
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Pedí a Santa Claus

sábado, 5 de diciembre de 2009
De pelos la cosa...

La conductora Rebeca de Alba organizó una colecta de cabello para elaborar lo que fue bautizado como "pelucas oncológicas"...ya ni la burla perdonan. Me cuentan que Lucero, "la novia de América" se cortó el cabello y se lució "poniendo el ejemplo" para que la gente se animara a donar sus greñas bajo el pretexto de "hacer feliz a una niña pelona". ¿Por qué suena así de crudo? Pues no lo digo yo: por si no fuera poco la sensiblería con la que se conduce el kilométrico programa, a esta campaña paralela dieron por llamarla el "Pelontón" (sic) Me fui de espaldas.
Una niña afectada por las quimioterapias, escasa de cabello y a leguas notado el amaestramiento para aparecer en tele, recibió simbólicamente la primera de muchas de estas pelucas que le ayudarán a cubrir su vergüenza... porque eso es: promover que la vanidad de las niñas sea protegida por un pelo postizo, reafirma la importancia que en este mundo tiene la imagen. Se enfatiza la diferencia, en lugar de promover el respeto, se disfraza el problema. Que los enfermos de cáncer pierdan el pelo no tiene por qué ser algo que cause pena, ¡la autoimagen es algo que debe nutrirse desde dentro, no al revés! ¡Cómo le dices a una niña que con peluca se va a sentir mejor! ¡Cómo a través de la tragedia de otras personas se siguen promoviendo los mismos valores-basura por medio de actos como este!
Y luego sale la Guzmán a cantar sintiéndose casi-casi identificada con los enfermos terminales porque ella estuvo a punto de perder la vida por enchularse las nalgas, ¡no puede ser! ¡Nada que ver! Musiquita en tonos menores mientras imágenes en cámara lenta y ángulos poéticos nos bombardean de historias tristes para que a uno se le afloje el moco y por consiguiente, el bolsillo.
No puedo ignorar el problema de la gente que está enferma o dicapacitada de alguna parte de su ser, de hecho no son minoría, las familias los esconden, pero son más de los que pensamos. Además, la gente de bajos recursos económicos necesita una ayuda urgente para solventar los gastos, pero no pienso hablar de que no creo en el Teletón, de que nunca dono, y que mucho menos lo veo por la tele porque ya se ha dicho mucho. Lo que verdaderamente me enoja es la manipulación mediática, los rostros televisivos en los que menos confío, diciéndome que son buenérrimas personas, que tienen un corazón enorme y que todos tenemos que pensar igual.
Por si fuera poco, no hay otra opción en la tele abierta, y mi madre se entretiene viendo a Loret de Mola invitando a decir "Viva México" y chingadera y media... ¡¡ya me voy a dormir, no quiero seguir escuchando idioteces!!
*
Y se me sigue retorciendo la tripa de coraje!!! D:/
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Algo sobre la Violencia de Género

martes, 24 de noviembre de 2009
Entre intelectuales te veas

lunes, 16 de noviembre de 2009
Carta abierta a mis asesores de tesis

miércoles, 28 de octubre de 2009
Hablemos de las guarderías

De ahí aprendemos gestos, sonidos y movimientos que representan algo, que nos servirán para algo. Por eso la sonrisa que enternece, el llanto que alerta, las palabras que nos ayudan a explicarnos mejor la vida y a explicar mejor la vida. Socialmente nacemos ahí, en el seno de la familia, observando con nuestros ojillos tiernos la dinámica de relaciones que poco a poco vamos internalizando y dándole nuestro toque personal.
Sin embargo, el verdadero momento en el que hay que poner a prueba todo lo aprendido en nuestra casa, ocurre en cuanto pisamos una escuela. Es entonces cuando entramos en contacto directo con seres educados de diferentes maneras, gente que aprendió otros gestos y otras palabras, otros modos de supervivencia y otras mañas. Sí, la escuela es el lugar en el que inevitablemente todos tenemos que caer tarde o temprano.
Hace algunos años, la educación preescolar no era obligatoria, por lo que muchos niños llegaban a este espacio determinante en sus vidas cuando ya tenían unos seis o siete años. Esto podría parecer ventajoso porque en el mejor de los casos, llegaban ya con cierta madurez y firmeza en sus personalidades, lo que podría hacerles más llevadera la dinámica de la socialización; pero ahora que cursar el Jardín de Niños es absolutamente obligatorio, la edad en la que esto pasa se reduce hasta los tres años.
No conforme con esto, hay niños que salen de casa para entrar a un espacio compartido con otros niños, desde su más tierna infancia: me refiero a los pequeños que por necesidades específicas de sus madres, tienen que caer en una guardería.
Esto es una realidad, no es algo que pueda evitarse, vivimos en ciudades caóticas con estilos de vida demandantes y con cada vez más madres trabajadoras que, ya sea que no cuenten con el apoyo de una pareja, o bien, que ellas mismas tengan que ser el apoyo económico de su pareja, tienen que salir a ganar el sustento para los hijos desde muy temprana hora, y conservar sus trabajos sin poder darse el lujo de amamantar y tomarse tres años para ser madres de tiempo completo en lo que sus hijos van a la escuela. Las guarderías, si no existieran, alguien tendría que inventarlas algún día, ya que son un mal necesario.
Pero también pueden ser un bien. Recuerdo haber tenido discusiones levemente acaloradas con personas que, ya siendo madres, maestras o simples personas que se creen con el derecho a opinar sin conocer, despotricaban contra la sola posibilidad de enviar a los niños a lugares como estos. En mi caso, fui educada en casa bajo la protección de mi abuela, y después cuando fui madre, tuve la necesidad de encargar el cuidado de mi pequeña a otras personas desde sus primeros meses de vida, así que puedo hablar del contraste entre su personalidad y la mía. El ser educado por alguien de la familia, en este caso los abuelos o los tíos, que son muchas veces quienes más están a la mano para ayudar, no siempre es la mejor opción de todas. La protección recibida en mi caso, únicamente sirvió para formarme una personalidad introvertida que he luchado con uñas y dientes para liberar de su prisión. En cambio un niño criado en guardería obtiene mucha más independencia, mayor conocimiento de la gente, más fina percepción de las cosas, mayores mecanismos de defensa ante la sociedad devoradora.
No voy a mentir diciendo que no hubo malas experiencias, en mi caso, leves, como rozaduras en las pompas o un día en el que supe que no quiso comer nada, tal vez algún problema con un compañerito o que le contagiaran la gripe o se enfermara del estómago. Esas cosas suceden.
Tampoco he de decir que nunca me preocupé, que no hubiera preferido de alguna manera ser yo quien estuviera a cargo de la pequeña de tiempo completo en lugar de otra persona, ni decir que no sentía horrible los primeros días el dejar a mi más preciado tesoro con su gorrito rosa y su dotación de biberones mientras yo me iba a estudiar o a trabajar para superarme y ofrecerle mejores cosas en la vida... pero si desde el primer momento tenemos la certeza de que los hijos no son propiedad de uno, sino sólo una responsabilidad, el espectro cambia, y puede uno suspirar y seguir adelante, dejando en claro que lo que uno está encargando es lo más valioso para uno, y que si algo le llegara a pasar, habría una leona enfurecida que acabaría con todo aquél que osara maltratar al cachorrito.
Si uno se ocupa de brindar el soporte educativo que le corresponde desde casa, incluso desde los primeros meses de vida, creando un vínculo fuerte que le dé seguridad al bebé, que no le permita ser manipulador o susceptible de abuso, uno puede tener la tranquilidad de que el hijo se comportará adecuadamente, y que obtendrá los regaños que merece y no más.
El error de muchos padres de familia es aventar a los pequeños en lugares donde no se cerciora de las personas que están a cargo, ni está al pendiente, ni hace preguntas todos los días, ni deja saber a los encargados de que efectivamente, lo que tienen que cuidar no es un mueble, sino una persona. La responsabilidad no es sólo de las guarderías, sino de los padres, y de ahí hasta que los hijos son adolescentes, no hay que despegarse de esa atención y esa preocupación por saber lo que pasa, lo que está detrás de la gente que se encarga de tenerlos la mitad del día.
No se vale que se ataque tanto a las guarderías desde un gobierno hipócrita que fomenta la unión de la familia y sataniza a los lugares de cuidado que, digámoslo como es, tienen una labor muy importante en esta sociedad, indispensable diría yo. No se puede cantar y comer pinole, decía mi abuela, y las familias cuya unión promueve el gobierno de la derecha, tenemos que comer, debemos trabajar, las madres solteras particularmente, necesitan ganarse el pan y salir adelante en un país donde las cosas no se les facilitan para nada.
Hoy parecen estar de moda las noticias de tragedias en las guarderías, desde el incendio de una de ellas, la tristemente célebre ABC en Villahermosa, ha comenzado una verdadera cacería de brujas contra estos centros, y muchos de ellos están cerrando. Cabe aclarar aquí que este caso es especial, pues ha destapado muchas coladeras malolientes a costa de las vidas de muchos pequeños, pero es un caso tan doloroso y complejo, que no puedo opinar todavía con el rigor que debiera.
Hablo más bien de que luego de esta tragedia, el oportunismo de los medios para buscar más ratas ocultas en estos centros, ha sido llevada al extremo: después vino el caso Casitas del Sur, en donde hasta de trata de personas se habló, y en cuyo caso "cerrado" sigue habiendo muchas irregularidades. Pareciera que se buscara desprestigiar a todos estos centros con el ejemplo de los mal administrados, los mal habidos o los mal encausados. Cierto que hay que voltear a ver qué hay detrás de esto, para que un caso como el de ABC no se repita, pero no es justo agarrar un "tema de moda" nada más para rellenar un noticiero.
Hoy por la mañana veía el caso de un niño que fue violentamente golpeado y mordido ¡por uno de sus compañeritos!, acentuando la negligencia de los cuidadores. Entiendo que este tipo de casos se tenga que demandar, pero ¿darle más de media hora a una noticia como esta? Me parece francamente perverso, exagerado, y por demás tendencioso.
Lleve a sus hijos a guarderías si tiene que hacerlo, las guarderías no son del diablo, y usted no es peor madre por tener que dejar sus criaturas al cuidado de unos brazos extraños, siempre y cuando haga su parte y asuma su responsabilidad con respeto y amor.
*
lunes, 28 de septiembre de 2009
Mara de todos los Comediantes

Sin embargo, otros más me sorprendieron favorablemente como La Garra y Facundo, cuya irreverencia es necesaria en estos tiempos, así no sea fácil encontrarle un espacio adecuado para su cómoda expresión. Omar Chaparro me hizo ponerme de pie para aplaudirle el profesionalismo y el cariño que a leguas se nota, le tiene a la comedia. Fue uno de los que más me sorprendió porque me hacía reír al mismo tiempo que me conmovía enormemente, al igual que su compañera de equipo, la modelo Cecilia Galiano. Pude ver que cuando se quieren hacer las cosas bien, se hacen, pues independientemente de no ser actriz profesional, la Galiano alcanzó momentos sublimes de actuación y honestidad, sobre todo eso: se agradece infinitamente que alguien tenga a bien darnos una parte de su alma en las actuaciones que entrega.
Romántica e idealista como ella sola, inocente pero coquetona. Uno se identifica con ella si es que a sus treinta y tantos no ha encontrado al valiente que se quiera enamorar de una.
lunes, 21 de septiembre de 2009
La vida es un cabaret

lunes, 14 de septiembre de 2009
"Entrevistando a alguien que intenta escribir"

"Hortensia Martínez no se autodefine como bloggera, pues a pesar de que tiene un par de blogs, y es precisamente en este medio en donde más practica el pasatiempo de la escritura, ha hecho guiones de cine, televisión y teatro, así como uno que otro cuento e intentos de poesía cuando era una adolescente. En el fondo sigue siendo una púber atrapada en el cuerpo de una dama, por lo que fue interesante conocer más a fondo los motivos que la llevan a compartirnos pedazos de su realidad y su imaginación a través de sus espacios cibernéticos.
Acomodados en una pequeña cafetería por el rumbo del Ajusco (sus territorios, como ella le llama), conversamos con esta peculiar mujer tímida en un principio, pero resuelta y apasionada cuando tocamos un tema que conoce peligrosamente bien: ella misma.
¿Qué te hace escribir?
Un impulso, siempre un impulso
¿Escribes a menudo?
Sí... (Se interrumpe) jejeje… se me ocurrió una babosada ahora que preguntaste eso. “No, no les escribo. Dejaron de gustarme cuando tenía siete años”, pero bueno, olvidémoslo y hablemos en serio. (Risas)
¿Por qué escribes?
Porque es la manera más amable de darme a entender, que mi interlocutor no me interrumpa y me escuche con atención, y si se distrae, que yo no me dé cuenta, y si bosteza, que yo no me ponga nerviosa pensando que le aburren mis palabras, y si quiere dejarme con la palabra en la boca, puede hacerlo sin temor a verse grosero o grosera conmigo. La lectura de mis ideas erradica el sentimiento de culpa en aquellos que se atreven a leerme y se fastidian antes de los cinco minutos. Por eso escribo, para sentirme escuchada, aceptada, y en caso de ser rechazada, no darme cuenta de ello.
¿Qué escribes?
Lo que siento, lo que pienso y lo que hago. En ese orden.
¿Cuando escribes, en qué estado de ánimo te encuentras?
Antes pensaba que sólo estando triste podía escribir cosas lindas, que la felicidad me daba güeva y que estando instalada en una personalidad que cualquiera calificaría de emo en estos tiempos, escribir era una salida igual de fácil, pero más inteligente que el suicidio. Ahora escribo siempre, cuando estoy contenta, cuando estoy furiosa, si me ataca el nerviosismo, si estoy excitada, si estoy deprimida... Siempre, siempre escribo.
¿Al redactar, empiezas enseguida o lo planeas?
No lo planeo, empiezo enseguida. A veces la idea se gesta en mi cabeza con varios días de antelación, y así puede andarme rondando por algún tiempo, pero no llego a escribirlo sólo hasta que esta simple idea se convierte en un sentir extremo, en una necesidad urgente de expresión, entonces me trueno los dedos y afino el teclado. Otras veces la idea, el sentir y la necesidad surgen de inmediato, vienen en el mismo frasco, y entonces al destaparlo, el temblor de los dedos por escribir es algo casi fisiológico, es una sensación parecida al hambre, la sed o el amor: es urgente saciarla antes de que te haga enfermar.
¿Qué equipo utilizas?
Una libreta y una pluma son suficientes, aunque he perdido un poco la costumbre de escribir mientras viajo, por ejemplo. Desde hace ya algunos años, el teclado de la compu y el procesador de textos se han vuelto mis más nobles herramientas.
¿Consultas diccionarios, repasas textos?
Casi no. Cuando quiero pulirme en algo, tal vez, pero prefiero ser yo misma cuando escribo, no tomar prestados estilos ni palabras que no están en mi vocabulario habitual. Lo que escribo debe reflejar lo que soy, si no, no vale.
¿Te sientes satisfecha con lo que escribes?
Absolutamente. Debido a que sigo la fórmula anterior: ser yo, lo que escribo va dejando un testimonio de lo que soy en cada momento, cómo me siento, cómo evoluciono o involuciono en cada caso. Si me comparo con gente que escribe de oficio y que conoce varios secretos que yo no, entonces sí estoy perdida. Prefiero no hacerlo, prefiero autocomplacerme, eso me funciona porque es la única forma que tengo de apapacharme y aceptarme como soy. ¡Dios sabe que no me cuesta mucho trabajo ser exageradamente exigente conmigo y mis cosas! Por ello la escritura me relaja, porque no me exijo ser algo que no soy, ahí simplemente… ¡soy!
¿De qué manera crees que podrías mejorar tus escritos?
Bueno, si con “mejorar” hablamos de estilo, vocabulario y esas cosas, pues no hay otra manera más que leyendo. Leer a otros autores te abre un abanico de posibilidades. Te hace enamorarte del manejo de las situaciones, de las diferentes formas que tiene cada quien de tejer un ensayo, un cuento, un poema, una obra de teatro, y eso te ayuda a aprehenderlo, a hacerlo tuyo y guardarlo en el inconsciente para después sacarlo cuando sea útil o necesario. Leyendo, no hay más.
¿Cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos débiles?
Mi punto fuerte es ser yo cuando escribo: con la honestidad llevo ganada más de la mitad del terreno. Mi punto débil es mostrarme de más, perfectible como soy, débil y vulnerable no pocas veces, pero en general creo que me defiendo.
¿De qué manera crees que podrás mejorar tus textos?
¿De nuevo esa pregunta? (Sonríe entre apenada y divertida) Bueno, tal vez arriesgándome a ser otras que no soy en la vida real, pero que soy en la fantasía. Ya lo he hecho cuando escribo teatro, por ejemplo, pero tal vez practicarlo más en la narrativa, en mis escritajos cotidianos. Llevar eso que llaman otredad más seguido a mis escritos podría ser también interesante.
¿Cómo te gustaría escribir?
De una forma en que todos me entendieran. Es fácil que empaticen contigo si escribes cosas sentimentales, pero no que te entiendan realmente. Eso es lo difícil.
¿Qué dicen los lectores de lo que escribes?
Pues no sé, me lee muy poca gente, y la verdad no sabría decir si son lectores o no. Tal vez no lo son porque me dicen que escribo “padrísimo”, o bien porque son mis amigos y me echan porras aunque sean buenos lectores. Cuando un lector empedernido que no sea mi amigo me lea, veré qué me dice. Si es un bibliófago de esos que sólo repiten lo que ven en los escritores fregones, lo mandaré directito a la mierda aunque de dientes para afuera le agradezca su opinión, pero si es lector sincero y me critica algún punto que cause confusión o me ayude con ideas para hacer mi escritura más bella, lo recibiré de mil amores y le ofreceré un café.
¿Qué importancia tiene la corrección gramática del texto?
Mucha. No puedo negar que a pesar de que escribo de corrido en una primera instancia, siempre hago correcciones después a diestra y siniestra. Un escritillo por muy pequeño que sea, debe tener coherencia, cadencia, congruencia y ¿por qué no?, también cierta belleza. Debe gustarme a mí para poder publicarlo, debo quitarle una que otra cacofonía, palabras repetidas, ideas que al pensarlas no me parecen estorbosas, pero que al leerlas escritas por mí pueden parecerme incluso estúpidas. Corregir la gramática para que el lenguaje sea efectivo es crucial. Uno escribe para que otros lo lean, y hablar lo mejor posible es lo que prefiero, ¡aunque adoro las malas palabras cuando salen del alma! ¡Porque eso también es hablar bien!, ¿o no? (Risa final)."
Gracias a Ewell Borrero de Clon 2.0 por las preguntas :)
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viernes, 4 de septiembre de 2009
martes, 28 de julio de 2009
La censura en los medios visuales.

domingo, 28 de junio de 2009
jueves, 25 de junio de 2009
Los huevos de don Arturo

POST PIRATEADO TAL CUAL DEL BLOG DE ÁLVARO ANCONA
(usted dispense)
Arturo Pérez-Reverte XL-Semanal.
C.c.p. Elba Esther Gordillo, Alonso Lujambio, y los maestros que no fueron a dar clases hoy.
PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía.
De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia.. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña.
Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera , capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad» , entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres» , aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos»
Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco , Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias , José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil, que un malvado.
*
AMÉN :)
domingo, 7 de junio de 2009
Decálogo del taxista

Los primeros cinco puntos son indispensables para brindar un servicio mínimo de calidad:
- No ponga en riesgo la vida.- Esto implica respetar las reglas de vialidad, como son semáforos, señalizaciones, días de descanso obligatorio, los sentidos de las calles, a los peatones y a otros conductores. Por ello debe abstenerse de provocar posibles broncas o hacer caso a provocadores. Usted como chofer de taxi debe poseer un temple inquebrantable, y además cuidar de no beber si va a conducir, mucho menos usar drogas para mantenerse despierto. Respete sus horas de sueño y no salga a trabajar si no se siente en buenas condiciones de salud, ya que eso pone en riesgo tanto a su pasaje como a usted mismo. Tampoco hable por teléfono mientras conduce, ya que suele ser incómodo para el pasajero escuchar conversaciones personales mientras lo ve conducir con una sola mano. Evite sanciones y en lo posible cualquier tipo de distracción peligrosa: el teléfono es una de ellas. Mantenga sus papeles en regla y de preferencia su nombre y su foto a la vista, eso brinda seguridad.
- Pregunte la ruta preferida.- Cuando un pasajero aborda el taxi, tiene generalmente un destino fijo. Muchas veces ya se sabe a dónde se va y cómo se llega. Preguntar por dónde prefiere que se vayan es mucho mejor que decidir arbitrariamente la ruta. Si el pasajero ignora la ubicación del lugar, haga usted lo posible por tener a la mano una guía de la ciudad y decidir junto con su cliente el camino más corto. No maree a sus pasajeros con tal de dar más vueltas y hacer correr más el taxímetro, si usted conoce el rumbo, bríndele confianza y conduzca con la seguridad de estar ofreciendo un buen servicio. Si se está quedando sin gasolina, pregunte si no hay inconveniente en pasar a cargar antes, y ponga en marcha el taxímetro sólo cuando salga de la gasolinería. Si considera que no le va a alcanzar para llegar al sitio requerido, mejor no se arriesgue, y si por error o sin más remedio le toca algún congestionamiento vial, mantenga la calma. Un taxista debe estar preparado para abstenerse de tocar como desesperado el cláxon, y de murmurar o gritar improperios por no soportar este tipo de situaciones caóticas.
- Haga el intento por no conversar.-Puede que a usted le guste mucho comunicarse, pero tome en cuenta que no toda la gente está dispuesta a platicar en todo momento. Estudie la disposición del pasajero si usted quiere hablar, haga unos cuantos comentarios de rigor y si son fríamente contestados, significa que el cliente quiere pensar mientras viaja, leer o simplemente estar callado. Si el pasajero comparte su afición por platicar, o él mismo inicia la charla, dirija la conversación hacia algún problema de interés común. De preferencia no hable de su vida personal a menos que su pasaje se lo permita, y si es su cliente quien le habla de su vida privada, escúchele atento, y sea cuidadoso en emitir sus opiniones si éstas le son requeridas. Tampoco hable de religión, política y fútbol, debe saber que esos son temas escabrosos que causan conflicto muy fácilmente, pero si por casualidad se encuentra envuelto en una discusión de ese tipo, respete las creencias de la otra persona, o como quien dice "déle el avión", "por su lado". Usted no está para evangelizar, concienciar políticamente o convencer a nadie de lo que usted cree que es lo correcto, para eso hay otros espacios, si ese es su verdadero interés. Entendiendo eso, su charla será más amena y aprenderá mucho más de la vida si escucha más de lo que pretende hablar.
- Sea un buen conductor.- saber manejar implica muchas más cosas de las que usted se imagina: ser un buen conductor va desde saber llevar bien el volante hasta mantener una velocidad adecuada y tener presente en todo momento que usted está transportando seres humanos, no bultos de comida para perro. Recuerde que en su mayoría, quienes tomamos un taxi es porque llevamos prisa, así que piérdale el miedo a la calle y no maneje como abuelito con reumas, créame que es desesperante y no faltará quien le pida que aumente su velocidad porque se le hace tarde. Si eso sucede, acelere con moderación, nunca vuele ni rebase a menos que tenga la pericia necesaria para conducirse por la gran ciudad, y si es usted un aventurero arriesgado, tenga en cuenta que el pasajero puede agradecer su osadía si el tiempo es apremiante, pero también puede sentirse asustado si lo ve conducir como si en ello le fuera la vida. Avise lo que va a hacer y pida permiso, recuerde que aunque usted sea el dueño del coche, en ese momento está sirviendo a alguien más.
- Respete al pasajero.- ese es el punto crucial para brindar un buen servicio: no trate con demasiada confianza a alguien que apenas acaba de conocer, no importa la edad que sus clientes tengan, nunca les hable de "tú", ni les haga bromas. Si no se siente capaz de entablar una conversación amable sin que ésta suene confianzuda, mejor guarde silencio y hable lo indispensable. Créame que uno agradece más un conductor callado que uno que nos haga sentir acosados. En tiempos de inseguridad latente, un taxista que bromea, hace observaciones sobre nuestra belleza o hace insinuaciones sobre nuestro estado civil o laboral, provoca desconfianza y ganas de bajarse en la siguiente esquina. No ponga espejitos estratégicos para mirar los escotes y las faldas de las damas, no intimide con miradas por el retrovisor, no pregunte a quién van a ir a ver o quién los espera en casa. Eso es algo que no le incumbe a menos que tenga otras intenciones, así que realice su trabajo con decencia, no degrade el trabajo de los taxistas si lo que usted quiere es conquistar mujeres o delinquir. Si usted secuestra, viola y asalta, no es un taxista, es un criminal, y si no lo es, no se comporte como si lo fuera. Tampoco intente vender productos, es muy molesto, ni coloque trucos al taxímetro para que cobre más dinero, eso es reprobable.
Lo anterior entra en el nivel básico. Ahora que si usted quiere brindar un servicio de excelencia, ahí le van las siguientes recomendaciones:
- Tenga buenos modales.- Dé siempre los buenos días, las buenas tardes o noches cuando alguien suba. Si el pasajero no es educado y no contesta el saludo, no quedará usted como un descortés. Algunos pasajeros son tímidos, bríndeles confianza con un "Con mucho gusto", "Estoy para servirle". Son frases simples pero muy poderosas. Cuando alguien sabe que está en manos de alguien a quien le gusta hacer su trabajo, se siente mejor, más seguro, más relajado. Dé las gracias, desee buena suerte al despedirse. Hay algunos que se despiden con un "Dios le bendiga", tampoco es malo, es cálido y deja la sensación de haber tenido un buen viaje.
- Hable sobre el problema del cambio.- A la mayoría de los taxistas no les gusta cargar con mucho efectivo, debido a que también existe el riesgo de ser asaltados. Eso está bien, pero si es el caso, sugiera que le paguen con cambio, así el pasajero tendrá oportunidad de decir si va a pagar con un billete de alta denominación. En ese caso, ofrézcase a cambiarlo cuanto antes en cualquier tienda o gasolinera, así tendrá la certeza de que el eterno problema del cambio estará resuelto antes de llegar a su destino.
- Tenga atenciones.- Preocúpese por la comodidad y seguridad del pasajero. Prevenga que nadie pueda abrir por fuera el auto, sugiera colocarse el cinturón de seguridad, acomode los bultos en caso de haberlos, de forma que no caigan o lastimen a nadie, pregunte si debe cerrar la ventanilla porque el aire puede molestar, pida disculpas si no alcanzó a ver un tope y éste lo hizo brincar. Abra la puerta, ayude a bajar las cosas de la cajuela, brinde un servicio amable y con una sonrisa, le aseguro que la carga será menos pesada incluso para usted si tiene una actitud fresca y positiva. De esta forma, hasta los pasajeros más insufribles serán sólo eso: pasajeros.
- Mantenga limpio su automóvil.- No fume, resista el hábito, ahora que si ya es un vicio, pida permiso antes o hágalo cuando vaya solo, pero procure limpiarlo constantemente para que no guarde olores y siempre esté impecable. No hay nada más agradable que subirse a un taxi limpio, que huela bien. Seguramente le tocarán pasajeros inconscientes que embarren su auto de sustancias inimaginables: son los gajes del oficio, amigo, asúmalos con entereza y resuélvalos con dignidad. No se puede andar regañando a los pasajeros porque azotan la puerta o porque ensucian los interiores, si eso sucede, ponga una cara elocuente de disgusto, a veces eso es más que suficiente para obtener la disculpa del otro, y si así pasa, acepte la disculpa amablemente, no caiga en ser grosero, como sea, son sus clientes. Procure ser tolerante hasta donde se pueda.
- Escuche música tranquila.- o en su caso, las noticias. Nunca tenga música alocada o a un volumen estridente, créame que aunque a los pasajeros les guste el mismo tipo de ritmos que a usted, le agradecerán más que el volumen sea moderado y que la música incite a la calma y no al desorden. No cante a menos que vaya solo. No dé la impresión de que usted anda en su casa rodante y que uno es sólo un intruso de su comodidad. Tenga siempre presente que usted es un transportador, está sirviendo, no está haciéndole un favor a nadie, no se comporte como un patán que manda, sino como un servidor que complace. Si no le gusta ese trabajo, búsquese otro, se lo digo en serio.
En fin. Yo suelo ser una buena pasajera. Respeto al conductor y a su auto en el agradecimiento de que me están llevando cómoda, segura y con rapidez al lugar deseado, pero entiendo que existen otras personas que abusan de ese servicio, lo cual no quiere decir que por ello todos seamos iguales.
Por fortuna he conocido taxistas que cubren todas las características anteriores, pero por desgracia son muy pocos, la inmensa mayoría tiene un defectito que corregir, por eso quise contribuir con estos "Diez Mandamientos", para que si alguien sabe de alguien a quien le pueda servir, sea tan amable de hacérselo leer.
El servicio de taxi se está haciendo cada vez más necesario en las grandes ciudades como la mía, y no quisiera dejar de preferir viajar así, sólo porque los caballeros -y algunas damas conductoras- no se ponen bien las pilas y no realizan su trabajo como el cliente desea.
También invito a los demás usuarios, que me digan si se me pasó algo, podría ser de mucha ayuda para perfeccionar este decálogo, que podría ser un buen manual de cabecera para todo conductor de transporte público que se precie de serlo.
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sábado, 30 de mayo de 2009
Lo mejor de TV Azteca

sábado, 23 de mayo de 2009
Lo bueno de Televisa
