy Yankee).

Finalmente, centrándonos en el contexto desde el cual escribo, ¿cuál es la aspiración en este México de la juventud, en términos muy generales? ¿Ser narco o ser reggaetonero? ¿Nada más? Ambos parecieran ser las únicas opciones deseadas: dos personajes que destilan oro por todos lados, pero que a la vez tienen este enganche con los pobres, los desorientados y/o los perezosos mentales: el desenfado, la aparente humildad, lo buena gente que no perdieron nunca a pesar de ser millonarios. Este ser que ha surgido de abajo, pero que, sin dejar de ser el mismo ignorante (no habla bien, se le nota la escasa educación tan pronto abre la boca o camina), ahora goza de fama, fortuna y una vida sexual (hiper) activa. En tiempos de drogas, violencia y trata de personas, ¿qué más puede desearse en un mundo con futuro incierto? Si espantarse no es para tanto, por lo menos habría que preocuparse un poco. ¿No lo cree usted?

*

viernes, 10 de septiembre de 2010

La Historia de México en manos de sus creativos

Sí, ya sé que he confesado en distintas ocasiones que esto del Bicentenario ya me tiene hasta el gorro, pero si hay algo de lo que me puedo alegrar, es de la producción artística que se ha desatado alrededor del evento del año. He aquí sólo una raquítica muestra de lo que el talento mexicano (y uno que otro extranjero apasionado en el tema) ha hecho para conmemorar dos siglos de un país rico en historias.
CINE

Revolución



Héroes Verdaderos



El Infierno



El Atentado



Hidalgo: La Historia Jamás Contada


Suertes, humores y pequeñas historias de la independencia


Batallón 52: historias que animan la Historia


Repensar la Historia


13 formas de amar a México



Mujeres Patria

TEATRO Y CABARET
(Sólo en la Ciudad de México)



La Güera Rodríguez



Las Tandas del Centenario



Festival de Cabaret 2010 "Pitorreándonos del Centenario"



Revo-Ilusión
Prohibido usar calzones de manta
Ensalada de heroínas: ni cómo ayudarlas
Rancheras Revolution...
...y una amplia propuesta escénica formal e informal sobre el asunto...

TELEVISIÓN


Discutamos México



Gritos de Muerte y Libertad


Los Minondo


LITERATURA
La Resurrección Maya (Steve Alten)
La Malinche (Laura Esquivel)
La novela fundamental sobre la intervención francesa en México (Francisco del Paso)
Ojos Azules (Arturo Pérez-Reverte)
Contra la historia oficial (José Antonio Crespo)
Pobre patria mía: La novela de Porfirio Díaz (Pedro Ángel Palou)
A la sombra del Ángel (Kathryn S. Blair)
Historias desconocidas de la Independencia y la Revolución (Trino)
La Constitución ilustrada por Trino (Christian Cymet)
La derrota de Dios (José Luis Trueba Lara)
2010: ni Independencia ni Revolución (Eduardo del Río, 'Rius')
Pendejadas célebres en la Historia de México (Antonio Garci)
Leona (Celia del Palacio Montiel)
La Insurgenta (Carlos Pascual)


Y más de un centenar de títulos...
Hay gran variedad y para todos los gustos. Y a usted, ¿qué se le antoja VER?
*

martes, 31 de agosto de 2010

La Tragedia y la Comedia son mellizas

¿Han tenido ganas de hablar alguna vez de algo y de repente se aparece el pretexto idóneo? Eso es lo que me ocurre a mí al celebrar el primer año al aire de un programa de televisión.

Al parecer la historia de El Empujón, el noticiero matutino de Proyecto 40, no tiene nada más un año de vida, si tenemos en cuenta que ha existido un proceso desde que su titular Salvador García Soto inició el concepto de El Weso junto con Fernando Rivera Calderón y su equipo.

Fue en el año 2005 cuando este programa inició sus transmisiones por WRadio, emisora perteneciente al Grupo Televisa, y aproximadamente dos años después, cuando tanto El Señor Periodista (García Soto) como el Duende Preguntón (Christian Ahumada) salieron del programa en medio de una densa nube de especulaciones: que si les habían recortado el presupuesto y no podían pagarles a todos, que si querían que el Duende y sus preguntas fueran bajas en calorías, que si había habido conflictos entre las formas de ver el periodismo entre compañeros (esta última, inventada por mí en este momento)... que si la emisora se quería adjudicar la creación del personaje del mencionado duende, en fin, muchos dimes y diretes.

El caso es que al poco tiempo, García Soto y Ahumada aparecieron con sus respectivos personajes en el noticiero Contraportada que Carlos Loret de Mola conducía para Radio Fórmula. Más adelante El Señor Periodista concibe La Chuleta, su propio noticiero de corte similar a El Weso (noticias, música y humor) junto a su mancuerna El Duende, acompañados ya entonces por Javier Risco, y por La Sonora Chuleta-Pepe Navarro y Enrique Canales- en la parte musical.

Poco tiempo después pilotearían una versión televisiva titulada De Buenas a Primeras en la que se integraría la actriz Monserrat Marañón, para que posteriormente se presentara como proyecto acabado: El Empujón para Proyecto 40.

Cabe mencionar que este no es el primer intento de mezclar noticias con parodia política. No podemos olvidar otra mancuerna similar, compuesta por un periodista y un actor: Carlos Pascual y Pedro Kóminik en sus delirantes Operíticas para el noticiero Séptimo Día, conducido por Ciro Gómez Leyva y Denisse Maerker; trabajo por el cual recibieron junto a su productor Alejandro Aguirre "El Machín", el Premio Nacional de Periodismo en el 2001 en la categoría de Caricatura Política, cuando todavía era CNI Canal 40.

Este par de artistas fueron pronto absorbidos por Televisa y retitularon su trabajo como La Grillópera, para tener breves apariciones en los noticieros de Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola y Adela Micha.

No conformes con esto, los televisos movieron cielo, mar y tierra para llevarse a Brozo, personaje nacido en Imevisión (hoy TVAzteca) en la década de los 90´s, y quien gozaba de un éxito enorme con su informativo El Mañanero en el mismo canal 40.

Luego de los problemas legales por los que cruzó el canal, Víctor Trujillo 'Brozo' aceptó la oferta y se mudó a Televisa para seguir haciendo el programa, y literalmente cargó con todo, pues dicen que hasta se llevó técnicos y demás colaboradores, como condición de que su programa siguiera siendo 'el mismo'.

Posteriormente en el gobierno de Vicente Fox, en pleno ejercicio de la libertad de expresión y con la recién estrenada ilusión de democracia, TV Azteca lanzó Los Peluches, y Televisa ofreció La Parodia, programa de crítica política que después derivó el El Privilegio de Mandar, donde destaca la figura de Christian Ahumada, mejor conocido como El Duende Preguntón. (Se rumora que dicha serie fue mandada quitar directamente por Gobernación, dadas las condiciones en las que el actual presidente ascendió al poder.)

¿Qué ha pasado ahora con esos grandes personajes como Pascual, Kóminik y Trujillo? El primero se ha convertido en un respetado referente de la empresa, actual ganador del Premio Grijalbo Centenario en la categoría de novela histórica, guionista de algunos capítulos de Gritos de Muerte y Libertad -producción de Televisa para el Bicentenario de la Independencia-, guionista de la segunda temporada de Mujeres Asesinas, y libretista de Las Tandas del Centenario, obra que, a iniciativa personal de Pedro Kóminik, después de un larguísimo proceso de investigación, intenta recuperar el teatro de revista y la crítica social en tiempos de festividades patrioteras. Para este último trabajo, Kóminik, por un lado cantante de ópera y por otro, actor de cabaret recibió la beca del FONCA el año pasado.

Sin embargo hay quien dice que, a pesar del innegable talento de estas dos personalidades, el compromiso con el que se habla en dicha obra está 'deslavado', ya que está avalado por el gobierno con el sello de los festejos oficiales y por lo tanto no va más allá de una linda propuesta artística... pero al respecto ya podré comentar más ampliamente cuando vaya a verla.


Por otro lado está Víctor Trujillo, quien luego de permanecer un rato con El Mañanero en Televisa, y después del fallecimiento de su esposa y productora, intentó "volverse serio" y deshacerse del personaje de payaso alburero para tener su espacio noticioso titulado El Cristal con que se mira, mismo que no tuvo la misma aceptación y obligó a su titular a tomar posesión de la barra nocturna y volver a pintarse la cara para hacer el semanario llamado El Notifiero.


En este año 2010, tal vez porque los colores del disfraz de Brozo coinciden con los del lábaro patrio, Víctor Trujillo trae de vuelta una nueva versión de El Mañanero, mismo que al parecer sustituiría a El Matutino Express, programa espantoso que también hizo un intento grotesco de meterle risa a la noticia, teniendo a Esteban Arce y 'El Estaca' -comunicadores de la desaparecida estación radial WFM (100%Televisa)- como titulares... por cierto que ahí tenía su espacio muy bien plantado Fernando Rivera Calderón en la editorial musical, y también por ahí apareció de pronto el mismísimo Carlos Pascual como 'conductor interino', antes de la polémica manifestación de ignorancia y homofobia que finalmente estuvo a punto de llevar a Arce FUERA DEL AIRE.


Ahora que El Mañanero 2010 se transmite en horario que hace competencia directa con El Empujón, dicen que Trujillo ha perdido seguidores. Yo casi casi me cuento entre ellos, pues aunque es un hombre muy inteligente y estudiado, está muy lejos de la transparencia con la que parecía llevar su trabajo años antes. Es un hombre preparado, culto, pero hay ocasiones en que su programa parece una escuela de albures, y distrae o abarata las noticias en momentos. ¿Qué maldición pesará sobre Televisa que todo lo que toca lo convierte en oro...pero de muy bajo kilataje? ¿Qué puede hacer para quitarse de encima esa imagen de la dupla Azcárraga=Partido en el Poder? No todo es lana en el mundo, y preocupados por la apariencia, enviciados por seis décadas de hacer televisión, como que de creatividad, nomás nada. Todo luce impecable, pero espantosamente plástico, a pesar de las buenas intenciones.


Así que luego de hacer un poco de memoria, llega el momento de preguntarme, ¿qué puede pasar con la gente de El Empujón, de Salvador García Soto? ¿Lo puedo imaginar engrosando las filas de la Televisora más grande de Latinoamérica y bajándole dos -o más- rayitas de intensidad a petición de los directivos? ¿Será que Fernando Rivera Calderón seguirá sintiéndose contestatario por habérsele prohibido cantar la cumbia del Himno Nacional en su espectáculo cabaretero La Venida de los Insurgentes? Me queda claro por qué ya no están juntos...


Yo no sé ustedes, pero yo quiero creer en este nuevo equipo. Si bien no me gustan mucho ciertos personajes, ciertas canciones, y la impresión que me deja un mal sabor de boca, de estar haciendo muchas cosas "al ahí se va"; lo cierto es que la persona de Salvador García Soto, también columnista del periódico El Universal, merece todo mi respeto por sus agallas y su trabajo tan profesional. Lo mismo puede decirse, aunque en menor medida de Christian Ahumada, cuyo talento es equiparable al de Los Polivoces de antaño, pero con mucha menos experiencia y callo para la improvisación. Segura estoy de que va a crecer, y para muestra de lo bien que puede hacer las cosas, está su logradísimo trabajo con El Duende.


Pepe Navarro y el maestro Canales, quienes se hacen llamar Los Curuleros de San Lázaro, son también buenos en lo que hacen, pero es que tal vez no se han visto de lejos, al igual que Monserrat Marañón.


No es lo mismo estar frente al toro, que pagar un boleto de entrada, lo cual hago yo en este caso, pero precisamente porque creo que mezclar humor con malas noticias no sólamente es acertado, sino urgente en estos tiempos, es que sigo pagando mi apuesta por este proyecto que recién cumple un año al aire. Quiero felicitar a los implicados, y espero que entiendan la dimensión del compromiso que adquieren al estar frente a las cámaras con un género tan delicado como es la comedia, en momentos tan trágicos como los que vivimos hoy.


*

sábado, 7 de agosto de 2010

La crisis del Cabaret


Vengo después de un par de meses en los que no escribí nada.

No es por ausencia de temas que me interesaran, pero sea cual fuere el motivo por el que abandoné tanto tiempo este espacio, el caso es que ya estoy de vuelta. ¿Y cuál es el tema que me trae de regreso? Pues el cabaré.


Sí, sí, ya sé que yo he dicho que me daré un descanso en lo que a la elaboración de espectáculos se refiere, que al parecer tiré la toalla por dedicarme a estar pendiente de la educación inicial de una bachiller inocente, pero aunque todo esto sólo sea una parte del enramado de mi existencia, en el fondo tengo la inquietud de contestar seriamente a esta pregunta: ¿Qué es el cabaret?

En una reunión de amigas me la plantearon y me pareció tan importante como otro par de cuestionamientos que me acompañan todos los días: ¿Qué es la pedagogía? y ¿Quién soy yo? Porque las tres preguntas me conforman en un todo, se contestan por momentos, son cambiantes, aunque una esencia permanezca en la espina dorsal de todas. De vez en cuando debo replantearlas para saber dónde diablos estoy parada, para dónde voy, y de dónde carajos vengo.

Cuando se habla de mi carrera todo el mundo parece saberlo todo, es más, no tiene caso estudiar Pedagogía porque al parecer la educación es cuestión de sentido común, cualquiera puede educar a un niño, en cualquier libro o revista para padres se encuentran las respuestas, la didáctica de la letra con sangre entra es infalible, y en el mejor de los casos, educar con amor es lo de hoy.

Y si hablamos de la vertiente psicológica de la disciplina, todo el mundo habla del ser humano y sus procesos mentales como si sólo hubiera dos grandes grupos: los listos y los tontos, los locos y los cuerdos. No se puede discutir, no se puede defender a ultranza, que en algo ha de valer la pena estudiar un mínimo de cuatro años, leer chorrocientas lecturas, hacer prácticas profesionales y especializarse en los procesos evolutivos de las personas, porque al parecer todo lo tocante a los vericuetos de la mente humana "cualquiera puede intuirlo". Plop!!

Algo parecido pasa con el Cabaret en México. Cualquiera parece poder hacerlo, basta con tener carrera de actor, habilidades para el canto y el baile, saber escribir, conocer los géneros teatrales y leer periódicos, burlarse del gobierno, defender la causa gay, ser chistocito, etcétera... pero tampoco es tanto así.

En los últimos años se ha puesto de moda el género, todo el mundo cree que lo hace, o al menos lo intenta.

Algunos piensan que hacer cabaret se limita a tocar música con determinados instrumentos de viento, entre los que destacan el acordeón, el saxo o las trompetas. Que teniendo un ambiente bluesero o jazzista ya se tiene ganada la mitad del numerito, usando plumas en el sombrero o en el ropaje, medias de red, maquillaje de draga y corsé rojo y negro.

Se limita el cabaret a una pasarela, a la oportunidad de verse distintos y distintas, y de parecer muy liberales cuando lo que en verdad cuesta es liberar la mente. Para encuerarse, cualquiera; y más si se tiene un cuerpo bonito que lucir en escena: es un espacio liberador y el destape puede ser el primer paso en muchas ocasiones, ya que es lo más inmediato, lo más obvio, el sexo siempre vende. Pero, ¿qué tan verdadero es el discurso que sostiene el encuere, la coquetería? ¿se quiere decir con ello algo más que "mírenme qué sexy soy"?

Los espectáculos cabareteros surgen del dolor, del vacío, de la ausencia de algo. Parafraseando a Freud en una de mis frases favoritas que siempre repito a mis alumnos: "La falta inaugura el deseo...y el deseo nunca se satisface"

Mientras el artista no asuma la fuerza que debe impulsar su acción, mientras se acobarde y sólo haga mofa de los otros sin voltearse a ver para adentro, su cabaret seguirá siendo chatarra. Es mi humilde opinión. No sé si parto ya de un concepto muy personal de lo que para mí significa este modo de expresión, pero si no duele de fondo, la risa no es sincera.

En algún post anterior hablé ya del problema que tengo con la risa. Una amiga mía me decía que cuando alguien me conoce puedo parecer pasiva, demasiado preocupada por la vida, inclusive ensimismada --o "enmimismada" para ser correctos ;P--, que no me río de las cosas simples y que no socializo mucho. Y concediéndole razón en casi todo, difiero en ser pasiva, soy más bien observadora, y en efecto puedo reírme de las cosas más simplonas de esta vida, sólo que no cualquier PERSONA me causa risa.

Me sorprende cuando conozco a alguien y convivo perfectamente desde el primer día, son raros, pero los hay. Cuando la risa en el otro es genuina, desde dentro, me río, cuando advierto cierta burla insana, ni siquiera una sonrisa. Por eso me pregunto, ¿el cabaret es para hacer reír?

Una de las amigas presentes en la citada reunión me preguntaba: ¿qué debo ver para tener referencias de cabareteros reales? Lo primero que se me vino a la mente fue hablarle de Tin Tán, un personaje popular, clásico, gracioso y muy natural. Un talento como pocos, un carisma excepcional. Sin embargo me quedé corta al tratar de buscar gente que pudiera servirle a mi amiga como referente infalible.

Si hoy tuviera que contestar esa pregunta, yo diría: observa a quien tú quieras, aquéllo que te toque en lo más profundo, los artistas que provoquen algo en ti, ya sea que te arranquen una lágrima, un suspiro o una carcajada. Lo que te hace vibrar a tí dice mucho de lo que tú eres, así pues, estúdiate a ti y a lo que quieras decir, lo que realmente te indigne y quieras denunciarlo, lo que realmente te esté molestando de tu persona como piedra en el zapato y desees exorcizarlo. Cualquier cosa que venga de ti, de tu más íntima intimidá.

Ya en un post posterior (valga la cacofonía) compartiré algunas cosas que para mí han sido enseñanza, y tal vez me atreva a explicar por qué. De momento hasta aquí llegan mis debrayes sobre esta, MI crisis cabaretera. Por eso me callo un momento. No pienso crear por crear, y además, hay que atender prioridades. ¿Qué sería de cualquier vida sin ellas?
Agradezco sus comentarios.
*

lunes, 21 de junio de 2010

DE LUTO

Este blog està tristemente de luto por el sensible fallecimiento de Josè de Souza Saramago, mi escritor favorito y en honor del cual este espacio fue creado.

Descanse en paz.


lunes, 31 de mayo de 2010

Ópera Prima, el 'reality show wannabe'

Y bueno, como ya se hizo costumbre, vengo aquí con mi tercera crónica sobre la gala. Y me agrada decir que el programa ya me ha atrapado: si bien, en mi primera crítica hablé con desconfianza sobre un proyecto que es del gobierno, que para colmo de todos mis males, lo relacionan con los festejos del Bicentenario, y que había fuertes rumores de que todo ya estaba arreglado de antemano; y si en mi segunda crítica despotriqué una vez más contra algunas personas y detalles que no me agradaron en lo absoluto, debo decir que mi opinión no ha cambiado del todo. Sin embargo en esta tercera gala parece que hay pocas cosas que puedo criticar.

No hablaré demasiado de los conductores de sangre pesada, pues al parecer Julio Patán defiende un estilo que tal vez pretenda hacerle honor a su apellido: pose de Alberto Peláez, pero no tan profesional, más bien desfachatado y juszgón, mientras Claudia Ramírez insiste en la sonrisa falsa, pero bueno, no me desgasto. Eso no lo van a cambiar, ya me ha quedado muy claro.


Tampoco hablaré mucho de los maestros, pero no me gusta que estén de jueces, ni que haya una opinión de personajes distintos cada vez.
Comprendo que no hayan tenido posibilidad de contratar un jurado fijo, conocedor, por el número de semanas que vaya a durar el programa, o que hayan querido "darle variedad y multiplicidad de opiniones" a los cantantes, porque ni siquiera es así. Comprendo el que pedagógicamente -la óptica desde donde miro el programa- sea de utilidad el no saber quién te criticará, para quién cantarás, sino cómo lo harás, pero en esto de hacer un Reality Show radicalmente diferente de los ya existentes, me surgen serias dudas sobre si realmente lo es.
Parece más un programa de concursos común mezclado con un documental bien realizado, tomando elementos de los realitys como la crítica de un jurado y una expulsión semanal, pero ahora en bola. Todo parece estar hecho para que la emisión dure muy poco. De entrada salieron seis personas, luego cuatro y luego dos. No sé si será por falta de presupuesto, por falta de organización, o por premura de tiempo. No sé si saldrá un solo ganador o más. Con eso de que se subtitula "Las Voces del Bicentenario", seguramente el ganador o los ganadores (en cuyo caso veo a Leticia Vargas y Alan Pingarrón como los más fuertes) vendrán a formar parte del festejo oficial del gobierno federal interpretando en algún proyecto canciones de principios de siglo. No sé nada, sólo especulo.


Ahora vayamos con las observaciones.



  • ¿Ven? Se los dije, agregar ingredientes teatrales a las presentaciones iba a hacer el show mucho más atractivo. Me encantó que, si bien no les pusieron vestuario específico, sí añadieron elementos escenográficos que ayudaron a ambientar lo que la ópera es. Sabemos que esto no es sólo la voz, aunque siempre se relacione el total del concepto con el estilo de canto operístico, pero ahora pudimos ver el histrionismo de los cantantes y un poquitín de su desenvolvimiento escénico.
  • Lo malo es que siguen calificando los mismos rubros y todos se refieren a la voz. Sólo la interpretación cabría un poco como elemento histriónico, pero es muy ambiguo y subjetivo. Habría que calificar también el dominio de la escena, que es importante, pues en este caso tuvieron que interactuar con un compañero, y ahí retorció la puerca el rabo como dice mi abuelita. Yo hubiera explusado a Linda Gutiérrez por su poco profesionalismo. Ese "soy casada" que usó como argumento para su incapacidad de besar a Ángel y hacer una escena apasionada fue de muy mal gusto. En casa dijimos literalmente "¡Pues vete a tu casa a cuidar a tu marido!, ¿qué haces aquí?" Fue el peor dueto de la noche y en cambio sacaron a (buaaa!!) Héctor Niño y Elisa Ávalos, quienes no tuvieron su mejor participación, pero que tenían muy buen potencial. Y ya desde el orden de participación, se veía que eran los menos favoritos de los maestros. Incluso ellos mismos lo dijeron: estaba clarísimo quienes eran "The Top Two y the Bottom Two". ¬¬

  • Por cierto que conforme pasa el tiempo, las despedidas son más emotivas, no tan frías como las del principio, inevitable sentir más feo entre más tiempo te quedes.

  • La clase magistral de Joan Dornemann me pareció maravillosa, sin más detalles, como maravilloso fue que los llevaran a escuchar buen jazz con el maestro Eugenio Toussaint, aunque no me gustó ese intento de improvisación jazzística-operística-ranchera que se aventó Ángel (o Mariano, no recuerdo... perdónenme pero sí se parecen xD) al final de la velada.

  • No me gustó que sólo estuvieran unos minutitos con Diego el Cigala antes de salir al escenario. Como no veo los programas de entre semana -digo, tengo una vida propia ;D- y sólo disfruto las galas, me habría gustado ver un palomazo de cante jondo con los participantes. No sé si hubo más interacción con él, pero lo poco que ví me pareció así: poco. Claro que el regalo de disfrutar su concierto con backstage passport incluido tal vez fue suficiente para ellos, pero como espectadora el programa me quedó a deber.

  • La convivencia entre las parejas fue de diez. A mí me encanta vivir en la fantasía de que todo el mundo se lleva de pelos, aún en la vida real, y esa sensación de que eso pasa en el ambiente de trabajo de Ópera Prima, me deja un muy buen sabor de boca. Alan Pingarrón cada vez me cae mejor, y Leticia Vargas cada vez me cae menos mal: tuve que estar de acuerdo con ella en que la voz de Lola es hermosísima. (Aclaro que no es nada personal contra la cantante, pues sé que esta humilde opinión llega hasta los directamente involucrados, sólo que no me gustó cierta actitud de diva que percibí en ella al principio.)

  • El que el programa sea grabado sigue sin gustarme, aunque les dio la oportunidad de agregar subtítulos a la opinión de Dornemann, por ejemplo. Y los subtítulos en las actuaciones fue una fantástica idea, además de las cortinillas para comerciales, que incluían un glosario de términos, hizo el programa mucho más didáctico... y bueno... yo sé que para quien sabe de ópera, estas cosas pueden parecer hasta chocantes, como chocante es que escojan obras de las más conocidas para darles a cantar a los muchachos, pero si tenemos en cuenta que el programa es un intento de acercamiento hacia las masas, la selección y el manejo de contenidos apenas está en su punto, así que no nos pongamos tan exigentes en ese aspecto. Insisto: el programa es muy didáctico, quiero creer que está dirigido precisamente a quienes no saben mucho del género y por ello las canciones deben ser fácilmente reconocibles o por lo menos de fácil apreciación. Eso ayuda a entrenar el oído de la gente acostumbrada a voces mucho más comerciales, y a entender que no cualquier grito de soprano es muestra de virtuosismo plausible.

En tiempos como este, hace falta dialogar con otras personas, mirar otro tipo de películas, acercarse a otro tipo de lecturas, ver otro tipo de programas de televisión, y aquí es donde Ópera Prima va teniendo más y más puntos a favor, aunque no podamos dejar de lado las cosas desagradables, mismas que espero por el bien de todos, que cada vez sean superadas por las cosas rescatables.


En fin, que las voces que quedan son privilegiadas, aunque sigo pensando que sacar a Linda en lugar de a Héctor era la opción, pero ni modo. De todas maneras, algo seguiremos sabiendo de los expulsados, eso espero, y como dije, este intento de reality show ya me ha atrapado, así que aquí estaré la otra semana para escupir mi opinión realista y apasionada. Hasta la próxima.


Comenten.


jueves, 27 de mayo de 2010

Show de nacos...and Justice for all.

¡¡Mamáaaa!! ¡¡¡Prende la grabadora que estoy en Tortura en Tierra de Ciegos!!!

¡Ay, bueno! Es que no puedo dejar de opinar del caso este. Y no es que no tenga nada que hacer, ni que el prestarle atención a la hija de Alejandro Lora, líder del famoso grupo mexicano El Tri, quiera decir que me parece la noticia más importante por encima de muchas otras.

No es que no esté preocupada por tantas cosas que han venido sucediendo últimamente: el desastre ecológico en el Golfo de México debido al derrame de petróleo, la presión que ahora más que nunca se está ejerciendo sobre Barack Obama para que de una vez regule el fenómeno migratorio, el secuestro del 'Jefe Diego' del cual ya no se habla porque tal parece que tienen secuestrados a todos los medios, y con ello a la opinión pública entera; el estado de salud de Gustavo Cerati, que aunque nunca me pareció muy simpático, tuvo a bien dedicarme "Persiana Americana" en un concierto de Soda Stereo en la UIC...-ok, comentario ni al caso, pero quería presumirlo-, y hablando en serio, el señor forma parte indiscutible del soundtrack de mi adolescencia. Talentosísimo músico.

La cosa no es así: podría pasarme filosofando sobre la inconciencia y la irresponsabilidad de las empresas o instituciones que provocan este tipo de "accidentes" como el del petróleo, de cómo poco a poco estamos destruyendo el mundo y en general a la gente parece entretenerle el que así suceda. Podría hablar de lo absurdo de las leyes que no son parejas para todos, tocando a profundidad el tema de los migrantes, y podría hablar una vez más del miedo en el que el pueblo de México se halla sumergido, en esa especie de espasmo permanente al cual los medios de comunicación nos sumen a capricho, hablando del caso Ceballos; y podría reflexionar junto a quienes me leen sobre la fragilidad de la vida, el famoso "hoy estamos aquí, mañana ¿quién sabe?" concretamente hablando de Cerati.

Pero probablemente se toquen de paso todos los temas si hacemos caso al chisme del momento: la detención, proceso y consignación de Celia Lora García, hija del gritante Alex Lora y su domadora Chela Lora.

Esta chamaca es una pesada. Típica naca con dinero... y no, señores, nada tienen que ver los ojos azules con la naquez. Celia Lora nunca fue una perita en dulce. Yo nada más digo lo que me ha tocado ver. Si supimos de ella en anteriores ocasiones fue porque ¡cómo olvidar el conflicto con Martha Figueroa! cuando al parecer le pegó así, nomás, "de huevos".

Ridículo hasta el paroxismo que Alex Lora insista en que su hija no bebe ni rompope. Ridículo que aparezcan en televisión con caras de afligidos.

Sí, claro que sí, el caso se siente cercano porque el susodicho es un ídolo de las multitudes, porque ha pasado muchíiiiisimo tiempo desde que en la secundaria su música se oía clandestinamente, no la pasaban en radio por atacar al mal gobierno y sus canciones eran satanizadas por mi abuela como "canciones de mariguanos". Lejos quedaron esos días porque ahora alguna que otra rola me ha acompañado en la fiesta, en el microbús y hasta en el escenario.

Fue el típico briago regenerado que va y jura a la Virgencita de Guadalupe que ya se va a portar bien porque ya tiene familia, y enarbola en el pecho la bandera guadalupana mientras le hace un himno muy pobre musicalmente, pero engalanado con la guitarra de Carlos Santana. -Con dinero baila el perro. -

Con esto, muchos seguidores suyos que andaban en las mismas lo adoraron, le pusieron un altar junto a la morenita y continuaron comprando sus discos. Y no juzgo la fe del mexicano ni del señor, más bien la cuestiono: es bien fácil portarse como uno quiera y luego pedir perdón por nuestros pecados con el rosario entre las manos. Esa doble moral de la que tanto hace alarde este pueblo está vivamente retratada en lo que le pasa hoy a los Loras.

Por supuesto, si uno estuviera en esa situación, movería mar y tierra por sacar al retoño de las garras de la Justicia. Y si tuviéramos el dinero que ellos tienen, con mucha más facilidad, pero el punto es que aquí estamos viendo un caso con dos caras definidísimas: por un lado el par de padres desobligados que apenas se dan cuenta del mounstrito que tienen por hija.

No digo que lo haya matado a propósito, pero de que a cada santo se le llega su día, siempre sucede. Tampoco quiero decir que me da gusto que la niña esta se encuentre ya en prisión, debe estar bastante asustada. Sin embargo ya no sé si me da tristeza o rabia mirarlos a cuadro jugando a la familia perfecta ¡claro que no es cierto! Ninguna familia lo es. Y sin juzgar en lo absoluto la educación que hubo en ese grupo de personas, está muy claro que sexo, droga y rock and roll son una triada cuyo vínculo al parecer no se rompe en ellos. Ahí hubo destrampe, típica boca que tapan con dinero porque no hay tiempo de escuchar. (¡Si habré tenido alumnos así!)

Por lo tanto, es justo que la niña lleve un proceso de impartición de justicia del mismo modo que -en teoría- debe aplicarse a cualquier ciudadano que infringe la ley. Sobre si venía tomada o no, ya es un agravante, lo importante es que murió el atropellado y eso lo complica todo.

Ahora, está el otro lado: la viuda y los hijos.
¡¡¡¡¡¡¡Aaay, señoooora!!!!! No critico su sobrepeso nada más por criticar. Se ve que la mujer en cuestión es una dejada de la mano de Dios, típica pobre que se dedica a parir hijos sin ton ni son. Tener más hijos de los que uno puede mantener es una irresponsabilidad mucho más grave que conducir sin precaución, y bueno, la noticia de que su marido murió de repente no debió ser agradable, pero casi puedo ver los signos de pesos en sus ojos al saber que la responsable era quien era. Y ya me imagino al abogado: "¡N'hombre! ¡A estos sí los vamos a exprimir, usted déjemelo a mí!"

Y basta, como chisme ya estuvo bueno: es un show de nacos y nada más.

Como fenómeno mediático y por lo tanto, social, es indignante. Y lo es por varias razones: ver que el señor tiene un cerebrito así de pequeñito, que no deja de hacer referencias a frases de sus propias canciones y que si no es haciéndose el chistocito, no sabe estar ante la gente. Ver cómo Celia Lora, luciendo cuerpazo y maquillaje impecable finge llorar cual mamá de Paulette, de cuyo indignante circo todavía no nos recuperamos. Indignante ver cómo la mujer del difunto gooooooooozzzzzaaaaaaaaa sus cinco minutos de popularidad, esperando el momento de gastarse la lana que ya le han dado, cómo lejos de parecer afligida, se comporta exigente, a sabiendas de que la cárcel para la chica es lo único que puede darle alivio a quien clama justicia, pues al muertito ni toda la lana del mundo le devolverá la vida... pero vaya, que las penas con pan son menos y aquí eso se ve sin anteojos.

Indignante ver cómo la ley parece como que se pone a hacer su trabajo y dicta auto de formal prisión sin más miramientos, pero en comparación con otros casos, todo sigue la ruta del dinero. ¿Cuánto jugo van a sacarles a estos señores para sacar al bebé del bote? ¿O cuánto para que la dejen tranquila adentro? ¿Tendrá tele en su celda? Ya no se sabe.

El chiste es que a falta de neuronas floridas que me ayuden a escribir literatura, esta noche me dio por escribir sobre el caso Lora.

Todavía me preocupa encontrar trabajo y tener listo el show en una semana, pero para eso sirven estas cuestiones, para abandonarnos un poco y gritar a grito pelado "¡¡¡Y que viva el rock and rooooooolll!!!"
*