
Ayer utilizamos los cinco medios de transporte más utilizados en la Ciudad de México, y sin cubrebocas. Para muchos sería un viaje suicida, un arriesgar la vida mía y la de mis hijas sin tener temor de Dios... yo no lo veo así. Dado el acceso a la información que tengo por otras fuentes que no son las tradicionales (entiéndase televisión abierta y radio-pasillo), tengo elementos suficientes para no temer a la enfermedad, no del modo como le teme la mayoría. En casa mis dos hijas ya pasaron por una gripe atroz, infección de ojos incluida, las dos. Yo, por mi parte, ya padecí de una influenza estacional que casi me vuelve loca, pero ya fue.
Lo curioso es cómo en la calle, ocho de cada diez personas usan el cubrebocas, y se nos quedan viendo como bichos raros a quienes no llevamos cubierta la cara.
Fue un fenómeno interesante: dicen que como primates que somos, un gesto inherente a nuestra naturaleza es tocarnos la cara...nunca creí que fuera tan difícil aguantarse. Queriendo o no, algo del miedo de la gente se te pega al estar entre ellos. Ser conscientes de que en las manos traemos bacterias de otros, y una de ellas, posiblemente la mortal Gripe Mutante, nos hace aguantarnos las ganas de rascarnos la nariz para no infectarnos, y de estornudar debido al polvo o la contaminación, por miedo a sentirnos señaladas.
Una niña que iba con su cubrebocas acompañada de su madre, nos escaneó a las tres por todos lados, cual si quisiera encontrarnos llagas o cualquier indicio de enfermedad por no estar protegidas. Otro señor se nos quedaba viendo con ojos de furia, como si con la mirada nos dijera ignorantes, irresponsables, insurrectas y de todo un poco... otros más ni se nos acercaban, y hasta un muchacho nos grabó con su celular. (¿?¡!) Mi hija dijo: "Imagínate mañana el titular con Loret de Mola: 'Un amigo del público nos hizo llegar un video de la gente irresponsable que no usa su cubrebocas... pero pus Popocatépetl, ¿no?"' De risa loca...
¿Esto dará pie a la discriminación, al asco y a la paranoia en todos sentidos? Pareciera que no es tan grave, pero en nuestra experiencia, así fue. Nos sentimos intimidadas, con dolor de cabeza por el extremo calor que hace en la Ciudad de México, y sugestionadas al llegar a casa por creer haber contraido el virus. Ya no nos vuelve a pasar... la próxima vez saldremos con cubrebocas aunque sepamos que sirve para dos cosas...(nunca he sabido qué significa exactamente decir eso, pero el caso es que tiene que ver con que no sirve para nada). El uso de cubrebocas es peor que las modas, incluso los hay de precios y marcas también. Las personas que parecían con más recursos, lucían el 3M de su cubrebocas como si fuera un A/X genuino en una playera. Y hoy en la tele vi a un actor (Rogelio Guerra, para ser exactos) que traía una elegante mascarilla antigases, como diciendo "esto me hace diferente y me da estatus".
Antes la gente podía o no verte feo si vestías mal, pero ahora, si no traes cubrebocas, nunca falta el dedo flamígero de la acusación que se siente en las miradas de la gente. Usar cubrebocas se está convirtiendo en una manifestación social, misma que hay que acatar si no queremos que nadie se sienta ofendido.
Yo estuve con una culpa inmensa tirada en cama sintiendo que el sol se me había metido en medio de los ojos, y no descansé hasta darme un baño de pies a cabeza, el segundo baño del día. Todo eso me bastó para saber el efecto que causa la convivencia con otros que traen el miedo a cuestas. La gente ha de sentir la necesidad de bañarse más de una vez al día, de lavarse las manos compulsivamente y de alejarse de la gente que tosa o estornude.
Una de mis hijas casi se vomita al tener que viajar al lado de una mujer que bajo el cubrebocas moqueaba constantemente... ¡qué repulsión, temor, todo! Y a gastar agua de más -como si hubiera-, comprar toallitas con cloro, guantes de cirujano y productos antibacteriales para mantenernos a salvo...la verdad, no lo creo necesario.
Hay que educarnos, no queda de otra, nunca queda de otra. Reeducarnos en estos tiempos que se nos están echando encima, y repensar esta situación por la que muchos se dejan llevar sin detenerse a pensar un poco. Yo ya tuve mi experiencia con la civilización, y no me gustó. Mientras seguiré quedándome acá en mi pueblo hasta que tenga que volver al roce con la raza, eso sí, con un cubrebocas confeccionado por mí misma, para que al menos refleje un poco de mi personalidad.
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